Perú: desde Urubamba a Machu Pichu

Dejarse llevar suavemente por el movimiento de las curvas del camino y entregarse al universo cósmico andino. Cada pueblo que aparece sobre la ruta es un volver a la tierra antigua. El río Vilcanota, que desde Pisac cambia el nombre por el de Urubamba, va abriendo un surco que riega y fertiliza los sembradíos. Y en cada rincón hay un rostro que refleja el noble espíritu campesino. Estos son algunos lugares que hay que conocer si uno se aloja en Samana Wasi en la provincia de Urubamba… Samana Wasi

A tres kilómetros de Urubamba, capital de la provincia arqueológica, se encuentra Samana Wasi, que significa “casa de descanso” y allí vive con toda su simpleza el escritor Antón Ponce de León Paiva y su mujer Regia, que desde hace unos treinta años han entregado su vida al servicio cuidando amorosamente una gran familia de niños y ancianos. En este lugar inmerso entre montañas se puede compartir sabiduría ancestral, serenidad y la alegría que le aporta al mundo el accionar por el otro.

Patacancha

Poblado de altura, situado a media hora de Willoc a 3.915 metros sobre el nivel del mar (msnm). Bien alto, cerquita del cielo, están las viviendas y mas allá la escuela rural, que es el centro de vida de los cerros, fundada en 1972.

   La cuenca de Patacancha está bañada por el río del mismo nombre, la misma que dota de recursos alimenticios a los habitantes. En la actualidad se está intentando sembrar truchas en piscigranjas que junto a las huertas orgánicas constituyen un fuerte emprendimiento social y económico.

   La escuelita de Patacancha brinda una educación intercultural bilingüe. Está equipada con seis aulas, una dirección, una biblioteca, sala de cómputos, albergue escolar, invernadero, una piscigranja y la vivienda del maestro.

Maras

Es un pueblo salinero que está sobreviviendo en la actualidad por la extracción de sal y el movimiento que generan los viajeros con ganas de vivenciar costumbres y tradiciones andinas. Es un paisaje de terrazas blancas recostadas en la montaña de Qaqawiñay, con más de 4.000 pozos que se llenan de agua que al condensarse se transforman en sal. Esta se extrae en forma artesanal como lo hacían los originarios trabajadores desde el incanato y tiempos virreynales. Saber que este oficio tan sacrificado fué salvado de la privatización y que hoy sigue formando parte del sustento para muchas familias contagia esperanza.

Moray

Sorprende aún mas esta comunidad ubicada a siete kilómetros de Maras. El nombre está relacionado al maíz y por su forma de anillos concéntricos parece un gran anfiteatro. Son andenes circulares a modo de ”mandalas”, construidos sobre muros de contención rellenados con tierra fértil y regados mediante complejos sistemas de irrigación utilizados como terrazas que reproducían las condiciones climáticas de diferentes zonas ecológicas del Imperio Inca.

   Aquí se adaptaban los cultivos, más de 250 especies vegetales. Eran grandes bancos de semillas que se seleccionaban y cuidaban para asegurar alimento todo el año a las distintas tierras que constituían el Tawantisuyo (cuatro regiones que veneraban al Sol). Es un magnífico escenario donde se han hecho también ceremonias y rituales. En nuestros días se reúnen los comuneros para el Moray Raimi, donde se celebra la fiesta del maíz .

Aguas Calientes

El Valle Sagrado se va estrechando en forma de cañón a partir de Ollantaytambo, y el trayecto para llegar al pueblo de Aguas Calientes se hace únicamente por tren. Esta localidad es la base del Machu Pichu, ahí todo es movimiento. Tiene una importante feria comercial y artesanal, se mezclan aromas y sonidos con el de diferentes idiomas, porque es el paso previo a la meca de los viajeros.

   Posee pequeños hoteles, restaurantes y pubs con una pintoresca plaza, pequeñas calles con pasadizos, puentes colgantes y pasarelas. Si se tiene la suerte de llegar cerca del 16 de julio, va a ser muy bienvenido a la fiesta, porque se celebra el día de Nuestra Señora del Carmen que dura casi una semana. Bajan de los parajes hacia la Iglesia promesantes y comparsas con estandartes para rendirle honores de bailes, máscaras, ritmos, instrumentos y cascabeles a la “Virgen Carmela”, también patrona de la música criolla peruana.

Cascada Mándor

Si se tiene ganas de caminar y encontrarse con una rica biodiversidad de selva alta tiene que caminar una hora aproximadamente por las vías férreas. De esta forma se llega a la cascada Mándor, donde estuvo Hiram Bigan la noche anterior al descubrimiento de la ciudadela Inca en 1911. Es un salto de agua fresca, uno de los escondites más bonitos cercanos al Machu Pichu.

   La vegetación forestal está representada por especies madereras como el cedro, romerillo y laurel, orquídeas, bromelias y helechos arborescentes. La fauna también es abundante. Se destacan especies exclusivas de la zona como el oso de anteojos, oso andino y el venado enano. Existen muchas otras especies de mamíferos, como el puma, zorro, nutria de río, tanka taruca, el gato montés y el hurón. Lagartos, ranas, mariposas y colibríes hacen de Machu Pichu un lugar donde nos hacemos uno con la naturaleza. En medio de las orquídeas y cataratas, de la neblina y los caminos de piedra, yacen las ruinas.

   Dormir en Aguas Calientes puede llegar a ser un sueño cumplido, tomando previamente un merecido baño en las aguas termales. Descansar al pié del Machu Pichu, reponer energías y al día siguiente ingresar al Parque durante el amanecer, contemplarlo con tiempo, despacio, con las diferentes intensidades de luz del día es una propuesta muy interesante que se merece un capítulo aparte.

Fuente: Suplemento Diario La Capital

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