Sus relieves rompen con la monotonía del llano. Por tierra, aire o agua, el entorno de la ciudad que vio nacer a Fangio se presta para realizar todo tipo de actividades. La base puede ser un renovado hotel urbano o un complejo ecológico a orillas de la Laguna Brava…
Es uno de los pocos lugares, junto con Tandil, donde la provincia de Buenos Aires contradice la realidad de la chatura pampeana. La excepción es la ciudad de Balcarce, cuya morfología urbana responde al clásico esquema plaza-iglesia-municipalidad que rige en la mayoría de las localidades argentinas, pero es darle la espalda para que las sierras de cumbres planas que se mixturan con ondulaciones suaves, valles y lagunas se adueñen del entorno. Este bello paisaje serrano y las hazañas automovilísticas de Juan Manuel Fangio son la riqueza de Balcarce.
Aquí nació el “Chueco”, como lo llamaban cariñosamente, el 24 de junio de 1911, dejando una impronta de leyenda que se renueva cada vez que en esta localidad irrumpen los autos de carrera, camiones y motos, trailers, promotoras y, detrás de toda esa parafernalia “tuerca”, cientos de fanáticos que se dirigen en caravanas al autódromo municipal.
Pero no es todo. Quién no recuerda que entre los sabores argentinos más paradigmáticos está el del postre Balcarce. Inventado en la confitería Paris, el famoso bocado dulce se construye con pionono, merengue, dulce de leche, coco y crema chantilly, según supo combinar con maestría Guillermo Talou allá por los 50. Entonces el inspirado pastelero ni sospechaba que su receta se transformaría en un clásico de la repostería nacional reproducido hasta el hartazgo, incluyendo variaciones (con castañas en almíbar o con nueces y castañas de cajú) y fórmulas secretas como la que aseguran tener en la panadería Comoantes, más una marca registrada que se expandió por todo el país. Nadie que no visite el Museo Fangio ni pruebe este epílogo tan empalagoso como singular, podrá decir que conoce Balcarce.
Además de fierros y postre
Balcarce es un pago chico, pero de quehaceres muy propios. Por empezar es zona tradicional del cultivo de la papa, un sello de identidad que acuñó el boca a boca hace décadas. No faltan algunos hitos arquitectónicos, como la réplica de la Pirámide de Mayo que se erige en la arbolada Plaza Libertad, plena de pérgolas, farolas y estatuas. Pero lo más destacado se detecta entre las casitas bajas; es la geometría monumental de los edificios art déco diseñados por el ingeniero arquitecto Francisco Salamone, cuyos exponentes visibles son la fachada del cementerio y la Escuela Normal. (Hubo incluso en el centro de la plaza una fuente magnífica, vanguardismo puro de su época, pero en 1943 fue eliminada.)
En términos de presente activo, se aprecian mejoras de infraestructura para recibir turismo. Quizás el mejor ejemplo sea el recién remozado Hotel Balcarce (frente a la plaza), cuyo edificio de los 70 incorpora un renovado lobby, suites más grandes y un spa con gimnasio. También se inscribe en esta “nueva era” el Fangio Sport Café, multiespacio temático que captura esencialmente un público joven (los más veteranos siguen apostando a la Jockey Club) que en verano llena la terraza del cuarto piso, donde funciona el restaurante y la vista es imperdible. A media cuadra, está la cita imposible de esquivar: el Museo Juan Manuel Fangio, dedicado a la prolífica trayectoria del quíntuple campeón mundial de Fórmula 1. Fanáticos o indiferentes del automovilismo, todos quedan atrapados por la muestra interactiva, tecnológica y prolijamente señalizada, que incluye una colección de lujo de los autos que corrió Fangio, sus trofeos, fotos, cartas y maquetas. Para los muy iniciados, encontrarse con el mítico Flecha de Plata (una réplica del auto que lo consagró dos veces campeón) es el objetivo máximo, y para eso hay que ascender circularmente a través de la rampa que simula una pista de competición, hasta su última bandeja. El recorrido cuenta momentos notables de su historia, desde cómo compró la cupé Chevrolet 1939 con la que debutó en TC con la ayuda de sus amigos de Balcarce y una reproducción de su viejo taller, hasta una frase que resume su carrera y pensamiento: “hay que tratar de ser el mejor pero nunca creer ser el mejor”.
Piedra Naranja
“Bienvenidos a la nada”. Con esas palabras nos recibe Carlos Kiricos, linterna en mano, mientras la luna llena comienza a reflejarse sobre la Laguna Brava, a 28 km de la ciudad. Se suman su mujer, Nadia, y sus dos pequeños, Gael y Borja, y con ellos nos disponemos a conocer esa “nada”, que de primera impresión nos resulta fascinante. Cuatro cabañas de piedra construidas en degradé sobre la sierra y frente a la laguna, más un quincho con deck y pileta son el eje de esto que ellos definen como “una propuesta ecológica, pero no hippie”.
Más allá de los paneles solares que se empeñan en defender tanto como el carácter silvestre del entorno, las comodidades se suceden: sommier en las habitaciones, una buena ducha y la posibilidad de cargar baterías y artefactos electrónicos durante un par de horas, gracias a un grupo electrógeno que diseñó el propio dueño. Además están las hamacas paraguayas, dispuestas entre los matorrales de lavanda, pensadas para las siestas a orillas del espejo de agua, con algún colibrí revoloteando cerca.
Las comidas están a cargo de Nadia, que despunta su oficio de nutricionista diseñando menúes a medida en base a los vegetales de la huerta orgánica. Tanto ella como Carlos, de profesión odontólogo, aseguran que no vuelven a un consultorio “ni locos”. Lo suyo ahora es dar rienda suelta al espíritu aventurero y la pasión por los deportes que comparten (de hecho, fue aquí donde se conocieron, mientras hacían un curso de parapente) y, para tal fin, la Sierra Brava que custodia el complejo es su aliada perfecta.
Los vuelos en parapente son el hit, y la laguna –con una profundidad que no supera los cinco metros– resulta inmejorable para hacer kayak (en verano, también con luna llena) y kitesurf, navegar a vela, pescar y avistar aves; esto último en compañía, a veces, de una ornitóloga que sabe identificar hasta 150 especies. El resto del repertorio incluye tirolesa, rappel, escaladas y cabalgatas. Y en todos los casos, los anfitriones develan allá arriba de la sierra el por qué del nombre del complejo. Habrá que ir para descubrirlo.
DATOS ÚTILES
DONDE DORMIR
Piedra Naranja
Ruta 226, Km 43, Sierra La Brava I C: (02266) 15 55-8499/ Nextel 668*4634 I piedranaranja@gmail.com I www.piedranaranja.com.ar
Hotel Balcarce
Intersección de calles 16 y 17 I T: (02266) 42-2055 y 42-3646 I hotelbalcar@infovia.com.ar I
www.hotel-balcarce.com.ar
Ruca Lauquen
Ruta 226, Km 35,5 I T: (0223) 460-8019 y (02266) 43-2132 I rucalauquen@infovia.com.ar I
www.rucalauquen.com.ar
Antiguo Casco La Brava
Ruta 226, Km 36,5 I T: (0223) 460-8062 I labravita@yahoo.com I labravita.blogspot.com
DÓNDE COMER
Fangio Sport Café
Calle 17, entre Kelly y 16.
Abre todos los días, mediodía y noche.
Café temático-automovilístico con exposición de autos y trofeos pertenecientes a la Fundación Fangio. En el cuarto piso funciona un restaurante con terraza.
Ruta 55
Av. Centenario entre 43 y 45.
Mediodía y noche de lunes a sábado. Domingo, sólo mediodía.
Es la parrilla céntrica más concurrida. Ambiente animado y precios convenientes.
Jockey Club
Calle 17, 622.
Tradicional confitería frente a la plaza Libertad.
La Cantina
Calle 16, 628.
Abre todos los días de 12 a 16 y de 20:30 en adelante. Otro clásico. Especialidad en pastas caseras y carnes asadas.
PASEOS Y EXCURSIONES
Museo Fangio
Calle 18 639, esquina 17 I Tel: (02266) 42-5540/61 I www.museofangio.com
Abre todos los días, de 10 a 17. En verano, de 10 a 19.
Altitud Expediciones
C: (02293) 15 69-5088 I fernando@altitudexpediciones.com.ar I www.altitudexpediciones.com.ar
Fernando Garmendia es guía de alta montaña y organiza actividades como escalada, rappel y tirolesa en las sierras.
Autódromo Municipal
Sierra la Barrosa I T: (02266) 42-3550/2 I
Abre todos los días, de 10 a 14.
COMPRAS
Comoantes
Av. Kelly 732 I T: (02266) 42-2167
Hace 50 años que esta panadería hace el postre Balcarce con la receta original que aún guardan sus maestros pasteleros, discípulos de Guillermo Talou, el creador del postre.
Jockey Club
Calle 15, 647 I T: (02266) 43-2229
Además de ofrecer otra versión del postre Balcarce (en este caso, con nueces y castañas de cajú), masas secas y chocolates, tiene una vinoteca.
Fuente:Por Cintia Collangelo. Texto publicado en Revista Lugares N° 173.