La ciudad de Natal y sus alrededores, con Pipa como el destino preferido, ofrecen sol y playa durante todo el año. Además, ecoturismo, aventura y algo de historia…
Dicen los lugareños que Natal, la capital del estado de Río Grande do Norte, es la ciudad brasileña más soleada. Algunos aseguran que por año se registran alrededor de 300 días de sol, mientras otro exageran y afirman que son 350, pero lo cierto es que el nordeste brasileño ofrece playa durante todo el año.
Pese a que en esta época del año no hay vuelos directos (hay que hacer escala en San Pablo o Río), Natal y sus alrededores pueden ser una buena opción para quienes ya se hartaron de las temperaturas por debajo de los 10 grados o para quienes no pudieron tomar vacaciones en enero y febrero.
Por ser el punto más próximo a Europa, Natal recibe a turistas internacionales durante todo el año. Dado que durante mayo, junio y julio los precios son más bajos que durante la temporada alta, también recibe a brasileños de todos los rincones del país.
Visitar Pipa, a 100 kilómetros de Natal, es una de las paradas obligadas si se viaja al nordeste. Desde hace algunos años, el pueblo intenta frenar el crecimiento para conservar el aspecto de villa turística pero el secreto ya se volvió vox populi y los visitantes llegan de a miles.
Quienes la visitaron en los meses de enero y febrero saben que la calle principal es casi intransitable durante la noche, pero en este época del año es un muy lindo paseo para disfrutar de ferias de artesanías, pequeños restaurantes y algunos barcitos adonde degustar una caipirinha.
De día, Pipa ofrece distintas playas de arenas blancas y aguas cristalinas, aunque la preferida es la Ensenada dos Golfinhos, adonde es muy frecuente divisar a los delfines que se acercan a alimentarse a la bahía.
Desde Pipa salen además varias excursiones a distintos pueblos de pescadores, que conservan la autenticidad de aquellos pocos rincones de la costa brasileña adonde el turismo no llegó masivamente. Bahía Formosa, a la que se accede en buggy por la playa, es uno de los más pintorescos.
De vuelta en Natal, la excursión al Fuerte dos Reis Magos permite conocer parte de la historia de la ciudad, fundada en 1585 por colonizadores portugueses. La parte superior de la fortaleza ofrece una hermosísima vista de Natal y del puente nuevo, una modernísima construcción inaugurada el año pasado.
Hacia el norte de la ciudad, los pueblos de Genipabú y Maracajaú (a 50 y 150 kilómetros de natal respectivamente) ofrecen varias opciones de turismo aventura, particularmente divertidas si se viaja con chicos.
En Genipabú, una excursión en buggy permite hacer piruetas por las dunas, ver dromedarios y divertirse en una suerte de Water World improvisado, con toboganes naturales que caen en pequeñas lagunas. Hay que tener en cuenta que en temporada alta y durante los fines de semana el lugar suele estar atestado de turistas.
En Maracajaú, en cambio, se puede hacer snorkel sobre una barrera de coral, aunque hay que tener en cuenta que pese a que los organizadores prometen tortugas marinas, peces exóticos y hasta tiburones, lo más frecuente es ver solamente algunos pececitos de colores. De todas maneras, en un día de sol puede ser un buen programa.
Fuente: www.perfil.com /por Carolina Thibaud
Fotos: Hans V. Manteuffel