Máncora, serenidad natural en el norte peruano

Playas paradisíacas de clima tropical se ofrecen como ideales para aquellos que busquen descansar en un entorno natural y alejado del ruido de las grandes ciudades.Destino austero. Las playas se destacan por su amplitud, tranquilidad y el verdiazul del mar cristalino, rodeados de palmeras…

Máncora es un balneario del norte de Perú, que se caracteriza por tener clima tropical todo el año y un mar cálido con grandes olas, para los que disfrutan del surf y el buceo. La tranquilidad de esta pequeña caleta de playas amplias, arenas claras y mar cálido atrae a turistas de todas partes del mundo.

Los que desean desconectarse de las obligaciones y del caos de la ciudad, deben pensar en Máncora como opción ideal para su próxima escapada. La ciudad costera peruana es el lugar indicado para aquellos que aman hacer playa desde que se despiertan hasta que anochece sin extrañar el bullicio de las grandes urbes.

La ciudad se ofrece a los turistas cómo un destino austero, sin grandes infraestructuras hoteleras, pero con un entorno natural tranquilo, alejado de las grandes avenidas, los centros comerciales y el caos vehicular. Una semana en sus playas es suficiente para poner la mente en blanco y volver renovado, con esa energía que solo el mar puede brindar.

Las playas de Máncora se destacan por su amplitud, tranquilidad y el verdiazul de sus mares cristalinos rodeados de palmeras. El entorno es muy natural de vegetación autóctona, de tablazos costeros y colinas arenosas. La edificación es baja y la mayoría está construida con elementos naturales como las hojas de palmera, que cubren los techos y cañas de bambú. La temperatura promedio es de unos 29 grados en verano y la del mar oscila entre los 22 y los 27.

Durante el invierno se mantiene entre los 19 y los 22 grados, mientras que la temperatura mínima ambiente ronda los 17 grados.

Hacia el sur se emplazan Las Pocitas, Los Órganos, Playa Vichayito, Punta Velero, El Ñuro, Cabo Blanco y Lobitos. Hacia el norte se ubican Punta Sal y Zorritos. Todas estas localidades generan un largo encadenamiento de playas con extensas superficies para recorrer y disfrutar del surf, el kite surf, el buceo y la pesca. Las lluvias son escasas en esta zona, lo que garantiza seguras y extensas jornadas de playa.

Los atardeceres en sus costas rodeados del entono natural son un espectáculo que no se puede dejar de lado. Es muy agradable disfrutar de las puestas de sol observar como el cielo se va tiñendo pasando por los naranjas y los rosados hasta fundirse en un rojo intenso al sumergirse en el horizonte que dibuja el mar.

La mayoría de los hoteles y posadas están ubicados en la costa sobre sus playas, por lo que resulta sumamente cómodo a la hora de disfrutar del mar y la arena. Cuentan por lo general con piscinas entre sus instalaciones y buenos servicios para pasar jornadas placenteras.

La comida marina en Máncora se transforma en una opción exquisita gracias a la fusión peruano japonesa que le da un exotismo y un mix de sabores, perfumes y texturas muy extraños para nuestro paladar. No se puede dejar de probar el cebiche de atún que es la pesca típica de la zona y el suspiro limeño. Hay gran variedad de propuestas gastronómicas con distintas calidades, pero en todas se puede comer muy bien y disfrutar del detalle con el que preparan cada plato.

Desde el balneario salen diferentes excursiones. El snorkeling con grandes tortugas en el muelle de Los Órganos dónde se puede tener la relajante experiencia de nadar con estos ejemplares de la fauna marina.

Quien viaja entre septiembre y octubre puede realizar avistamiento de animales increíbles como son las Ballenas Jorobadas. Un tour a los Manglares invita a recorrer diferentes islas dentro del bosque del Manglar donde se podrá disfrutar de una espesa vegetación selvática, avistamiento de aves y disfrutar de playas paradisíacas.

Otra opción para ir a ver fauna y flora variada es visitar el parque nacional Cerros de Amotape donde crecen bellísimas orquídeas.

También se recomienda no perderse un paseo en mototaxi por el centro de la ciudad y recorrer el paseo de artesanos dónde se pueden conseguir algunos souvenirs de la estadía en la localidad peruana.

Largas caminatas por la orilla del mar en el atardecer degustando el mango o la sandía fresca trozada ofrecida por los lugareños es otro placer del que no se puede evitar.

Desde Rosario se pueden tomar vuelos que hacen escala en Lima, para después llegar al aeropuerto de la ciudad de Piura y trasladarse unos 200 kilómetros por tierra hasta llegar a ese lugar soñado que es Máncora.

Fuente y fotos: www.lacapital.com.ar Por:Hernán Rossi

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