Entre delicias de mar y elogios a Marcelo Bielsa, un viaje por uno de los destinos trasandinos más buscados, que diversifica su oferta con opciones gastronómicas y paseos imperdibles…
La primera imagen, los mariscos. Uno piensa en la costa chilena y empieza a deleitarse. Muy linda la playa, pero a fuerza de sinceridad glotona, lo mejor está en los restaurantes. Machas, vieiras, picorocos. Juntos despiertan la imaginación de los viajeros, que mueven montañas o cruzan la Cordillera con tal de sentarse a comer junto al Pacífico.
Casualmente o no, las primeras horas del viaje se pasan en el Porotas Restó, cuya dueña, Anka (Porota para los amigos), nació en el campo. «Donde siempre se vive cerca de la olla», asevera. Ella estuvo a cargo de los alimentos y las bebidas de un hotel, luego revolucionó el restaurante de su hermano con una carta minimalista y finalmente abrió su espacio, hace cuatro años. «Intento que coman lo nuestro, a gusto mío», dice la mujer, cuya especialidad son los risottos y chupe de camarones. «La comida te deja recuerdos», asegura.
Del campo llegó también un apodo para los serenenses: apapayados . Así los llaman por su tranquilidad, según la imagen del hombre que, sin grandes preocupaciones, espera a la sombra del árbol de papaya, símbolo de la región. Difícil es imaginar algo distinto de la calma en un sitio llamado La Serena y ubicado junto al Pacífico. Los pobladores, cerca de 200.000, se jactan de su índice de tranquilidad. Considerada una de las ciudades más seguras de Chile, ofrece también una envidiable calidad de vida.
Otro regionalismo se oye antes de cruzar a la playa, cuando se menciona al hombre infaltable de cada charla: Marcelo Bielsa. Cuentan que Chile ha cambiado con su ejemplo. Ni los chaqueteros -como llaman a quienes, con envidia, hacen leña del compañero que asciende o del ídolo caído- podrán cambiar su imagen. «Pase lo que pase en el Mundial, nadie lo va a criticar jamás», afirman.
La orilla y el casco
El restaurante está frente al mar, como la mayoría de los sitios turísticos y edificios en construcción. La costa tiene nueve kilómetros; seis pertenecen a La Serena y los otros tres a Coquimbo. El límite es la playa Peñuelas, aunque nada cambia de un lado y otro. Los nueve kilómetros se pueden caminar en continuado por la arena o la avenida del Mar.
El faro de las postales se ubica del lado serenense, aunque, en rigor, no es un faro, sino un monumento decorativo. A su alrededor está la playa más popular, mientras que llegando a 4 Esquinas, hacia el Sur, el target se vuelve ABC1.
Enero es argentino; febrero, más chileno, y marzo, para la tercera edad. De la Argentina llegan principalmente de San Juan y Mendoza, y cada vez más cordobeses. «En enero no se ve la arena», se resignan. El resto del verano se puede ver con espacio para todos la caída del sol en el mar.
Si uno se hospeda en la zona de la costa descubrirá por la noche una de las virtudes de la región: su cielo estrellado, que ha despertado el boom del turismo astronómico (ver aparte). Otra opción, más económica, es hospedarse en el centro histórico. Muy bien conservado, está a diez minutos de la costa, en taxi, que cuesta unos 2000 pesos chilenos (15 argentinos).
En el país, la ciudad es la segunda en antigüedad. El casco cuenta con 170 hectáreas protegidas, donde ningún edificio supera los cuatro pisos.
La Plaza de Armas tiene doble banda sonora. En una esquina, frente al teatro Centenario, un sorprendente grupo de jazz se presenta a la gorra casi todas las mañanas. Pero a cincuenta metros de allí, desde un quiosco de gaseosas, se emite música a todo volumen, mayormente soundtracks de películas. La combinación enloquece.
En la mesa de un bar de O´Higgins, la calle con mayor movimiento universitario, una amiga chilena habla de su hombre ideal: ¡Bielsa! «No es por su personalidad, me gusta físicamente», admite.
Hay también universidades en la vía principal hasta la playa. Es la avenida Francisco de Aguirre, que se caracteriza por su museo al aire libre, con estatuas de mármol de Carrara que llegaron a mitad del siglo XX. De artistas mayormente europeos, las obras se iban a distribuir por todo el país, pero quedaron aquí, mirándose a los ojos en el bulevar.
La Serena tenía entonces coronita: el presidente chileno era Gabriel González Videla, nacido en la ciudad, que lanzó el Plan Serena, proyecto que transformó la urbe, restauró el casco histórico y despertó una fuerte polémica por el dinero que se gastó. Para muchos serenenses, claro, González Videla es Don Gabito; incluso hay un museo dedicado a su vida y obra.
El presidente (gobernó entre 1946 y 1952) exhibió los detalles del plan en el Regimiento de Infantería, que se mantiene sobre una colina. Tenía la maqueta real a sus pies: desde ahí se obtiene la mejor vista de la ciudad. En el lugar se pueden conocer hermosos azulejos portugueses y una escultura curiosa, dentro de una piscina, llamada Susana saliendo del baño .
También es posible ver parte de un famoso carillón, de 30 campanas. Se oía en toda la ciudad, a veces de madrugada, cuando se encendía por error. Muchos lo recuerdan sin demasiado cariño. El instrumento en sí fue trasladado a Santiago, aunque no por eso razón, sino porque sólo dos hombres sabían tocarlo y fallecieron.
Un valle verde y varios greens
En los últimos tres años entró tan fuerte el ron en Chile que la industria del pisco debió adaptarse, porque los números iban en caída libre.
Esta región es de producción pisquera, sobre todo el Valle del Elqui. Es, más allá de sus bodegas (que aumentan su oferta para competir con el ron), uno de los atractivos que sorprenden.
Allí nació, además, Gabriela Mistral. El gobierno de la región planea crear la Ruta Mistraliana, por donde la poetisa vivió y trabajó, con el fin de seguir diversificando el turismo. A lo cultural y veraniego se sumaron el casino Enjoy, en el Hotel de la Bahía, y La Serena Golf, con hoyos de mucha dificultad, porque el terreno es móvil: las dunas se vuelan con el viento; ni hablar las pelotas, que hasta se pueden perder en el mar.
Por allí pasó Bielsa, aseguran en un almuerzo frente al hoyo 17. Era entrenador de la Sub20 argentina y caminaba rápido, siempre mirando la arena. Tal vez dentro de unos años será también una atracción para los viajeros: a este ritmo, no faltará pronto una ruta bielsana para completar la oferta turística.
Fuente:Por Martín Wain
Enviado especial/La Nación
Nuevas estrellas
La claridad del cielo en la IV Región de Coquimbo permitió no sólo la apertura de observatorios científicos, sino también turísticos, que están en auge y atraen a unos 100.000 visitantes por año.
El más convocante, cerca de Vicuña, en el Valle del Elqui, es Mamalluca. Creado por un grupo de aficionados, mutó en proyecto turístico, y todas las noches recibe a tres grupos de habla hispana y a uno en inglés. Ofrece observación e interpretación de astronomía milenaria. Los guías son también músicos, y tocan al final de la visita.
En el cerro Mayu, en las afueras de La Serena, se ubica otro de los observatorios importantes. Allí se muestran calendarios solares y otras figuras, que son interpretaciones de mitos precolombinos.Las mismas están junto al observatorio, que cuenta con un telescopio de 14 pulgadas y un pequeño salón, donde se explican los conceptos básicos, además de rezar, porque es también una capilla. Creado por un cura, es un proyecto turístico cultural y también religioso. «Aunque todavía no se casó nadie aquí», dice el guía.
En el caso de observatorios científicos, la visita debe realizarse con previa reserva. Se recorren las instalaciones, pero las visitas se realizan de día, porque a la noche trabajan. Algunas agencias que organizan paseos son Ovi Travel ( www.ovitravel.cl ) y Lancuyén ( www.lancuyen.cl ). Más, en www.turismoastronomico.cl
Datos útiles
Cómo llegar
En avión Desde Buenos Aires, vía Santiago, hasta La Serena, cuesta por LAN desde 683 dólares más impuestos.
Por tierra desde la capital chilena, por la carretera panamericana ruta 5 norte, son cerca de 5 horas de viaje. Los ómnibus interurbanos cobran unos US$ 34 en coche cama.
Dónde comer
Porotas Restó, avenida del Mar 900. Menú, desde 60 pesos argentinos. www.porotas .cl
Bakulic, avenida del Mar 5700. Especialidad en mariscos y pescados. Menú, desde 120 pesos argentinos. www.bakulic.cl
Enjoy Casino & Resort, avenida Peñuelas norte 56. Tiene tres restaurantes de cocina internacional. www.enjoy.cl
Huentelauquen, avenida del Mar 4500. Especialidad en pizzas con quesos regionales y mariscos. www.pizzeria-huentelauquen.cl
Más información
Información Turística Municipal: (056-51) 206631, www.laserena.cl . Regional: www.turismoregiondecoquimbo.cl