Los fuertes vientos del valle del departamento Arauco, en el norte de La Rioja, son fuente de energía para su gran parque eólico y también para los apasionados por el carrovelismo, mientras el Señor de la Peña labrado por la naturaleza en una gran roca genera un constante movimiento del turismo religioso y las termas de Santa Teresita son la opción para el relax y la salud que convierten a la región en un polo turístico todo el año…
Todas estas opciones turísticas se complementan con los interminables olivares que cubren de verde extensas superficies de esta zona árida y polvorienta, que dan la materia prima para las productoras de aceitunas artesanales e industriales que abren sus puertas a los visitantes y encierran una interesante historia del surgimiento de este producto en el país.
Aimogasta, cabecera de este departamento, se encuentra a unos 115 kilómetros al norte de la ciudad de La Rioja, desde donde se llega por la Ruta Provincial 9, en un viaje de varias horas para recorrer desérticas soledades pedregosas y de arenas rojizas, con matorrales bajos y espinosos, entre los que surgen como íconos del progreso las altas torres de su parque eólico.
La quietud del desierto se altera levemente con el girar de las blancas aspas de las 24 aerogeneradores, a unos 45 metros de altura, colocados en hilera por el corredor más ventoso del valle.
La guía de la Secretaría de Turismo de la Rioja para este recorrido de Télam, Tania Ávila, comentó que el Parque Eólico Arauco inyecta al interconectado riojano 50 megavatios (mw), y que están en construcción otras 26 torres en el lugar, aunque la ambiciosa meta a futuro es llegar a los 350 equipos en toda la provincia y generar 700 mw.
Tras la breve parada que hace la mayoría de los turistas para observar o fotografiar el imponente complejo -aunque empequeñecido por los más imponentes cerros y la amplitud del valle-, unos kilómetros más adelante se observa, en un bajo, el páramo del barreal convertido en pista de carrovelismo y kitebuggy.
Este plano de 7 kilometros por 4, que es el fondo de un lago extinguido hace millones de años, se convirtió en uno de los mejores lugares del mundo para la práctica de deportes de vientos, velocidades constantes que superan los 50 kilómetros por hora y gracias a la destreza de los aficionados o competidores profesionales llega a duplicarse.
El uso del predio es gratis y sólo se paga en caso de utilizar los quinchos o refugios para hasta seis personas, dotados de sillas, mesas, parrillas y hornos de barro, que cuesta entre 30 y 50 pesos por día, e incluyen uso de baños y duchas.
A metros del barreal se encuentra uno de los puntos de mayor convocatoria de turismo religioso: El Señor de la Peña, que es una gran roca (unos 15 metros de alto) que semeja una cabeza humana en uno de sus perfiles, y que la raigambre cristiana de la región asegura que es el rostro de Cristo.
Allí se ha armado un santuario y un oratorio al que llegan los promesantes y peregrinos, en especial para Semana Santa, cuando suman varias decenas de miles que permanecen en vigilia quebrando con sus velas la absoluta negrura de las noches del lugar.
Una treintena de kilómetros al norte está Aimogasta el polo aceitunero del país, distinguido justamente por su variedad «arauco», que es la única reconocida como originaria de Argentina por organismos internacionales.
Rodeada de interminables olivares, en la cabecera del partido el turista puede visitar y ver el proceso de elaboración del aceite de oliva en fincas familiares artesanales o en plantas industriales.
También es un atractivo para el turista el famoso Olivo Cuatricentenario, producto del único retoño que sobrevivió a la tala total de esta especie ordenada por el Rey Carlos III en el siglo XVII para evitar la competencia de las aceitunas criollas con las españoles, y que es el padre de todos los olivares actuales.
Otros 37 kilómetros al este, cerca del límite con Catamarca, las Termas de Santa Teresita ofrecen el seductor y placentero relax que demanda el final de una jornada de paseo por esta árida y calurosa región,con sus siete piletas de diversas temperaturas, cubiertas o al aire libre.
Allí, las cualidades hidroterapéuticas y la asistencia de profesionales ofrecen una importante gama de tratamientos relajantes y descontracturantes con la excelencia del conocimiento en técnicas orientales.
El complejo que cuenta con hospedaje con baños termales en los cuartos, está enmarcado por un ambiente agreste, con bosques de algarrobos, palmerales centenarios y dunas, ideal para el turismo aventura, con paseos en unimog, bicicletas, cuatriciclos y cabalgatas.
Fuente y fotos: Télam / Enviado especial