Si bien es la Capital Nacional del Pato, en Las Heras hay ocho canchas reglamentarias de polo y nuevos emprendimientos ligados a este deporte.Entre Open Door y Cañuelas, en el partido de General Las Heras, crece el turismo nacional e internacional ligado al polo, que se juega en un pueblo de campo de verdad…
Capital Nacional del Pato, Las Heras tiene la parsimonia de las siestas de sol, el cotilleo de las vecinas, el ladrido de un perro vagabundo. Sorprende a los incrédulos con tesoros escondidos como los murales de Antonio Berni en la capilla del Instituto San Luis Gonzaga y también con sus restaurantes de campo, algunos tristemente célebres, pero no por eso menos recomendables a la hora de hacer un alto en el camino.
Entre estancias y clubes de campo, el área cuenta con 8 canchas reglamentarias de polo y varios lugares donde se cría, cuida y entrena caballos y jugadores: las actividades ecuestres cada vez son más relevantes en la zona. Tanto es así que el intendente en persona respeta la tradición de la zona fomentando -y subvencionando- el oficio de petisero.
Nuevos emprendimientos crecen ligados a este deporte. Tal es el caso de La Pintada ( www.la-pintada.com.ar ), a 2,5 km del pueblo, proyecto de 72 hectáreas con 156 terrenos de 2000 metros cuadrados. A fin de mes estará terminada la red de tendido eléctrico para otorgarse la posesión de los primeros lotes.
El sitio cuenta con dos canchas de polo profesionales diseñadas por el Ing. Alejandro Battro, y se están terminando los 48 boxes de caballerizas con monturero y vestuarios, corrales techados, pistas de vareo y un sendero ecuestre perimetral que rodea todo el club.
A futuro se construirán 20 cabañas cuyos cuartos estarán disponibles para huéspedes e interesados en eventos y torneos de polo. El sitio contará con canchas de fútbol, tenis, pileta, una laguna de 2 hectáreas y juegos infantiles. En el clubhouse funcionará un restó asesorado por Dolli Irigoyen, cuyo primer restaurante surgió en Las Heras.
Además de La Pintada, los amantes del polo o aquellos interesados en la disciplina pueden darse una vuelta por la estancia La Unión o La Eloísa, esta última con alojamiento.
La Eloísa recibe turismo rural hace algunos años y cuenta con 450 hectáreas dedicadas a la explotación agrícolo-ganadera. En el parque de 10 ha asoman las tres canchas de polo reglamentarias y las caballerizas donde se practica y se crían caballos de polo.
Como si esto fuera poco, la estancia cuenta con nueve hoyos de golf bien campestres, más una cancha de tenis, paddle, pileta y dos casas.
El señorial casco de los años 60 en estilo inglés tiene cinco cuartos muy confortables en suite con aire y calefacción central. La Aguada, a 200 metros de la casa, ofrece cuatro cuartos más con baño compartido, habitación principal con chimenea y un living con grandes ventanales por donde se cuela el campo.
De elegir el elegante casco con un comedor principal para los huéspedes, la mejor habitación también tiene chimenea; en el living es posible disfrutar de la biblioteca, la sala de TV o de juegos. También hay un quincho donde se sirve el tradicional asado criollo.
En temporada es usual ver el bellísimo espectáculo de los caballos de polo en plena actividad de vareo o juego amateur (La Eloísa cría equinos o los tiene en pensión). La galería de la casona huele a glicinas, con sillas que invitan al descanso y la lectura, y donde sobrevive el aljibe-frigobar: en verano atesora bebidas frías durante todo el día.
Arte e historia en el pueblo
La vuelta del perro por el pueblo nos quedó corta. Faltó contar la maravilla de los murales de la capilla del Instituto San Luis Gonzaga, pintados por el mismo Berni en 1981. Realizados en acrílico con una gran paleta de colores, La Crucifixión y El Apocalipsis se imponen por su gran tamaño a ambos lados del altar.
Otros sitios para visitar son el Museo Los Tres Carlos, donde se muestran las herramientas, las fotografías, los muebles e historia del pueblo donde vivió y trabajó el talabartero Carlos Chiapas. La indicación de toque timbre y la cálida recepción de Ana, su viuda, no lo defraudará.
En Lo de Esteban Semino hay una colección de más de 150 obras de artistas que ya forman parte de la historia de la pintura argentina como Juan Carlos Castagnino o Spilimbergo, entre otros.
La Pintada, La Unión y La Eloísa, con el atractivo del polo, son una buena excusa para conocer un verdadero lujo de pueblo rural que duerme la siesta, a pesar de todo.
Fuente:Por Silvina Beccar Varela/ www.lanacion.com
DATOS UTILES
La Pintada, club de campo, polo y pato: www.la-pintada.com.ar ; (15) 5228-7089, Pablo Roveda, Proyect Manager.
Estancia La Eloísa: www.pololaeloisa.com ; 6333-3395. Día de campo: $ 210 por persona. Dos días, una noche para dos personas, desde 1500. Incluye comidas, bebidas durante todo el día, media botella de vino por persona por comida y actividades.
Torneos de polo y prácticas pueden jugarse, además de en La Eloísa, en la estancia La Unión o en La Pintada.
Las Heras
Capilla del Instituto San Luis Gonzaga: Av. Villamayor 1010; (0220) 476-1568. Visitas de lunes a viernes, de 9 a 12. Para hacerlo durante el fin de semana hay que llamar previamente.
Museo Los Tres Carlos: Suipacha 169; (0220) 476-2394. Abre viernes, sábado y domingo todo el día.
Pinacoteca Esteban Semino: Dr. A. Chiocconi 872; 0220) 476-2196. Abre todos los días siempre y cuando se llame para avisar. Colección imponente de artistas argentinos.
Restaurantes: Segundo Acto en Lozano al 900, con cocina elaborada, y Matute, sobre la Av. Chiocconi 2, local centenario con propuestas con fundamento, al decir de Karlos Arguiñano, como picadas de campo, cazuelas y carnes.