Un articulo imperdible. Mas alla que el turismo no tiene fronteras,la mirada del columnista es profunda y aguda. Se la recomendamos.Escrito por Jorge Tramón.»Debemos mirar con atención la integración con Argentina. Recuerde que algunos de nuestros compatriotas viven muy aislados y han tenido que recurrir al vecino país para satisfacer sus requerimientos mínimos…
Un caso que debemos mirar con atención es el de la integración con Argentina, el cual nos puede servir de ejemplo de cómo deberemos enfrentar el tema del desarrollo. He tenido la suerte de conocer la Provincia de Palena y parte de la patagonia argentina por razones de trabajo.
Es fácil darse cuenta que en esas latitudes la integración se vive de una manera bastante intensa porque nuestros compatriotas viven muy aislados y han tenido que recurrir al vecino país para satisfacer sus requerimientos mínimos. Esto es un hecho y no algo que quiera discutir de si está bien o está mal. Es un dato (acuérdense, no perdamos el tiempo en los datos ya que no está en nosotros cambiarlos).
El hecho es que existen varios tipos de encuentros binacionales durante el año donde argentinos y chilenos se juntan a discutir la integración. A mi me tocó participar entre el 90 y el 94 cuando fui Seremi de Serplac durante el gobierno del Presidente Aylwin, y ahora que estoy en el Gobierno Regional, más de 15 años después. El hecho es que los temas que se están discutiendo en estos encuentros son casi los mismos, por ejemplo, qué pasos fronterizos se desarrollan y cuáles no; la ampliación del horario de los puestos de control fronterizo; el control fitosanitario; el control de drogas; el control del transporte público; el seguro; los guías turísticos… y algunos más.
La verdad es que se avanza poco porque quienes asisten a estos encuentros tienen sólo derecho a pataleo pero no poder de decisión. Pero no podemos decir que estos encuentros no sirven. Todo lo contrario, sirven de mucho porque se ha logrado consenso en lo que hay que hacer y todos los habitantes de la patagonia (argentinos y chilenos) estamos de acuerdo en que debemos defender la zona del deterioro ambiental que sufre el resto del planeta, que el turismo es la actividad económica (base económica la llamamos la semana pasada) que nos permitirá el desarrollo y que, para lograr este, es indispensable la integración.
Tenemos dos caminos complementarios para que lo anterior pueda ser realidad
Uno es que Chile y Argentina se integren como naciones, lo que depende del centro (de los centros de ambos países en realidad) y por lo tanto es “un dato”. Si en algún momento se da, bienvenido, pero por mientras hay que desecharlo. Esta integración significaría, en la práctica, que se acaban los controles y podríamos pasar de un lado al otro a la europea, o sea, sin casi darnos cuenta. Esto no es tan complicado pero requiere que los servicios públicos de ambos países conversen entre si y determinen cómo se van superando los obstáculos que hacen necesario el control.
Un ejemplo lo están dando la CONAF de Chile y Parques Nacionales de Argentina: como el tema de los incendios forestales en cada verano afecta a ambos países (y no respetan mucho las fronteras), decidieron enfrentarlos en conjunto. Se sentaron a conversar, se pusieron de acuerdo y hoy tenemos una política de combate a los incendios forestales unificada y complementaria.
Es lo que debiera hacer el SAG chileno con el SENASA argentino para que, por ejemplo, se pongan de acuerdo en la eliminación de la fiebre aftosa o de las plagas que afectan a las plantas. Es lo que debiera hacer la PDI chilena y Gendarmería argentina, compartir las bases de datos y, por tanto, un “malo” podría ser buscado por ambas policías. Pero un alto jefe del PDI me dijo en junio pasado en Bariloche, que ambas instituciones tenían bases de datos que no “conversaban”.
Producto de estas situaciones, los ciudadanos comunes y silvestres deben someterse, a veces, a controles algo humillantes (el curso de atención de público lo han hecho pocos funcionarios fronterizos o la mayoría lo ha reprobado), o a demoras innecesarias. Debo reconocer, eso sí, que la incorporación de contingente femenino al control fronterizo lo ha hecho algo más agradable, pero estos funcionarios podrían cumplir labores mucho más valiosas.
Desde luego que demorarse 6 horas entre Puerto Montt y Bariloche es diferente a demorarse 3 horas y media y el flujo entre ambos países aumentaría.
El segundo camino depende de nosotros, o sea de los habitantes de la patagonia. Es la integración comercial que hacen los privados. Si hemos definido que el turismo será la base económica (ya hablaremos del turismo como sector económico), entonces debemos explotar nuestros recursos y agregarles valor y no hacer lo que hemos hecho siempre que ha sido vender materias primas.
Me explico. Nuestra zona tiene una enorme cantidad de recursos turísticos: Nieve, termas, lagos, ríos, mar interior y océano, loberías, ballenas y pingüineras, bosque nativo milenario, volcanes activos e inactivos, o sea, de todo. Argentina tiene una enorme cantidad de recursos turísticos que ha convertido en productos turísticos, que es lo que da plata. Vaya Ud. A Bariloche y se convencerá que el turismo es una actividad económica y que la estacionalidad es algo que se puede manejar. En nuestra región, salvo Puyehue y Puñihuil por poner un par de ejemplos, cuesta encontrar productos donde uno tenga que, obligadamente, gastar plata. Por eso el turismo nuestro es contemplativo y de poca acción.
Estos últimos años hemos tenido algunas inversiones que, por lo excepcionales, confirman la regla: algunos lodges, patinaje en hielo y paintball son los más conocidos.
La propuesta va, entonces, en hacer productos comunes: Puerto Montt – Chaitén en el don Baldo (la experiencia de este fin de semana se puede tornar en un buen producto en la medida que los pasajeros lo pasen bien, lo que es posible porque el barco no se hundirá, pero antes la empresa armadora debe convertirse también en una empresa turística), ahí tenemos que pasar por la orillita del volcán (responsablemente porque hay que tener cuidado) y pasar a las Termas del Amarillo (se puede hacer una pequeña excursión al camino a Futaleufú por Los Turbios que es muy lindo y quedó interrumpido por la erupción del Chaitén), luego se puede ir al Ventisquero Yelcho, un lindo paseo de un par de horas solamente, pero uno llega al ventisquero que es muy lindo.
También hay aguas minerales y está el Lago Yelcho donde hay abundante pesca, algunos lodges, botes, etc. En la Villa Santa Lucía está el Río Frío que uno puede cruzar a caballo para ir a otras termas (sólo paseo porque se llega al ojo de la terma, no hay piscinas ni nada) y luego a Puerto Ramírez donde se bifurca el camino a Palena y a Futaleufú. Si Ud. tiene niños chicos y señora temerosa, le recomiendo ir a Palena porque navegar el río es una delicia. A lo más se va a encontrar con rápidos grado 2. Si le gusta la adrenalina se va al Río Futaleufú, famoso porque es grado 6 (yo de esto no entiendo, pero a mayor grado mayor riesgo). En Palena y Futaleufú hay buenos lugares donde dormir y comer, así que no se preocupe. Y luego nos vamos a Trevelin, muy cerquieta de la frontera chilena, donde podrá comer un buen bife chorizo, y visitar el Parque Nacional Los Alerces, luego Esquel con su Trochita maravillosa, su centro de esquí La Hoya (pequeño pero muy bueno). Y puede seguir a Bariloche para regresar a Chile (el Paso El Bolsón o Puelo tiene para algunos años más, pero cuando se haga será grito y plata porque se ahorrarán 3 horas hasta Puerto Montt), o puede devolverse y hacer el mismo recorrido vía marítima, pero ahora recala en Queilén y puede recorrer Chiloé. ¿Se ve fácil, no?
La asociatividad
Esto requiere, más que integración binacional, asociatividad binacional. Esto es lo complicado porque tenemos que desarrollar los productos y las agencias (Ud. debe saber que un bajo porcentaje de los turistas que vienen a la región utiliza los servicios de las agencias de viaje), o sea, tenemos que profesionalizar la actividad. En todo caso, mi impresión es que en este sentido los argentinos están en iguales condiciones que nosotos, así que sería fácil negociar.
El gran problema es la demanda. Pues vamos a buscarla. Bariloche, con el mismo tipo de clima, vegetación, recursos, etc. tiene invierno y verano de alta porque buscó su demanda y está orientado, muy ordenadamente para que no se mezclen, al turismo escolar, al de la tercera edad, al brasileño y al porteño (no digo al chileno porque somos de la casa). Debemos, entonces, focalizar nuestra oferta en mercados específicos, no al bulto, no en el Parque Arauco, no en la Feria de Miami. Si queremos traer estudiantes o adultos mayores tenemos que tener productos y publicidad para esos mercados objetivos e ir a ellos.
El marketing turístico es una especialidad y debemos valorarlo. Si queremos pasar a ser una región turística no podemos conformarnos con tener un 25% de ocupación en nuestros hoteles. Ninguna empresa resiste trabajando al 25% de su capacidad.
El mercado argentino nos puede servir. La patagonia de ambos lados necesita el rebalse de Bariloche. Esa es una asociación transversal que tendría muy buena acogida entre nuestros pares argentinos porque ven a Bariloche como un monstruo al que hay que sacarle una tajada. Nosotros podemos ayudarles.
Pero también nos sirven otros mercados. Yo siempre pienso que tenemos que ir donde hay plata y desierto.
Fuente:por Jorge Tramón/www.elrepuertero.cl/EL DIARIO CIUDADANO DE LA PROVINCIA DE LLANQUIHUE