Con el nombre de Todos los Santos de la Nueva Rioja, bautizó Juan Ramírez de Velazco a la provincia de La Rioja.Son varios los recorridos que se pueden llevar a cabo por la provincia de La Rioja en los cinco días que propone esta Semana Santa…
El territorio alguna vez habitado por los diaguitas ofrece desde su capital hasta la ciudad más pintoresca, como es Chilecito, y desde el encuentro con las huellas del pasado en Talampaya hasta los pueblos de la Costa o los de la pre-cordillera. También se recomienda la Ruta de Caudillos y la Quebrada del Cóndor y del Señor de la Peña, Aimogasta y Famatina.
Aquellos que ven en la Pascua no sólo una posibilidad de descanso, sino también la oportunidad de acercarse a las tradiciones católicas, tienen la posibilidad de sumarse al culto al Señor de la Peña, una de las devociones riojanas que congregan a peregrinos de todas partes. Practicada en torno a un gran peñasco de aproximadamente 12 metros de alto, la festividad coincide con el Viernes Santo, cuando centenares de personas permanecen en vigilia a la luz de los fogones, aunque las visitas de los fieles se extienden durante todo el año.
Hoy es un centro de peregrinación. Sin embargo, se supone que ya los aborígenes adoraban a esta formación ubicada en la zona de la costa riojana, y que fueron ellos quienes llevaron allí a los españoles, los que interpretaron el fenómeno como una manifestación del Dios cristiano.
Talampaya y más. No sólo de religión vive el hombre, y si bien el ícono natural riojano es el Parque Nacional Talampaya, es en la ciudad de La Rioja o desde Villa Unión desde donde se pueden comenzar esta serie de travesías.
La Capital riojana, una de las más antiguas de país, esconde su rótulo de centro administrativo para mostrar que también tiene una historia para contar. Ese relato está unido a la labor de las órdenes religiosas y se plasma en las iglesias, como la Catedral de San Nicolás de Bari, donde se guarda celosamente una talla del santo en nogal, arribada del Perú en el siglo XVII, la de San Francisco o el templo de las Pardecitas.
Al salir de la ciudad se encuentra un remanso para los aventureros, como la Quebrada de los Sauces. Es sólo cuestión de hacer deportes náuticos en el dique del mismo nombre, elevarse con el viento en un parapente o tan sólo recostarse en una piedra para disfrutar del vuelo de los cóndores.
Hay otros lugares provinciales como la denominada costa riojana, al norte de la capital, formada por una cadena de pueblos, rodeadas de pinos, nogales y álamos, tras los cuales se esconden innumerables casitas al pie de las Sierras de Velasco. La recorrida se inicia en Las Peñas, con sus casas entre enormes peñones de granito.
Más allá, Aguas Blancas, antes de llegar a Pinchas, donde doña Frescura se hace famosa por sus tapices.
Aminga, Anillaco, Los Molinos, Anjullón y Santa Vera Cruz son los otros lugares plagados de expresión que plasma el sentir riojano dibujado en su territorio.
Fuente: Suplemento Diario La Voz del Interior