Guadalajara, auténticamente mexicana,a 500 kilómetros del D.F.

Tequila, mariachi y charrería. Durante un viaje de una semana no hubo persona a la que se le haya pasado por alto contar que los símbolos de la mexicanidad eran originarios del estado de Jalisco. Una suerte de orgullo patriótico de los habitantes de una ciudad que no es de las más turísticas del país, pero sí, qué duda cabe, de las más mexicanas…

Porque como buenos representantes de los distintivos del país, el tequila se consume a toda hora, en margaritas o caballitos (shots), casi como si fuera agua. También se usa en la cocina en platos que salen al tequila, en postres y bombones. Y la Ruta del Tequila sumerge entre destilerías y campos plantados con agave.

Las serenatas de un mariachi frente al balcón de la mujer amada para pedirle casamiento o simplemente como agasajo de un aniversario siguen tan vigentes como antes. «¿Cómo tu marido no te pidió casamiento con un mariachi?», me preguntaron con asombro, como si no existiera otra forma de hacer una propuesta matrimonial.

Los mariachis se reúnen precisamente en la plaza de los Mariachis (Calzada Independencia y Javier Mina), en el centro, para ofrecer sus servios y negociar la tarifa con los clientes, durante todo el día. Hay para todos los presupuestos: los que quieren impresionar deben pagar 300 dólares por una buena serenata, pero también se consigue por 140.

Y además se los ve en bares y restaurantes, con la guitarra a cuestas y el traje típico, ofreciendo un Cielito lindo al paso. Cuando los comensales aceptan, el resto de la banda, desperdigada, rodea la mesa y se convierte en el centro de atracción. Cantan con el alma, mirando fijamente a la mujer a la que va destinada la canción y con el orgullo de seguir con una tradición de años, que en muchos casos se fue pasando de abuelos a padres y nietos.

Guadalajara, a 535 kilómetros del Distrito Federal, es la segunda ciudad del país, con seis millones de habitantes. Y aunque recibe 3.800.000 visitantes por año, el 80% llega por negocios o para asistir a ferias, congresos y convenciones.

«También buscamos fortalecernos como destino de turismo salud, específicamente en cirugías plásticas, otorrinolaringología y oftalmología», comenta Luis Felipe Nuño Ramírez, director de turismo de la ciudad.

Es más probable que se llegue a visitar la Feria del Libro o la Exposición del Calzado, que se realizan en el gran centro de exposiciones Expo Guadalajara, el más grande de México, que en plan de vacaciones. Pero en cualquiera de los dos casos vale la pena dedicarle unos días para vivir un México bien folklórico.

La ciudad está en plena obra, con remodelaciones de calles y estadios nuevos, para recibir en 2011 los Juegos Panamericanos. Por estos días comienzan las Fiestas de Octubre, donde todas las noches hay p alenque en el auditorio Benito Juárez, con riñas de gallos y shows de artistas. Es la gran fiesta de los tapatíos, como se llama a los nacidos en Guadalajara. Cuenta la historia que cuando llegaron los españoles escucharon a los aborígenes que decían permanentemente tapatl, unas semillas de cacao que usaban como moneda. Como no entendían qué era los bautizaron tapatíos.

 

 

Arte en murales
Un buen comienzo para recorrer la ciudad es por el centro histórico, todavía adornado con los colores nacionales, después del mes patrio. A la catedral la rodean cuatro plazas, y las calandrias (nuestros mateos) esperan para dar una vuelta.

Entre los edificios por visitar no se deben saltear los que tienen los impresionantes murales de José Clemente Orozco, uno de los grandes muralistas de México, junto con Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros. En Guadalajara se expone la mejor obra de Orozco, que hace referencia a la historia del país y el resto del mundo.

Al Palacio de Gobierno se puede entrar sin inconvenientes. En uno de los descansos de una escalera de este edificio del siglo XVIII se destaca un mural tríptico con el padre Miguel Hidalgo, sacerdote criollo que inició la revolución, con la antorcha de la libertad en mano en el centro. En el ex-congreso del Palacio se ve otro de los frescos de Orozco, también protagonizado por Hidalgo, llamado Los c onstituyentes.

Pero sin duda, la obra cumbre está en el Centro Cultural Cabañas, a ocho cuadras donde Orozco se luce con más de 50 murales, entre ellos, El h ombre de fuego, en una de las cúpulas de lo que fue una antigua capilla, que cambia de posición según el lugar desde el que se lo mire.

A una cuadra vale la pena darse una vuelta por el Mercado de San Juan de Dios, aunque no se tengan que hacer las compras. En este enorme edificio de tres pisos se vende todo lo que uno se pueda imaginar.

«Aquí están los precios para el pueblo -asegura Oscar González Padilla, uno de los puesteros con más de 20 años y guía espontáneo-. Hay más de 3000 locales y trabajan alrededor de 10.000 personas. Es lo más representativo de la ciudad, por eso ahora que va a cumplir 50 años queremos recibir a turistas y ofrecerles recorridos gratuitos», comenta, mientras muestra el sector de cueros.

Porque además de los sectores sobre frutas, verduras y carnes hay cientos de puestos con sombreros mexicanos, trajecitos de ropa típicos que sacan a las madres de apuros para los actos de colegio, artesanías, juguetes de madera, pócimas para el amor, dulces y remeras.

Si llega la hora del almuerzo hay un gran patio de comidas con todas las especialidades tapatías. Entre los puesteros que cocinan y las mesas nunca falta una guitarra y un cantante de ocasión que le da aún más vida al lugar.

Fuente: Suplemento Diario La Nación/Por Andrea Ventura
Enviada especial

Tacos, moles y chiles
La gastronomía tapatía es fuerte, contundente, con sabores definidos y mucho picante. Las variedades de chile -de los extremadamente picantes como el habanero a los tal vez un poco menos, pero picantes de todas formas- son inmensas. El plato más representativo es la birria (carne al horno con una salsa), y uno de los mejores lugares para comerlo, el Mercado de San Juan de Dios. Una visita a la ciudad no será completa si no se conocen algunos de sus restaurantes más renombrados.

La Tequila. Se especializa en cocina autóctona con platos como chinicuiles (gusanos) y escamoles (huevos de hormiga), que se comen en tacos. Da un poco de impresión, pero son muy sabrosos y también costosos. La sugerencia del chef es el chile en nogada y de postre, el strudel de guayaba. Plato promedio, 15 dólares (Av. México 2830).

La Fonda de San Miguel Arcángel. Es un antiguo convento en el casco histórico de la ciudad, con una decoración colorida y ambientada con aves que cantan permanentemente desde sus jaulas. Se especializa en cocina gourmet mexicana. Plato promedio, US$ 10 (Donato Guerra 25).

Casa Bariachi. Un restaurante con shows permanente de mariachis, danzas y juegos donde participa el público. El elegido por los tapatíos para festejar cumpleaños y despedidas. La comida es muy sencilla, pero los espectáculos son divertidos. Una parrillada para dos, 14 dólares (Avda. Vallarta 2221).

Santo Coyote. Un gran salón, con espacios abiertos y varios niveles. Ofrece shows de danzas folklóricas y mariachis, y gastronomía de primer nivel. Plato promedio, 13 dólares (Lerdo de Tejada 2379).

Casa Fuerte. Es una antigua casona con platos coloniales y prehispánicos, música en vivo y tarifas moderadas (Independencia 224, Tlaquepaque; de 12 a 21).

Datos útiles
Cómo llegar

Aeroméxico vuela tres veces por semana a Ciudad de México. Con conexión a Guadalajara, tarifa desde US$ 1500. Mexicana y Aerolíneas tienen vuelos diarios al Distrito Federal

En el aeropuerto de Guadalajara Aeromexico ofrecen traslados gratuitos hasta el centro.

Traslados

Desde el aeropuerto, un remise hasta el centro cuesta 14 dólares.

Un pasaje en transporte público, US$ 0,20. Funciona de 5.30 a 23.30.

Paseos

Tapatío tour. Los colectivos turísticos ofrecen dos recorridos y se puede bajar y subir cuantas veces se quiera. De lunes a viernes, US$ 5,50; sábado y domingo, 8.

Instituto Cultural Cabañas (calle Cabañas N° 8, Plaza Tapatía, Centro), entrada US$ 7.5. Domingo, gratis.

Dónde dormir

La ciudad cuenta con una gran capacidad hotelera (alrededor de 20.000 habitaciones) y variedad de alojamientos de diferentes tarifas.

Los que buscan atención personalizada y sentirse como en casa pueden alojarse en el hotel boutique Villa Ganz, antigua casona reciclada con buen gusto. Tarifa desde US$ 170 la habitación doble, con desayuno. López Cotilla 1739 (005233 3120-1416). www.villaganz.com

En Internet

http://vive.guadalajara.gob.mx

Deja una respuesta