Argentina integra el “Comité Mundial de Ética Turística” de allí que proponemos incorporar con más responsabilidad, esta variable, moderna de viajes y turismo. Los actualizamos de que entre los ‘términos” que pululan por la jerga turística hay uno especialmente tierno: ‘Babymoon’…
Literalmente, luna de bebé, es un juego de palabras con ‘honey moon’, luna de miel en inglés. El término fue acuñado en 1996 por la antropóloga de la maternidad Susan. Kitzinger para referirse al periodo anterior al nacimiento de un hijo que la pareja pasa «enamorándose» del bebé. La especialista argentina, Violeta Orsetti del “Mater Dei” de Buenos Aires, marca igual nivel de consideraciones y recaudos. Hoy, el “Codigo Etico Mundial para el Turismo”, lo refuerza y convierte en diferenciado “producto” –con cuidados precisos- para definir ese viaje anterior al parto que la pareja se concede como un último capricho romántico y adulto. El objetivo: disfrutar el uno del otro antes de entrar en una odisea de pañales y noches sin dormir (y sin lo que no es dormir).
En busca de una segmentación cada vez mayor, hoteles, resorts y mayoristas crean paquetes “’babymoon”’ para parejas embarazadas. En portales como Baby-moon.eu hay decenas de ofertas en todo el mundo que además de veladas románticas y tratamiento VIP suelen incluir cosas como masajes relajantes, clases de yoga para futuras madres o servicio de antojos 24 horas. En el resort de lujo tinerfeño Bahía del Duque, el paquete “babymoon” (que arranca en 3.000 euros 4 días), concede caprichos como un «tratamiento equilibrador de Chakras con piedras de lava volcánica para el futuro Papá» o una «experiencia Prenatal para la futura Mamá». Los exclusivos hoteles Lungarno en Roma y Florencia tienen fines de semana (a partir de 840 euros) con cajas de bombones para embarazadas hambrientas y una sesión de tres horas con una ‘babyshopper’, asesora de compras para neonatos fashionistas. Pero nada de ello es necesario para disfrutar de unos días de placer y descanso junto al propio que sirvan de despedida y homenaje a esa pareja que se convierte en familia. Bastan un par de consejos… Dónde viajar Donde quieras. Habrá embarazadas que prefieran tirarse en la playa y otras que deseen aprovechar una escapada urbana para ir a cenar y al teatro en previsión de los meses en los que igual no pueden hacerlo tanto. Los médicos y el sentido común no recomiendan destinos muy exóticos, con mucha altitud ni grandes aventuras que incluyan puenting, rafting y otros ings que requieran hiperventilar, y gasto excesivo de “adrenalina”.
Cuándo viajar Lo mejor, durante el segundo trimestre. Ni duermes 22 horas ni tienes nauseas como en el primero, ni la barriga es demasiado equipaje para que apetezca hacer turismo. Además, el riesgo de un aborto espontáneo o de dar a luz antes de tiempo es menor que en lo otros dos trimestres (según el American College of Obstetrics and Gynecology, lo más seguro es viajar entre las semanas 18 y 24). Dicho esto, si la embarazada se encuentra bien, puede viajar cuando quiera. Una cosa más, independientemente de la semana y del medio de transporte, conviene pedir un asiento de pasillo o parar cada poco rato para ir al baño y estirar la piernas. Y paciencia para acompañantes, las embarazadas son más propensas a la hinchazón, la incontinencia, el mareo y el dolor de trasero. Volar con barriga Volar no está contraindicado (en embarazos normales la presión no supone un problema) pero las líneas aéreas se curan en salud pidiendo un certificado médico a partir de los siete meses y la IATA (Asociación de Transporte Aéreo Internacional) recomienda no viajar durante el último mes de embarazo. La preocupación de las compañías es que te pongas de parto durante el vuelo (cosa no tan común, en Iberia, solo se han dado 5 partos en el aire, el último en 2011). Por cierto, eso de que el Aero-bebé podrá volar gratis de por vida es una leyenda urbana. En todo caso, antes de embarcar conviene consultar con la aerolínea con antelación porque cada una tiene requisitos específicos como el documento . Por si acaso Siempre hay que viajar con el historial médico, ecografías y análisis recientes a mano. Conviene consultar la cobertura sanitaria del destino y pedir las tarjetas internacionales del seguro privado o la Seguridad Social (la Tarjeta Sanitaria Europea lleva unos días en tramitarse). Y un último consejo de primera mano: merece la pena gastarse unos dólares más en un seguro de cancelación, si en el último momento el médico recomienda no viajar, no cuesta nada quedarse sin ‘babymoon’ y sin dinero. Si ocurre, al menos consuela pensar que lo que queda por delante es la mayor de las aventuras. Y una despedida… Aventura, la de tener un niño, en la que se embarcan millones de personas en breve por lo que ciertos trabajos cierra unos meses por maternidad. Saludan, con un ¡nos vemos a la vuelta!
(x), Integrante para las Américas, por América del Sur, en el Comité Mundial de Ética Turística