Las gaviotas, una villa turística que se suma a las atracciones de Mar de las Pampas

En primavera las acacias visten de color amarillo las 49 manzanas de este oasis turístico bordeado de playas, bosques, gaviotas y mar, que se llama Las Gaviotas y que invita a recorrer un mágico centro comercial, cabalgar a la luz de la luna, caminar hasta el muelle de Villa Gesell, pescar en Mar Azul, descansar en Mar de Las Pampas y alcanzar el faro Querandí…

Dentro del municipio de Villa Gesell, entre Mar de la Pampas y Mar Azul, está emplazada esta exclusiva villa turística bonaerense cuya urbanización y arquitectura se conjuga a la perfección con el escenario natural que la rodea. Musa inspiradora de artistas plásticos e intelectuales, Las Gaviotas es el reino del relax, con sus magníficos spas y piscinas climatizadas.

Desayunar en el bar de la playa es uno de sus sellos, dado que los complejos hoteleros están ubicados frente al mar, lo que permite al turista salir de la habitación y encaminarse hacia allí para tomar café con medialunas.

Quienes vienen de pasear por el pequeño centro o de caminar por el bosque, suelen dirigirse también a una casona de madera y vidrio, con colores suaves en su interior: es el restaurante La Palapa, visitado a toda hora para comer abadejo o lenguado, crocantes de papa y salsa de ostras, cebollas glaseadas y rabas, cazuela de mariscos o la tradicional paella.

Allí nadie se quiere perder el lomo envuelto en panceta con mil hojas de papas, ni los tagliatelli con tomates y albahaca. Los vinos y los postres, como el Mozart de chocolate, no cesan de cosechar elogios.

Una de las propuestas recreativas es alcanzar el muelle de Villa Gesell en una caminata que tiene como paso obligado la vecina Mar de las Pampas.

Desde Las Gaviotas, tomando el camino del bosque de pinos, siguiendo el curso de rectas y curvas, se alcanza la calle de ingreso a la villa vecina, que presenta un centro comercial que impacta por la magia que imponen sus cafés, restaurantes y galerías comerciales emplazados en el medio del bosque.

Mar de las Pampas, que debe su nombre a que allí la llanura de la pampa húmeda alcanza el mar, es conocida también como la «ciudad sin prisa», y elogiada por sus fantásticos médanos de arena fina, solitarias playas donde pueden practicarse diversos deportes de arena y agua, más su inigualable bosque de pinos, acacias y cipreses.

La otra villa vecina a Las Gaviotas es Mar Azul, que debe su nombre al intenso color del océano por esas latitudes. Su pequeño centro comercial, ubicado en un lugar estratégico, concentra todas las necesidades básicas para los veraneantes y hay cabañas disponibles para todas la épocas del año.

Los cuatriciclos, las camionetas 4×4, las cabalgatas, la guitarra y el mate y los fogones a la luz de la luna conforman el típico escenario veraniego.

Mar Azul, el último balneario dentro del municipio de Villa Gesell, es uno de los mejores sitios de pesca de la costa atlántica, donde guías especializados en las rompientes del mar, organizan salidas embarcadas para alcanzar las aguas que atesoran mayor y mejor calidad de corvinas, brótolas y pejerreyes.

También desde Mar Azul se puede ir caminando a Mar de las Pampas practicando trekking por caminos que huelen a pino y donde se deja escuchar el bramido del mar.

El sueño de muchos es acampar en Mar Azul, dado que cuenta con uno de los campings más codiciados de la costa.

Enmarcado por el bosque y con vista al mar desde cualquier parcela, cientos de carpas de distintos formatos, tamaños y colores, consagran este camping como ideal.

Cuenta con todos los recursos vinculados a las necesidades del visitante, como vestuarios, duchas, almacén, proveeduría y parrillas.

Cuando la luz del día comienza a declinar, comienzan a humear las parrillas, algunas con carne y otras con la pesca del día, para paladear una cena campestre acompañada por el acorde de guitarras y bajo un espectacular cielo estrellado.

La excursión al faro Querandí, construido en 1922, y ubicado a 30 km de Villa Gesell, es una de las experiencias más valiosas que ofrece Mar Azul, desde donde parten jeeps o cuatriciclos hacia un camino de mar y bosque que plantea subidas y bajadas sobre enormes médanos que suelen despertar un exceso de adrenalina, hasta que por fin se deja ver el faro blanco y negro, en medio de una inconmensurable soledad. Mide 54 metros de altura y tiene una escalera caracol de 276 escalones, su luminosidad alcanza 18 millas marinas, equivalentes a 20 Km de distancia y es increible la atracción que despierta en el público de todas las edades.

Dicen que lo llamativo del Faro Querandí es que, al no encontrarse cerca de ninguna ciudad, despierta un halo de misterio. La mayoría de los turistas que desea llevar a cabo esta enriquecedora experiencia prefiere hacerlo contratando un tour de agencia de viajes, que parten de Gesell y hacen escala tanto en Mar de las Pampas, en Las Gaviotas y en Mar Azul.

Fuente: Télam

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