Brasil: maravillosa Maragogi

Las tranquilas playas de Maragogí invitan al descanso junto a un mar de aguas transparentes. Maragogí se encuentra en el nordeste de Brasil, en el estado de Alagoas. Destino ideal para quienes pretendan de sus vacaciones principalmente descanso y relax…

Sorprende la paz de este sitio, sobre todo si se piensa que está ubicado a poco más de 100 kilómetros de dos grandes urbes: Maceió, capital de Alagoas y Recife, en Pernambuco. Arribamos a Maragogí vía terrestre. Una combi previamente contratada nos trasladó desde Recife, donde aterriza el avión proveniente de Rosario. Al instante, el mar del lugar, con sus aguas de color entre azul y verde esmeralda, y sus arenas blancas y finas, nos maravilló.

Gozamos hondamente de nuestra estadía. Hicimos algunas excursiones imperdibles pero también disfrutamos simplemente caminando a lo largo de las extensas playas, con una sensación magnética por esas aguas calmas y cálidas, de un color turquesa alucinante, y en total sintonía con el resto del escenario natural: un cielo cuya belleza competía con la del mar, playas de arenas finas y blancas, muy extensas durante la bajamar -la cual varía según los días- los cocoteros detrás y de vez en vez, grupos reducidos de visitantes o "jangadeiros" pescando con sus redes, personas del lugar en sus típicas barcazas planas.

El encanto natural del sitio justifica su visita e invita a una distensión total. Para los más inquietos, se ofrecen diversas excursiones de ocho horas de duración promedio a lugares cercanos, como por ejemplo a las ciudades de Recife, Olinda, Maceió.

Optamos por visitar Porto de Galinhas, ciudad también pequeña aunque bastante más desarrollada que Maragogí y muy concurrida turísticamente. Porto de Galinhas tiene una hermosa costanera con pintorescos bares y restaurantes en donde pueden saborearse diversas comidas, principalmente a base de pescado.

También posee un valioso centro comercial muy bonito y bien dispuesto, en donde abundan los adornos y objetos aludiendo a la gallina, por ejemplo cestos de basura o cabinas de teléfonos públicos.

La playa de Porto de Galinhas es extensa y sus aguas también son templadas. Recibe mucho turismo más que Maragogí, tanto nacional como extranjero, y cuenta con importantes complejos hoteleros de categoría. Todo a lo largo de la playa los diferentes bares y restaurantes u hoteles plantan sombrillas y reposeras en donde uno puede instalarse cómodamente a pasar el día o un rato, a cambio de pocos reales o bien sin pagar especialmente por ello en caso que el consumo supere un cifra no importante de dinero.

Encontrándose más desarrollada turísticamente que Maragogí, los vendedores ambulantes pululan constantemente por la playa ofreciendo un gran número de objetos y manjares. Por ejemplo, langostas, queso a las brasas especie de brochette de queso que el vendedor quema con un brasero? con roquefort o miel, jugo de caña, choclos, coctails variados y por supuesto, todo tipo de artesanías.

Vale la pena visitar Porto de Galinhas cuando la marea está baja, no sólo para apreciar la extensión de sus playas sino porque a 500 metros de la costa aproximadamente se forman grandes piletas naturales con variedad de peces, todo gracias a la presencia de arrecifes.

Otro paseo que no se puede dejar de hacer desde Maragogí es Praia dos Carneiros, un sitio paradisíaco. Llegamos por la mañana y la extensión de la playa era sorprendente, nos recordó a un desierto y nos costó encontrar a lo lejos y tras unos amplios arrecifes, el mar.

Al pie de la playa de Praia dos Carneiros se halla una encantadora y pequeña capilla en donde suelen celebrarse casamientos, pues el ambiente es soñado. Caminos hasta allí y ciertamente pudimos comprobar la belleza de ese lugar, cuyos pisos llenos de arroz acreditaban algún casamiento reciente.

 

En Maragogí es obligado visitar las inmensas piletas naturales que se forman a 5 o 6 kilómetros de la costa. A diferencia de Porto de Galinhas, en Maragogí el paseo es más importante y requiere el traslado mar adentro por medio de una embarcación.

El lugar está preparado para su atracción más característica, a punto tal que allí, en el medio del mar, existen "fotógrafos acuáticos" que ofrecen sus servicios y que incluso llevan una faja en sus piernas con comida para los peces a fin de que la foto sea la más vistosa.

Hay que ser cautos ante la presencia de erizos por lo que se aconseja usar ojotas, aunque si se camina con cuidado no hay inconveniente.

Las tranquilas playas de Maragogí invitan al descanso junto a un mar de aguas transparentes.

Fuente: Suplemento Diario La Capital por Alejandra Algarra

 

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