Ayer comenzaron los trabajos arqueológicos de recuperación del cementerio jesuítico que, según documentos históricos, se encuentra en uno de los laterales de la iglesia Nuestra Señora de la Merced, hacia la calle Juan Nieto. La intervención se llevó a cabo con la colaboración de especialistas de la Provincia de Córdoba, que a poco de cavar en plena calle hallaron restos humanos…
Según lo informado por Josefina Piana, subgerente de Patrimonio Cultural y Museos de la Agencia Córdoba Cultura, lo que se hizo ayer fueron dos calas, pequeñas excavaciones para obtener información primaria que contraste la documentación histórica. A una profundidad cercana a los 40 centímetros se hallaron restos óseos que corroboran que en ese lugar funcionó hasta principios del siglo XIX el cementerio jesuítico.
“Estimamos que esos restos fueron removidos al ejecutar la calle Juan Nieto, ya que los jesuitas enterraban a sus muertos a 1,80 metro de profundidad. En el futuro, esos restos no serán removidos: será una intervención superficial, destinada a generar un espacio verde en ese lugar”, explicó la funcionaria.
El objetivo último de la intervención es recuperar la imagen histórica más cercana posible a la del período jesuítico, para revalorizar el complejo que forma parte del Patrimonio de la Humanidad desde diciembre de 2000.
Los trabajos se realizaron en un marco de gran participación vecinal, ya que se iniciaron luego del acto en conmemoración por los 420 años de Alta Gracia. Los oradores del acto hicieron referencia a la importancia de conservar la historia cultural.
El estudio arqueológico se realiza con la autorización de la Comisión Nacional de Museos y Lugares Históricos. El arqueólogo Rodolfo Herrero, en representación de la Dirección de Patrimonio Cultural de la provincia, manifestó que están trabajando para verificar y contrastar la información de los documentos históricos con los restos que se puedan encontrar en el predio.
La identidad de los difuntos es un misterio a develar, ya que pueden ser desde padres jesuitas hasta esclavos negros o aborígenes que profesaban la fe católica. Al respecto, el padre Marcelo Siderides indicó que “es difícil saber quiénes son, pero lo que es seguro es que eran personas bautizadas”.
En el predio, situado sobre la calle Nieto, se comenzó con un sondeo taquigráfico del terreno. El trabajo consiste en la excavación de niveles de 15 a 30 centímetros, hasta el piso original y natural de la época de la Iglesia.
Los trabajos se llevan a cabo con herramientas adecuadas, entre ellas, espátula, cincel y cucharín, a fin de que toda pequeña información se conserve. Los hallazgos se datarán mediante documentos y fotografías. “No sólo los restos óseos humanos sino también los utensilios, lozas u ornamentos de la Iglesia. Todo eso conforma un valioso patrimonio cultural que queremos analizar, recuperar y proteger para siempre”, puntualizó el encargado de las obras.
No existe aún un plazo concreto para la culminación del trabajo ya que aún se hallan en niveles superficiales. El equipo de especialistas está integrado, entre otros, por un geólogo (Carlos Luna), un arqueólogo y dos operarios.
Lo que sí está definido es el destino de espacio verde para el viejo camposanto: un espacio de 28 varas de este a oeste (24 metros) por 19 varas (16 metros) de norte a sur, que en el pasado estaba rodeado por una pirca. La decisión, ya avalada por el Concejo Deliberante, supone la peatonalización de una vital arteria céntrica.
Fuente y Fotos: Diario La Voz del Interior