Una provincia por descubrir y un paisaje para el asombro con cráteres, campos de lava y formaciones geológicas de difícil clasificación.San Fernando del Valle de Catamarca.El camino hacia la Puna catamarqueña es realmente largo. Desde la capital provincial son casi 500 kilómetros por rutas que llevan a bajar primero hacia La Rioja para luego volver a ingresar en Catamarca, y que en el trayecto va dejando campos de olivares que dan vida a decenas de pueblos perdidos en medio de la Cordillera…
También es recto, tan recto que luego de superar los primeros tramos con curvas se torna de una monotonía que por momentos adormece.
Y a medida que se avanza y que asciende en la 4×4 (cualquier otro tipo de vehículo difícilmente pueda soportar la dureza del off road que se debe hacer para llegar muchos de los lugares), el paisaje va cambiando de forma inusual. El valle se va elevando hasta convertirse en un seco cañón a 2500 metros de altura que, a su vez, enseguida se cubre de vegetación rústica, para luego volver al verde de los vergeles. En uno de ellos está Hualfín, pequeña localidad que de alguna manera marca la entrada a la Puna. Hualfín posee el encanto de los pueblos cordilleranos de gente amable y y ritmo cansino.
Tras dejar Hualfín, a los pocos kilómetros aparece una enorme duna recostada sobre uno de los cerros. El paraje, conocido como Cuesta de Randolfo, tiene un significado especial para los lugareños: es donde se venera a la Difunta Correa. Y, se quiera o no, todos hacen aquí una escala obligatoria.
Continuando hacia el Norte, unos 50 kilómetros más adelante aparece Laguna Blanca. Declarada Reserva de Biosfera por la Unesco es una enorme pampa de terreno semifértil en la que pastan miles de vicuñas y burros silvestres, y en la que se cuela una amplia zona de tierra esponjosa cubierta de turba y que sirve de margen para el espejo de agua. La laguna Blanca no sólo tiene la particularidad de ser de agua salitrosa, sino que además alberga una de las colonias de flamencos rosados más grande del mundo, que se muestra en todo su esplendor entre septiembre y marzo, y que suelen estar acompañados por otros centenares de aves.
"Para nosotros, esta zona es especial. Aquí la vida se manifiesta y la tierra da. Por eso es aquí donde honramos a la Pachamama", dice Rolando Liquín, nuestro guía, y hace referencia a la colorida celebración que se realiza acá cada 1º de agosto. Claro que ésta no será la única referencia que hará a la Madre Tierra ni será el único lugar donde le haga una miniofrenda, en un ritual que implica agua, hojas de coca, piedras y profundas tradiciones, y al verlo, uno no puede dejar de sorprenderse al comprobar cómo en estos parajes donde parece que nada puede sobrevivir, la tierra, como dice Rolando, da; pese a la altura, pese al clima, pese a la aridez.
Hay que recorrer otros 65 kilómetros para llegar al próximo poblado, El Peñón. Con escasa infraestructura, es el único asentamiento entre Laguna Blanca y Antofagasta, y un buen lugar para tomar como base. Rústico, acogedor, sus calles anchas, sus viviendas de adobe y sus sencillos jardines agrupan apenas a poco más de un centenar de pobladores de una cordialidad inigualable. Además, desde el costado del cementerio local, sobre el cerro, se tiene una impresionante vista de la región, considerada como una de las menos contaminadas del planeta.
Saliendo de El Peñón, siempre hacia el Norte, y tras una media hora de ruta y otros sesenta minutos de rápido avance por una amplísima pampa de arena y sal, extrañas formaciones rocosas aparecen a la vista. La zona, conocida como Campos de Piedra Pómez, es un verdadero hallazgo y es uno de los tesoros de la Puna catamarqueña. Con extrañas e intrincadas formaciones de roca rosada, ocre y amarilla que superan los 50 metros, el campo semeja un paisaje extraplanetario y, de hecho, es imposible evitar la comparación con algunas de las imágenes que se ven en La guerra de las galaxias ?
Producto de la actividad volcánica, su vastedad permite imaginar la tremenda fuerza con la que se produjo la explosión que lo generó, la cual, según los expertos, puede compararse a una detonación nuclear. Lo más extraño es que cada una de las formaciones parece colocada en un lugar preciso, como para conformar un paisaje equilibrado.
"Todo aquí es distinto a lo visto. No por nada esta parte de la Puna es considerada como el laboratorio de geografía planetaria más importante del mundo, ya que al alcance de la mano hay testimonios del avance y los movimientos de la Tierra durante millones y millones de años", explica Rolando.
El regreso a la ruta guarda una última sorpresa: apenas desviándose hacia el Oeste, aparece una zona de inmensas dunas, algunas con más de 100 metros, en las que bajar en sandboard es casi una obligación. Son las Dunas Blancas y el nombre no podía estar mejor puesto; ese inmenso mar de arena es de una claridad deslumbrante.
Colores y quebradas
El camino lleva hacia Antofagasta de la Sierra. Son poco más de 60 kilómetros de paisaje incomparable, en el que los colores van cambiando mientras la geografía va pasando de la pampa llana y árida del desierto a los abruptos picos con campos negros que se extienden por kilómetros.
"Hay más de 220 volcanes en la zona que en su momento tuvieron muchísima actividad. El resultado son todas estas formaciones que no sólo llaman la atención por sus formas, sino por su composición -comenta Rolando-. No hay sitio en el mundo con esta cantidad de volcanes ni que muestre tan claramente las huellas de la actividad. Acá está todo a la vista."
Cráteres rodeados de arena y campos de lava emergen por decenas. Entre ellos, sobresale el Antofagasta. Y subirlo es un verdadero desafío no tanto por la complicación técnica que implica la trepada -no es sencilla, pero tampoco impracticable-, sino porque a esta altura, cerca de los 4000 metros, el oxígeno escasea. Y esa carencia se hace sentir y mucho, y pone a prueba la capacidad física de cualquiera. "Suban despacio, de a un paso por vez", se le escucha decir a Rolando. El esfuerzo vale la pena: la vista desde la cima es simplemente impresionante, con la laguna Alumbrera y sus extensos campos verdísimos al pie, las zonas de los salares enfrente y la aridez del desierto interminable rodeándolo todo.
El final del recorrido lleva a Quebrada Seca, profunda grieta en la tierra colorada que atesora un pequeño vergel verde en su cañón, a pocos kilómetros de Antofagasta de la Sierra. Centro de vida para las especies animales, durante siglos el sitio sirvió de refugio para los aborígenes que habitaron aquí. Las cuevas que la rodean atesoran petroglifos y pinturas rupestres que muestran que, de una u otra forma, aquí la tierra da.
Por Diego Cúneo
Enviado especial
Foto: Julián Bongiovanni
Datos útiles
Cómo llegar
Aerolíneas Argentinas tiene vuelos de lunes a sábado a San Fernando del Valle de Catamarca. El costo del ticket de ida y vuelta con impuestos parte en los 763 pesos.
Dónde dormir
En San Fernando: cerca de la capital, el Hotel de Montaña La Aguada es una buena opción para quienes buscan algo más que alojamiento, ya que ofrece actividades en un entorno privilegiado. El precio por noche, con desayuno, es de $290 por habitación doble. Informes por el (03833) (15) 36-5722; por e-mail a info@la-aguada.com o en la Web www.la-aguada.com
En Hualfín: la hostería Cacique Juan Chelemín ofrece habitaciones confortables con servicios básicos. El precio de la doble por noche, con desayuno, es de $ 120, mientras que la triple cuesta 150. Informes y reservas por el (03835) 47-7001 o por e-mail a hualfin_muni@hotmail.com o rodoturevt@gmail.com
En El Peñón: con una infraestructura bastante limitada, la hostería La Pómez ofrece habitaciones dobles entre $ 130 y 150 la noche, con desayuno. Informes, (011) 5254-8762, interno 708762.
Qué hacer
Muchas son las opciones para conocer la zona. La empresa Socompa Puna Adventure Travel organiza todo tipo de recorridos por la provincia y se especializa en tours por la Puna catamarqueña. Cuenta con infraestructura muy moderna y actualizada, y se puede contactar por el (0387) 422-8471; por el correo info@socompa.com o en la Web www.socompa.com
En Internet
www.turismocatamarca.gov.ar