El mundo de los dinosaurios

El Parque Nacional Talampaya y el Provincial Ischigualasto ofrecen un circuito para descubrir los secretos del lugar donde habitaron los gigantes extinguidos.Como en Jurassic Park. En varios sectores del recorrido se pueden apreciar réplicas de los dinosaurios que vivieron en el Jurásico…

El mundo «Dino» es un atractivo que se puede recorrer en territorio riojano en seis puntos imperdibles dentro del yacimiento paleontológico que une al Parque Nacional Talampaya y el provincial, Ischigualasto, más conocido como «Valle de la Luna», en la provincia de San Juan.

Las dos áreas protegidas pertenecen a la cuenca geológica «Ischigualasto», que representa la evolución del planeta en el Período Triásico, entre 200 y 250 millones de años. Es el tiempo en que vivieron los dinosaurios. Y es en esos puntos donde se encontró el primer resto paleontógico de este tipo como los dinosaurios, y uno en especial, el más pequeño, de apenas 30 centímetros.

También se halló la tortuga más antigua que se conoce en el mundo, todo lo que motiva la llegada de científicos de distintas latitudes para recabar información. Estos hallazgos de los primeros dinosaurios fueron y son la clave para definir la importancia del lugar que los albergó seis millones de años antes de que reinaran los dinosaurios gigantes durante el Jurásico, y que desaparecieron hacia el Cretásico. Una de las características principales de este territorio es que al formarse la cordillera de Los Andes, el corazón de la Tierra quedó expuesto tal como se ve hoy en día y como si fuera una pizarra gigante se relata la evolución del planeta en cada capa sedimentaria que exhibe un color diferente de acuerdo con la antigüedad, y lo que ocurrió en ese momento.

Rojo, blanco, amarillo, naranja o lila, de acuerdo con la antigüedad, son los colores de los sedimentos. Por esta razón, uno de los circuitos para recorrer se llama «Arco Iris» y se accede siempre con vehículos autorizados y guías expertos, como Juan Latif y Camilo Ormeño, que pertenecen a la Cooperativa de Guías de Talampaya, con asiento en la localidad de Pagancillo y que cuentan historias de sus propios abuelos cuando 50 años atrás, antes de la creación del área protegida (1975) recorrían la zona con sus cabritos.

Mientras tanto, desde San Agustín del Valle Fértil opera Paula Tour. Su historia califica los recorridos por la zona que, además, presenta otro circuito a «Ciudad perdida» donde la erosión dejó al descubierto geoformas que simulan una ciudad sumergida entre cañadones. Son las excursiones menos conocidas y más diferentes en cuanto a los colores e historias donde, además, el caminar entre los cañadones permite advertir la flora y fauna entre guanacos, zuris (ñandúes), condor andino y maras (la libre autóctona) emblema del Parque.

Su acceso es desde la ruta nacional 76 en el kilómetro 142 y al finalizar la excursión se comparte un refrigerio de nueces y pasa de uvas. En este Parque Nacional la entrada tiene un costo de 140 pesos para argentinos y 300 para exttranjeros, sus secretos se pueden recorrer de a pie, en bici o en vehículos habilitados, desde combis o movi truck, según la elección del visitantes, con excursiones que rondan dede los 500 a 800 pesos.

El intendente del Parque Nacional, José María Herbas, advierte sobre los cerca de 70 mil visitantes que por año recalan para conocer el ambiente donde vivieron los dinosaurios. Talampaya abarca unas 215 000 hectáreas protegidas, que sumadas al vecino parque sanjuanino forman un total son 275.300 hectáreas protegidas y Patrimonio de la Humanidad.

Tiene dos entradas principales, la tradicional donde se encuentra el centro de informes, restaurante, centro de servicios que incluye duchas y sanitarios, y las oficinas donde se contratan las excursiones y el parque para acampar. Desde la entrada principal al PN Talampaya, hay un circuito autoguíado frente al centro de servicios, «Sendero del Triásico», especial para recorrer en familia porque cuenta de menor a mayor tamaño con dieciséis réplicas de dinosaurios de dimensiones reales que poblaron la zona, como el «riojasaurus incertus», un herbívoro que superaba los siete metros de largo.

Este recorrido es de doscientos metros y se realiza de a pie, en cualquier momento de la visita al Parque, mientras que las excursiones Safari Aventura Pul , se contratan via mail, teléfono o directamente en el centro de servicios de la entrada principal del Parque Talampaya. Se accede hasta la figura «El Monje» y de regreso hay una sorpresa con degustación de quesos, nueces y pasas, refrescos y un Torrontés, emblema de la uva blanca de suelo riojano.

Los trekking por la Quebrada Don Eduardo, un imperdible paseo de baja dificultad que dura hasta tres horas, o los senderos del Jardín Botánico y Petroglifos, son parte del encanto de este lugar al que se llega en vehículo contratado autorizado por el parque, para luego descender y realizar las caminatas. Además de la cooperativa de Guías, Ramón Méndez, de Rolling Travel, y Sergio Leiva, son expertos en las temáticas de Talampaya, como también Fabián Paez (www.runacay.com) y Sergio Torres Paez (www.talampayaescursiones.com) .

Para llegar desde La Rioja Capital, por ruta nacional 38 hasta la localidad de Patquía y ruta nacional 150 que se convierte en 76, por donde se accede a Villa Unión, sobre la ruta nacional 40, mítico corredor que en La Rioja ofrece recorridos imperdibles como la Cuesta de Miranda, donde el pueblo histórico de Aicuña es una cita obligada y tiene visitas a una bodega comunitaria.

La Cámara de Comercio y turismo local, que conduce Carlos Frances, junto con Gustavo Herrera y Fabián Paez, ofrece un recorrido en 4×4 por el Parque Municipal del Triásico, en la localidad de Banda Florida, que permite ver atractivos imperdibles como una «Cancha de Bochas» gigante y geoformas con sedimentos de colores como un Valle de la Luna en miniatura.

En la «Perla del Oeste», Chilecito, la visita al museo del Cable Carril es una opción turística que estrena infraestructura en la Estación Dos, con restaurante gourmet «El Gran Pez», el museo de sitio, y recorrido de las vagonetas y torres de hierro de la mayor obra de ingeniería concretada hace un siglo para la explotación minera.

Fuente y fotos: www.lacapital.com.ar

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