Opinión-Editorial del Diario El Cordillerano:El 31 de mayo se celebra el Día Nacional del Ecoturismo, en homenaje a Francisco Pascasio Moreno y para conmemorar su nacimiento. La efemérides se fijó a través de la Ley Nacional 25.846, que se sancionó en noviembre de 2003. Muy en general, se considera ecoturismo a la actividad turística…
que se basa en la naturaleza y en cuyo marco, los turistas la observan y la aprecien, con la inclusión de elementos de educación e interpretación. Pero también la variante se practica con la premisa de no impactar en forma negativa sobre el entorno natural y socio-cultural. Por otra parte, se supone que genera beneficios económicos para las comunidades que viven en zonas de importante grado de preservación natural, a través de emprendimientos pequeños y medianos que se desarrollan individualmente o con organizaciones diversas. Pero siempre con la mira en la conservación de los recursos naturales.
Un concepto clave para la noción de turismo ecológico o ecoturismo es la sustentabilidad. Por otro lado, aunque existen diferentes interpretaciones, en general el turismo ecológico se piensa a sí mismo como un turismo “ético”, en el cual precisamente, se presume primordial el bienestar de las poblaciones locales. Esa presunción debería reflejarse en la estructura y el funcionamiento de las empresas, grupos o cooperativas que ofrecen servicios.
En los últimos 20 años y aún en la actualidad, el ecoturismo experimenta un crecimiento notable, a tal punto que fue el segmento de más rápido crecimiento y el sector más dinámico de todo el mercado turístico a escala mundial. En general, se considera que la modalidad hizo su aparición en los ‘80 y que desde entonces, logró atraer considerable interés a nivel internacional. De hecho, 2002 fue para la ONU el Año Internacional del Ecoturismo.
La Sociedad Internacional de Ecoturismo define al ecoturismo como “un viaje responsable a áreas naturales que conservan el ambiente y mejoran el bienestar de la población local”. Según la entidad, el “genuino” ecoturismo debe seguir siete principios. El primero de los postulados consiste en minimizar los impactos negativos, tanto para el ambiente como para la comunidad que generan la actividad. En segundo término, aflora la necesidad de construir respeto y conciencia ambiental, al igual que cultural.
Por otro lado, nota distintiva del ecoturismo es la búsqueda de proporcionar experiencias positivas tanto para los visitantes como para los anfitriones. Además, se procura proporcionar beneficios financieros directos para la conservación y también, proporcionar beneficios financieros y el fortalecimiento de la participación en la toma de decisiones de la comunidad local.
Los principios en cuestión son válidos tanto para operadores como para los usuarios de los servicios. Entre ellos también se incluye la necesidad de crear sensibilidad hacia el clima político, ambiental y social de los países anfitriones. Por último, se menciona el postulado de apoyar los derechos humanos universales y las leyes laborales, de vigencia tan endeble en varios de los países que funcionan como centro de atracción del ecoturismo.
Justamente y pesar de su relativamente breve trayectoria, el ecoturismo aparece como una alternativa viable de desarrollo sostenible, tanto para grupos conservacionistas, instituciones internacionales y gobiernos. En sitios como Costa Rica, Kenia, Madagascar, Nepal y Ecuador, el turismo ecológico produce una parte significativa de los ingresos de divisas que genera el sector turístico en su conjunto. En algunos casos, su participación en el PBI general es considerable.
En la práctica, se torna problemática la imposición o no del adjetivo ecológico al sustantivo turismo. Por un lado, existen varias definiciones en torno al ecoturismo y además, que sepamos no existe un órgano a nivel internacional que emita certificados sobre la actividad. Para complicar más las cosas, la abrumadora mayoría de los turistas combinan en sus viajes actividades de ecoturismo con otras convencionales.
También se puede advertir que algunos gobiernos nacionales o locales y empresas del sector turístico imponen el rótulo “ecoturismo” por conveniencia económica a otras actividades que en realidad, sólo se basan en un disfrute de la naturaleza. En términos estrictos y según los principios que enunciábamos más arriba, el turismo de aventura, el acampe, la pesca o el disfrute de playas, no necesariamente alcanzan el status de ecoturismo. Los expertos diferencian las variantes: el turismo natural o el verde no son equiparables al ecoturismo.
Los ejemplos están a la vista. Por cuestiones de marketing, vemos que buena parte de los servicios que se promocionan como “ecoturismo” a escala global, apenas si alcanzan el status de “ecoturismo leve”. Peor aún, en inglés se acuñó el término “greenwashing” (lavado verde) para las maniobras publicitarias que se valen de imágenes y rótulos del turismo ecológico para atraer turistas cuando en realidad, no tienen en cuenta los principios y prácticas que definen al ecoturismo.
Los ejemplos clásicos son los grandes complejos hoteleros que se alzan en las costas de mares, ríos y lagos, en lugares casi prístinos o de belleza singular. De su privilegiada ubicación no se deriva necesariamente el concepto de ecoturismo, más bien al contrario. El turismo masivo acostumbra a generar muchos impactos negativos y sólo implica beneficios económicos para las empresas propietarias y las operadoras, sin que se den beneficios para la conservación del ambiente ni para la población local, salvo unos cuantos puestos de empleo, en general, en condiciones de flexibilización. El ecoturismo es otra cosa.
Fuente:www.elcordillerano.com.ar