Puerto Madryn ofrece la experiencia de nadar junto a lobos marinos en su hábitat natural

La naturaleza del lugar ofrece infinidad de oportunidades, una de las cuales, considerada como «única en el mundo», es la práctica de snorkel con lobos marinos, quienes se muestran curiosos y amigables.En la localidad chubutense de Puerto Madryn el contacto con la naturaleza ofrece infinidad de oportunidades, una de las cuales, «única en el mundo» como gustan definir los guías, lugareños y turistas, es la práctica de snorkel con los lobos marinos, ágiles mamíferos que en tierra son torpes y lentos pero que en el agua despliegan una gran capacidad para nadar, donde se muestran curiosos y amigables,…

Para esta experiencia, que se puede realizar todo el año, se le suministra al visitante un traje de neoprene y las máscaras que permiten apreciar a esta especie y al paisaje marino en todo su esplendor.

La aventura se inicia al momento de subir a los botes y hacer el recorrido hasta la lobería de Punta Loma, lugar indicado para lanzarse al buceo, y donde la perplejidad de ingresar al agua helada sin sentir el cuerpo congelarse genera las primeras sonrisas de los turistas.

La transparencia y la luz del mar argentino que se abre ante nuestros ojos una vez realizada la inmersión, emociona, sensación que llega al paroxismo cuando se van a acercando sin timidez los lobos de mar y las crías, que curiosos, haces piruetas, juegan, y hasta parece que posaran ante las cámaras subacuáticas de los turistas.

La mayoría de las 10 firmas que hacen este paseo están en el balneario Coral, sobre el Boulevar Brown, en Puerto Madryn, donde los visitantes deben ir a cambiarse para enfrascarse en los trajes de neoprene para luego, por una bajada, ir al mar para abordar el bote que los llevará a la lobería.

En el viaje de cerca de 20 minutos al barco lo cruzan los petreles gigantes y al menos dos clases de cormoranes, los reales y los de cuello negro, muy similares a los mbiguás del litoral fluvial, pero aquí blancos y negros.

Los guías recomiendan no tocar a los lobos, pero estos animales sorprenden porque no le temen a los humanos por lo que la experiencia es de una armonía tremenda, de una profunda paz y una alegría tal que pocas veces se puede sentir algo parecido.

Cada grupo va con un buzo profesional que parece conocer a los lobos y los llama por su nombre y sorprende como estos animales de grandes ojos, muy expresivos, parecen reconocer al hombre que los visita más a menudo.

La firma Masters Divers Patagonia tiene paseos de snorkel desde 2.200 pesos por persona, en tanto que el mismo recorrido con equipo de buceo con aire comprimido, cuesta 2.500 pesos por persona, mientras que los acompañantes que no irán al agua pagan 600 pesos cada uno.

Jorge Natale, dueño de esa empresa, explicó a Télam que «entre todos debemos llevar a 300 o 400 personas al año a ver a los lobos, con temporada alta en el verano que es cuando viene más gente» y aclaró que «cada barco no puede realizar más de dos viajes al día con seis a ocho personas en cada turno».

La actividad está habilitada «desde hace 10 años» dijo el navegante, y remarcó que la provincia prohíbe acercarse a menos de 50 metros de los lobos, no pararse en la restinga y no tocar a los animales, pero estos son los que tocan a las personas» por ser muy amistosos.

«Punta Loma -explicaron las autoridades de Turismo de la ciudad- es una reserva de cría y reproducción», y especificaron que por lo general los visitantes «ven a las hembras y a las crías ya que los machos solo llegan en época de reproducción».

Natale afirmó que «nunca se produjo ni una mordida» de un lobo a un humano, pese a lo cual los navegantes, los buzos y los turistas «tienen seguros que los protegen pero, remarcó, «nunca hubo problemas con estos animales».

Desde la costa de Puerto Madryn se suelen ver también ballenas, sobre todo en la playa de Doradillo, camino a la Península de Valdés, donde además de los grandes cetáceos están las orcas, los elefantes marinos, y otra colonia de pingüinos distinta a la de Punta Tombo.

Fuente y fotos:Télam /Por Abel Sanabria

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