Que Francisco sea el primer papa argentino y jesuita podría reforzar el interés por los sitios creados en Córdoba por esa orden. Ya se perciben algunos síntomas, aunque esta semana no aumentó la cantidad de visitantes. Evalúan generar acciones en esa dirección…
Jesús María, Alta Gracia. El impacto global mediatizado que generó la asunción del argentino Jorge Bergoglio como nuevo papa podría generar influencias sobre aspectos en principio casi insospechados. Algunos involucran a Córdoba. Por ejemplo, que el primer papa americano tenga un origen jesuita podría reforzar el interés del público, nacional y extranjero, por las estancias jesuíticas. Un impacto, en este caso, medible sobre el turismo religioso y cultural.
El conjunto compuesto por la manzana jesuítica de la ciudad de Córdoba y cinco estancias del interior fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en diciembre de 2000 (ver Infografía).
En la primera semana desde que Bergoglio es Francisco no se percibió un aumento de visitantes. Pero no se descarta para el corto y mediano plazo.
Gustavo Santos, presidente de la Agencia Córdoba Turismo, planteó que en este rubro “el primer efecto del nuevo papa es sobre la marca Argentina: la pone en foco en el mundo, como nunca antes quizá. Es muy relevante; un enorme aporte a la marca país, como Messi, Evita o el Che Guevara”.
Santos interpretó que “a nivel de asociaciones, para el mundo la primera sería la del papa como argentino; la segunda la del papa y Buenos Aires, que es su ciudad. Ahí se verá el primer impacto directo. Y la tercera podría ser la del papa como jesuita, y ahí entra Córdoba con su patrimonio histórico, para un turismo, en todo caso, más especializado”.
Según el funcionario, para esta Semana Santa, Córdoba tendrá muy alto movimiento turístico y será difícil observar una relación con este tema, tan encima ya. “Pero hacia adelante deberemos revisar junto a Cultura y a la gente de las estancias esta demanda que seguramente se generará, para saber dar respuestas en Córdoba”.
En las estancias. Referentes de las estancias de Colonia Caroya y Jesús María admitieron su entusiasmo por la vinculación del papa Francisco con los jesuitas y la obra histórica de esa orden en América y en Córdoba.
Claudio Videla, director de la Estancia de Caroya, ve una oportunidad para extender el conocimiento sobre el patrimonio jesuita en Córdoba: “Hemos estado charlando con las guías para que nuestro discurso museístico se imprima ahora más sobre lo que heredamos del legado jesuita. La transformación social, económica y cultural que lograron los jesuitas en la zona con estos emprendimientos productivos que fueron las estancias fue fantástica”, dijo.
Nelso Lenarduzzi, director de la Estancia Jesús María, ve más relativo el impacto: “Pienso que el movimiento turístico está más marcado por la declaratoria como Patrimonio de la Humanidad. Pero un primer coletazo de esta noticia –marcó–es que la Provincia organizará para esta Semana Santa cuatro actividades musicales en las estancias, que no tenía previstas. Pasada la euforia, si no tenemos la visita del papa a Córdoba no creo que haya un gran crecimiento de visitantes”.
Ambos señalaron que el Estado, en sus distintos niveles, debería proponer actividades que refuercen la relación del papa con los jesuitas y de estos con la historia cordobesa.
Nueva inquietud. Mónica de Gorgas, directora del Museo Nacional de la Estancia Jesuítica de Alta Gracia, planteó que “la elección de un papa de origen jesuita ha llamado la atención de muchos, ha generado inquietudes sobre qué hicieron los jesuitas; hasta nos han llamado de un diario norteamericano”. Opinó que “los jesuitas dejaron una impronta fantástica; es la única orden religiosa que ha escrito su historia, reconociendo luces y sombras. Estamos felices de que el nuevo papa sea alguien con relación histórica con nuestros museos. Pero no nos cambia nuestro discurso como museo nacional, en todo caso nos lo refuerza”.
Gabriela Monquat, secretaria de Turismo de la Municipalidad de Alta Gracia, apuntó que “esta es la ciudad cordobesa más visitada por turistas extranjeros después de la Capital, y esta nueva relación del papa con el mundo jesuita puede sumar un plus adicional”.
Cuándo y dónde
Origen. Las estancias jesuíticas deben su origen a los jesuitas que llegaron a esta región en 1599, a poco de fundarse la ciudad de Córdoba. Su congregación era la Compañía de Jesús, orden fundada por Ignacio de Loyola, en España.
Circuito. Desde el año 2000, ese legado en pie fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Está compuesto por la Manzana Jesuítica de la ciudad de Córdoba (en 1610 se creó el Colegio Máximo, luego Monserrat), y las estancias de Caroya (1616), Jesús María (1618), Santa Catalina (1622), Alta Gracia (1643) y La Candelaria (1683).
Fuente:www.lavoz.com.ar