Catamarca:Paisajes fuera de catálogo

La provincia de Catamarca no suele figurar entre los top five de los destinos de vacaciones del verano.Que sí, que no, que hace calor; este es el primer obstáculo que conspira contra Catamarca, la provincia donde se elevan los Seismiles, volcanes de los más altos del planeta, adonde llegan andinistas de todas partes del mundo a desafiar sus rocas y alturas…

La provincia norteña también tiene como características notorias el contar en su territorio con las termas de Fiambalá; el campo de Piedra Pómez y la tradicional Ruta del Adobe.

Ubicada a 440 kilómetros de Córdoba, Catamarca ocupa una región montañosa que si bien durante el verano tiene días calurosos, las noches son frías por la altura. Las lluvias también están presentes en el verano y renuevan la vegetación del paisaje.

San Fernando del Valle de Catamarca, la capital, está situada al pie de la sierras de Ambato y de Ancasti, a orillas del río del Valle, y fue fundada a fines del siglo XVII.

Desde sus orígenes, se posicionó como uno de los principales ejes de comunicación en el noroeste argentino y actualmente es valorada por la riqueza de su arquitectura colonial y por ser el punto de partida ideal para conocer una región tan rica como diversa, desde los valles verdes que la rodean hasta la lejana Puna.

Para ver y hacer. Un paseo urbano debe arrancar en el centro histórico catamarqueño, para dejarse llevar por sus aires coloniales que necesariamente pasan por la Casa de Gobierno; la Catedral; la Plaza 25 de Mayo; el Museo Adán Quiroga, y el Museo de Bellas Artes.

Desde el hallazgo de la imagen de Nuestra Señora del Valle, aproximadamente en 1620, hasta poco más de la mitad del siglo 19, se construyeron varios templos bajo su advocación. Sin embargo, es la actual Catedral Basílica, su santuario, a la que concurren miles de peregrinos en especial el 8 de diciembre.

La gruta de la Virgen del Valle, a siete kilómetros de la ciudad, es un lugar de peregrinación ubicado en las estribaciones de la sierra de Fariñango, donde el español Manuel de Zalazar encontró la pequeña y morena imagen, que hoy es una de las más veneradas por la feligresía católica.

Ya casi en la periferia de la capital, están las ruinas de la Ciudad Perdida, un sitio arqueológico en el emplazamiento de lo que fue un pueblo prehispánico.

En esta línea, y para continuar con los testimonios históricos, se puede visitar la casa natal de fray Mamerto Esquiú ubicada a 15 kilómetros de la ciudad.

Más allá de la ciudad. Cuando el verano se encuentra en su apogeo, se recomienda recorrer las villas veraniegas de Las Juntas, Los Varela y el dique Las Pirquitas, cruzadas por ríos de aguas frescas.

Hacia el oeste provincial se encuentran las termas de Fiambalá, complejo de 14 piletas que ofrecen las virtudes terapéuticas de las aguas que afloran a 1.750 metros sobre el nivel del mar, a temperaturas que varían entre los 28 y 51 grados. Cuentan con alguna infraestructura de alojamiento.

Fuente:www.lavoz.com.ar/ por Redacción LAVOZ

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