TERCERAS JORNADAS INTERNACIONALES DE CALIDAD DE LECHE

En las Terceras Jornadas Internacionales de Calidad de Leche (JICAL III), organizadas por la Asociación Pro Calidad de la Leche y sus Derivados (APROCAL), se expuso el “Plan Estratégico de la Cadena Láctea Argentina”, un desafío para comprender los cambios globales con visión de largo plazo y definir las mejores estrategias colectivas…

La iniciativa de trabajar en el desarrollo de un Plan Estratégico al 2020, implica consensuar cuáles son los cambios a los que está sometido el sistema y cuál es la visión, misión, objetivos, valores y estrategias de la Cadena Láctea Argentina, integrada por unos 240 tamberos de todas las regiones productoras que buscan generar los espacios sociales para el desarrollo sectorial.
 
El Ing. Agr. Gustavo Mozeris, brindó la Conferencia “Plan Estratégico de la Cadena Láctea Argentina. Las construcciones sociales y la búsqueda de competitividad” que se realizó durante las Terceras Jornadas Internacionales de Calidad de Leche (JICAL III), organizadas por la Asociación Pro Calidad de la Leche y sus Derivados (APROCAL), oportunidad en la que presentó los alcances y características del trabajo.

En principio, el Plan Estratégico, contempla un análisis de los escenarios futuros para la lechería mundial, partiendo de la realidad actual. Luego, apunta al diagnóstico, caracterizado por las fortalezas y debilidades internas y por el ambiente externo (oportunidades), para definir el proceso de planeación estratégica.
 

En virtud de que urge encontrar acuerdos para incrementar el capital social, y partiendo de que la capacitación, intercambio y generación de conocimiento tienen por objetivo mejorar la competitividad de la cadena, la clave de este Plan Estratégico pasa por un mayor compromiso individual y más idoneidad, como forma de enfrentar los cambios del mercado.
 

La visión de quienes integran la Cadena Láctea acerca del escenario futuro, advierte que la oferta mundial variará en función del precio internacional de los comodities, que se presentan como una tendencia favorable, pero con una alta volatilidad. Además, hay más incertidumbre, y el alza de la oferta surgirá de los países que no subsidian, con bajos costos de producción.
 
Otro factor importante es el aumento del costo de oportunidad de la tierra. El alto precio del petróleo y el crecimiento del consumo de biocombustibles tendrán gran impacto en la producción láctea, por la competencia en la demanda de tierras destinadas a maíz, soja, y otras fuentes de bioenergía, y por los desequilibrios en la oferta y demanda mundial de granos. En este esquema, cultivos como la soja funcionarán como complemento económico del planteo de producción lechera.
 
Al hacer una proyección, sostienen que los países "protagonistas" del comercio mundial serán aquellos que posean una cadena de producción de lácteos competitiva, con presencia en el mercado internacional y con reglas claras desde el estado. Además, deberán estar en condiciones de soportar las condiciones de volatilidad, competitividad y ser tomadores de precio. En tanto, la oferta total de lácteos continuará con su tendencia actual de crecimiento lento pero sostenido.
 
Desde el punto de vista de la demanda, los principales cambios en volumen, se generarán en los países en desarrollo vinculados con el mercado de comodities. Los productos con mayor valor agregado se seguirán posicionando con más innovaciones en los países desarrollados, donde crecen las preferencias del consumidor por alimentos de mejor sanidad, calidad, de servicios, de certificaciones de origen y procesos, de aspectos ambientales y de bienestar animal.
 
Por su parte, la biotecnología, permitirá desarrollar sistemas más eficientes, potenciando la tecnología de insumos. En nuestro país, la escasa inversión en investigación y desarrollo en áreas como semen sexado, marcadores genéticos, forrajeras resistentes a salinidad, sequía o inundación, perjudicaría la competitividad de la actividad versus la agricultura.
 
Otras tendencias referidas a aspectos generales del consumo, están vinculadas con un proceso de cambio de la dieta de la población (reemplazo de comida de baja calidad nutricional, por comida sana y alimentos funcionales/light), el crecimiento de lácteos inmunológicos para la población infantil, las exigencias de bienestar animal y el cuidado del medio ambiente.
 
En la actualidad, el complejo lácteo de la Argentina se caracteriza por una estructura primaria formada por 11 mil 168 tambos (SENASA, 2008) localizados en diversas cuencas lácteas, una industria procesadora estratificada, con pocas empresas grandes y centenares de pequeñas y medianas firmas que totalizan 848 plantas, y un sector de distribución minorista concentrado en las cadenas de hiper y supermercados que canalizan el 30 por ciento de los productos lácteos, y comercios de proximidad y autoservicios pequeños que comercializan el 70 por ciento restante.

El sector lácteo ocupa el tercer lugar dentro de las industrias de alimentos y bebidas. En 2007 participó del 17 por ciento del PB del sector alimentario, aportó el 3,9 por ciento del PBI de bienes, el 1,5 por ciento del PBI nacional, el 6,2 por ciento del empleo agroindustrial y el 1,7 por ciento de las exportaciones argentinas.
 
Durante el período 1986-2005 se redujo casi en 50 por ciento el número de tambos, cayó un 30 por ciento el rodeo lechero y aumentó casi 50 por ciento la producción de leche. Este salto productivo se complementó con una mejora en la calidad de la materia prima y una expansión de la inversión industrial. En ese mismo período, la inversión extranjera y local, alcanzó casi dos mil millones de dólares. La radicación de nuevas empresas y la ampliación de la capacidad instalada, principalmente para la elaboración de leche en polvo, fueron el destino de dichas inversiones.
 
En el contexto actual, cobran relevancia aspectos como la alimentación, con el objetivo de aumentar la oferta forrajera, su calidad y manejo eficiente; la reproducción, en particular la inseminación artificial que permitiría eliminar enfermedades y lograr un progreso genético; y la calidad de producción de la leche (condiciones higiénico-sanitarias de elaboración y conservación).
 
En síntesis, el Plan Estratégico para la Cadena Láctea Argentina, busca lograr una lechería competitiva, en desarrollo permanente y con sustentabilidad económica, social y ambiental, para abastecer a la Argentina y al mundo. Su misión es constituirnos como proveedores confiables, competitivos e innovadores de productos lácteos de calidad, satisfacer de forma adecuada y permanente el mercado, y consolidar un marco institucional que articule estrategias de crecimiento.
 
Una lechería competitiva, apunta al objetivo de llegar a producir 18 mil millones de litros de leche cruda por año y ser uno de los cuatro principales países exportadores del mundo. Desarrollo permanente implica mayor diversificación y agregado de valor a los productos vendidos al exterior, el incremento de la productividad global, y destinar recursos públicos y privados a la investigación, desarrollo y extensión, además de generar un aumento del 10 por ciento del consumo per cápita.

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