Neuquén:Piedra del Águila tuvo un crecimiento del 35% en la llegada de turistas en lo que va del año

La ciudad neuquina dejó de ser un «lugar de paso» en los últimos cuatro años para convertirse en un pueblo que recibe hasta 50.000 turistas por temporada, por su gran cantidad de actividades y atractivos naturales que día a día seducen a los visitantes, destacaron desde la municipalidad local.Con siete hoteles que disponen de 250 camas, más otro centenar de alojamientos informales, la ciudad multiplica sus arribos al vencer la estacionalidad de los pueblos de montaña, ya que se ve beneficiada por la política de fines de semana largos…

Si bien en temporada alta mantiene su ocupación plena, fuera de ese período ha aumentado las llegadas, informaron voceros de prensa del área turística de la ciudad de Neuquén, y es considerada la puerta de entrada a los lagos del sur.

Los emblemáticos monumentos al águila y al pescador son las primeras postales que vislumbran los turistas que arriban a esta localidad, que ostenta con orgullo ser la única ciudad de la Argentina que concentra dos represas, a menos de 30 kilómetros de distancia.

A muy pocos metros del centro neurálgico, se levanta el Museo Arqueológico que exhibe la fantástica historia de la construcción de ambas represas, y decenas de elementos que testimonian la vida de los pueblos originarios.

Los emblemáticos monumentos al águila y al pescador son las primeras postales que vislumbran los turistas que arriban a esta localidad, que ostenta con orgullo ser la única ciudad de la Argentina que concentra dos represas A sólo 19 kilómetros del casco urbano, el serpenteante Río Limay es considerado por los especialistas como la cuna de la mejor pesca deportiva.

Resulta apasionante para la pesca con mosca y el spinning liviano, lográndose capturas de ejemplares de truchas marrones de hasta cinco kilogramos, y truchas arco iris de hasta tres kilogramos aproximadamente.

En la actualidad, Piedra del Águila cuenta con ocho sitios habilitados para practicar este deporte que año tras año convoca a miles de pescadores de distintas partes del mundo.

El centro urbano está constituido por negocios de diversos rubros, que en una pequeña escala tienen todo para ofrecer a los viajeros.

Aunque la ciudad se transforme en la parada obligada para reponer energías y víveres, no se puede dejar de visitar los increíbles tallados en piedra, realizados por el artista Juan Borges Linares.

La caminata dura apenas unos minutos pero sirve para estirar un poco las piernas y contemplar desde lo alto el maravilloso entorno natural que rodea a Piedra del Águila.

A cinco kilómetros del centro, los amantes del aire libre pueden disfrutar del lago Pichi Picun Leufú y todo lo que lo rodea. Allí se levantó Kumelkayen, un centro recreativo acuático municipal que cuenta con todos los servicios, a los que se suman una confitería, la oficina de informes turísticos, un camping y estacionamiento.

El largo cordón rocoso que abraza a Piedra del Águila, muy parecido a ciertas postales del paisaje lunar, brinda a los amantes del rapel y escalada un escenario con toda la intensidad y seguridad que busca todo aquel aventurero que desafía a la montaña.

Casi como una síntesis perfecta, la localidad presenta una variedad de restaurantes en los que se pueden degustar exquisiteces patagónicas como trucha a las brasas, lomo de jabalí a la olla negra y ciervo a la cazadora.

Otro de los atractivos de Piedra del Águila es una vieja casa de adobe que albergó, en 1952, a Ernesto «Che» Guevara en el mítico viaje junto a su amigo Alberto Granado, luego que un mecánico le arregló la moto en que viajaron por el continente.

El Che y su compañero de aventuras llegaron hasta una humilde casa en la que vivía el único mecánico de Piedra del Águila a pedir auxilio y lo obtuvieron.

Hoy la vivienda que albergó a los viajeros tiene más de 80 años y mantiene con cierto estoicismo su construcción de adobe y piedra.

Está ubicada en la esquina de las calles Primeros Pobladores y David Zapata que, llamativamente, fueron las dos arterías fundacionales de la localidad en la que hoy viven más de 5.000 personas.

En silencio, la ciudad sigue creciendo lenta pero armoniosamente al compás del murmullo suave del río, esperando amable y generosa a todos los turistas que la quieran visitar.

Fuente y fotos: Télam

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