Cada una de las propuestas de la ciudad entrerriana de Colón están teñidas de aventura y emoción: sus aguas termales, sus palmares, el río, su tierra roja y su excelente infraestructura, brindan la más cálida bienvenida en cualquier época del año.La conjunción de ríos y verdes, de playas blancas y cielo límpido, le confieren a la ciudad una belleza singular, donde el turista puede gozar a sus anchas la gran experiencia de la naturaleza viva…
Colonos que provenían de los cantones suizos se asentaron en Colonia San José, adonde arribaron tras desembarcar en 1857 en la Calera del Espiro, actual desplazamiento portuario de Colón.
Dedicados a la actividad agrícola ganadera, fueron acercándose al puerto para comercializar sus productos y eso llevó a que el 12 de abril de 1863, el gobernador Justo José de Urquiza colocara la piedra fundamental de Colón en la inmediaciones de la Calera.
Hoy, la ciudad tiene 20.000 habitantes y es visitada por 200.000 personas, cifra que se incrementa en febrero, durante la Fiesta Nacional de la Artesanía.
Para alojarse, hay más de 200 cabañas y bungalows, campings muy bien equipados y decenas de hoteles, entre ellos El Quirinale, de categoría internacional, donde además funciona el Casino.
Su cercanía a la Capital Federal -apenas 320 kilómetros, cruzando Brazo Largo Zárate y subiendo por la ruta 14-; su conexión con la República Oriental del Uruguay a través del puente José Gervasio Artigas, que la une a Paysandú; y la belleza de su entorno, la han convertido en un sitio turístico por excelencia.
La ciudad presenta todas las características geográficas para realizar tanto safaris náuticos como terrestres, en embarcaciones semirígidas por sus aguas mansas y cristalinas, o con 4×4 por sectores inhóspitos y extensos arenales.
El escenario natural es ideal para la práctica de trekking, aerobismo, enduro, cabalgatas, mountain bike, cicloturismo, excursiones náuticas, caminatas y pesca.
Islas totalmente vírgenes, una vegetación exuberante, infraestructura de primer nivel, excelentes correderas de agua clara sobre extensos bancos de arena para pescar con mosca o en spinning, canales y pozones ideales para trollings, hacen de Colón un lugar exquisito para los más exigentes pescadores.
La ciudad posee dos circuitos de agua: al Norte, están el Balneario Municipal Playa Norte y la Playa Punta Colón, con su espigón para pesca en la desembocadura del arroyo Artalaz, donde también se encuentran el Complejo Termal Colón y el Golf Club.
En el circuito de aguas del Sur se suceden los balnearios Piedras Coloradas y Municipal Santiago Inkier, las playas Honda y Nueva,la reserva urbana Ribera Sur y el golf Los Bretes.
Un paseo imperdible es visitar el Molino Forclaz, hoy Monumento Histórico Nacional y Museo, en el que funciona una granja educativa, con tambo y quesería, donde pueden comprarse los mejores patés, embutidos y quesos artesanales, hechos a la manera suiza.
El Parque Escolar Herminio Quirós, fundado por éste en 1927, es uno de los mayores atractivos de la ciudad ya que se constituye, por su ubicación, en el mejor mirador del río Uruguay.
De frondosa vegetación, sus barrancas con sendas peatonales atraviesan las grutas de la Virgen de Itatí y la Virgen de Lourdes. Posee sanitarios, juegos infantiles, un campo deportivo con canchas de fútbol, básquetbol, volley y tenis; y desde 1990 es sede de la Fiesta Nacional de la Artesanía.
Del acuífero Guaraní, una de las más importantes reservas de agua del mundo, surge en Colón el agua termal mineralizada que ofrece al visitante la posibilidad de beneficiarse con sus propiedades, que pasan por calmar afecciones reumáticas y respiratorias y mejorar la textura de la piel.
El Complejo Termal de la ciudad tiene una majestuosa vista al río Uruguay y un amplio predio parquizado dentro del cual se cuentan una enorme pileta cubierta con diferentes profundidades y potentes jets de hidromasajes; otras nueve piscinas, dos de ellas cerradas y tres con hidrojets; y cuatro sectores con piletas al aire libre.
Si se va a Colón, no puede dejar de verse el parque nacional El Palmar, ubicado 46 kilómetros al norte por la ruta 14.
De 8.500 hectáreas, fue creado en 1966, para resguardar uno de los últimos palmares de yatay, representativos de los que, hasta fines del siglo pasado, prosperaban en el Este de Entre Ríos, y para cuidar la selva en galería y el monte xerófilo.
El Palmar ofrece muchas comodidades y servicios para el visitante: buenos caminos, camping, proveeduría, centro de informes y hasta una playa sobre el río Uruguay, como para ir pensando en volver a disfrutarla durante el verano.
Fuente:Télam