En su libro de viaje Ernesto Guevara cuenta que quedó cautivado por los paisajes patagónicos, especialmente el de San Martín. Enmarcada por las montañas, el lago Lacar y la pintoresca ciudad de San Martín de los Andes,…
La Pastera museo del Che, es una alternativa distinta para conocer la vida y el pensamiento de este mítico personaje y porque no, sentirse parte de un viaje que comenzó como una aventura y en su camino, delineó los pensamientos de este líder revolucionario que cambió la historia latinoamericana para siempre.
Argentina lo vio nacer pero no hacerse hombre. Tuvieron que pasar 50 años para que hoy con alegría se pueda celebrar la apertura y sobretodo la lucha por la conservación de este edificio original que data de 1946, y que supo albergar en su interior, nada mas y nada menos al Che; uno de los pocos espacios del país que puede ostentar esto. Teniendo como telón de fondo los 80 años de su nacimiento, y en un deseo por recordar su memoria y su pensamiento, la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) inauguró en junio pasado "La Pastera", Museo del Che. El acto de apertura contó con la presencia de Aleida Guevara March, hija del Che, lo que confirmó el fuerte respaldo de la familia Guevara, al museo.
Sobre la esquina de Roca y Sarmiento, pleno centro de la hoy turística San Martín de los Andes, ejercicio de imaginación mediante, no resulta difícil evocar a estos dos jóvenes arribar a esta aldea, allá por fines de enero de 1952, tan diferente a la actual.
Manos amigas
Fueron los trabajadores del Parque Nacional Lanín quienes tendieron "una mano" solidaria a aquellos jóvenes de entonces, Ernesto Guevara de la Serna y Alberto Granado, en su primer viaje por nuestra entrañable Latinoamérica y les permitieron alojarse en la llamada "Pastera" (lugar donde guardaba el pasto).
Será por la irresistible combinación de madera y piedra, o por la cálida presencia de este líder memorable pero La Pastera resulta una parada obligada para todo visitante de cualquier parte del mundo que arribe esta ciudad del sur y sin duda invita a entrar.
Ya desde el ingreso se aprecia la voluntad estética de conservar ese espíritu de mediados del siglo pasado, con un expendedor de nafta similar al que estaba ubicado en La Pastera cuando Guevara y Granado eligieron este lugar para pasar la noche. El galpón que supo alojarlos, está reciclado con parámetros de museología y arquitectura moderna.
En la puerta nos recibe un completo sector de librería, único espacio construido íntegramente a nuevo, que ofrece joyas de colección: materiales, publicaciones, fotos y libros editados por el Centro de Estudios Che Guevara de La Habana, Cuba. En la sala principal, los paneles dinámicos e informativos recrean la vida del líder revolucionario, con una biografía ágil, acompañada por fotografías inéditas.
Los paneles temáticos que completan la muestra nos acercan la visión del Che sobre los trabajadores, la juventud, su concepción del hombre nuevo, Fidel Castro, la familia. Cálidos y precisos a la vez, los textos van sumergiendo al visitante en su apasionante historia de vida.
Un lugar especial
Ese andar por su obra y pensamiento es lo que hace que este museo en realidad poco a poco vaya convirtiéndose para quien lo visita, en un lugar en donde la esencia ideológica y su constante presencia en los cambios sociales, lo sigan proclamando uno de los personajes más respetados y valorados a nivel mundial.
Otra forma de navegar por la vida del Che es a través del multimedia, producido por ATE. Entre escritos, videos, música y fotografías, se destaca el audiovisual institucional que muestra, además, la historia del Museo.
Otro soporte informativo es una pantalla de plasma donde se reproducen en forma permanente audiovisuales, discursos y entrevistas. No es inusual encontrarse con grupos de chicos que pasan su horas fuera de la escuela frente a esta pantalla, acercándose un poco más al "Che".
La ayuda visual, en donde se puede ver al Che Guevara en medio de discursos multitudinarios hablando no tanto como un referente político, sino como un ciudadano más, es un punto que hace de este lugar algo diferente; ya que aquí su historia es narrada por sus mismas palabras, sus cartas, sus escritos y por su familia. Un poco de intimidad e identificación con este personaje, que como todos nosotros, muestra su lado humano.
El recorrido, que también cuenta con un homenaje a los desaparecidos durante la dictadura militar, termina en el entrepiso de la sala donde se puede observar una ambientación con fardos de pasto, espacio original donde durmieron Guevara y Granado en el verano de 1952.
Con la llegada del calor, múltiples actividades se desarrollarán al aire libre en el anfiteatro exterior que da por finalizada la recorrida.
"La Pastera, museo del Che" no es un museo más. Es un refugio para la historia, el análisis y la reflexión sobre uno de los personajes más emblemáticos de la historia, que todos nombramos, pero no muchos conocemos.
Fuente: Suplemento Diario La Capital
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