Entre Ríos al Natural,puerta de entrada al Litoral

Tierra de gente alegre y generosa, escenario de ríos potentes y brazos de agua que despiertan la inquietud por la pesca y los deportes náuticos, cuna del carnaval más concurrido del país, esta provincia atrapa a los visitantes…

Paraná, que se advierte en el horizonte por la altura de sus edificaciones que sobresalen a la planicie, se lleva sus propios laureles así como los sitios de interés histórico de esta tierra que vio nacer a destacados protagonistas de la conformación nacional.

Entre Corrientes y Buenos Aires, esta provincia sintetiza exotismo y carisma pampeano, y con estas características es fácil comprender que es el turismo rural una de las modalidades más atractivas para disfrutar la verdadera esencia de su geografía y también de su humanidad.

Las estancias de Entre Ríos han permanecido intactas a los artilugios del marketing turístico y se muestran con toda su autenticidad, recibiendo a sus huéspedes con una hospitalidad pura y entusiasta de las familias anfitrionas.

Es el caso de Estancia El Cerrito, en Victoria, donde reciben sus propios dueños, Alicia Atencio y Rubén Regiardo. Allí es posible alojarse en dos hermosas casas de estilo colonial, dormir en camas con respaldares de bronce y disfrutar unas gustosas comidas caseras.

Victoria a pleno campo El Cerrito es una estancia a plena producción de manera que es posible ensillar un caballo y salir al campo a observar las tareas de siembra o cosecha según el momento. Seguramente uno podrá ser acompañado por un anfitrión, o por "Feo", un simpático boxer que en varias oportunidades ha evitado que los viajeros se perdieran en la inmensidad de los sembradíos.

 

Los jardines de la estancia son ideales para contemplar la naturaleza, hacer caminatas o andar en bicicleta. Claro que también hay disponible un sulky y, obviamente, habrá algún plan de pesca.

Este último capítulo es especial para los pequeños del hogar: "A los chicos les encanta ir a pescar mojarras y otros peces chicos, entonces los subimos a un acopladito y con un tractor los llevamos a un arroyito que está muy cerca de la estancia, entonces ellos se la pasan de maravillas" dice Alicia, agregando que esta actividad es tan exitosa que ya la han incorporado como un programa de pesca para niños.

Gualeguaychú rural Gualeguaychú lucha por su naturaleza. El diáfano cielo, el aire puro, el agua del río, todo vale y mucho. El cuidado ambiental es casi como una bandera nacional en esta hermosa ciudad. Y la alegría también, por eso es que tienen los carnavales más convocantes de toda Argentina.

Allí, los Garat Cassarino han abierto su casa de campo al turismo. "Nos gusta mucho ver cómo la gente disfruta valorando la naturaleza y compartiendo nuestra forma de vida, dice con convicción Poppy; intentamos llevar una vida sana, cuidar de nuestra huerta, de nuestro campo y mantenemos una armonía muy enriquecedora para quienes llegan desde las grandes ciudades en busca de unos días de descanso. Hemos tratado de mantener la naturalidad de nuestra casa y lo hemos logrado. Aquí comerán unas ricas comidas caseras, tomarán mate como nosotros lo preparamos y saldrán a andar a caballos con nuestros peones; vamos a juntar los huevos cada día a la granja y cosechamos nuestros propios productos, tenemos actividades cada día que pueden disfrutar los padres con sus propios niños. Damos de comer a los animales y ayudamos a comprender que la vida merece ser cuidada".

Poppy y su familia explotan turísticamente su casa, llamada Itapeby. Ellos han conservado numerosos objetos que dan testimonio de la vida de campo hasta hace muy pocos años y han rescatado el viejo tambo para armar su propia pulpería. Allí está la cocina a leña que siempre se usó en la casa, y la salamandra, y tantos otros objetos que llenan de encanto el ambiente campero donde llegan desayunos a base de manteca y dulce de leche tan caseros como el pan.

Turismo virgen. Entre Ríos no escapa a la esperanza que el turismo tiene para ofrecer a quienes desean hacer dulce con la hospitalidad. Es este un rubro económico por excelencia que produce muy buenas riquezas a lo largo y ancho del país y así como el modelo agroexportador dejó, en su momento, una Argentina potente y organizada, ahora esta industria sin chimeneas abre los caminos de un sueño de desarrollo y prosperidad.

Allí, donde el ferrocarril ha muerto sembrando migración, pobreza y desencanto, allí es donde un puñado de vecinos se han capacitado para mostrarle al mundo la bonanza de sus tierras y la belleza de sus tradiciones.

Son Irazusta y Fastino M. Parera, dos pueblitos en riesgo de desaparición cuyos vecinos, bajo los lineamientos de la asociación civil Responde (Recuperación Social de Poblados Nacionales que Desaparecen) se han puesto manos a la obra para recibir al turista y brindarles lo mejor.

De esta manera, mientras unas familias ofrecen alojamiento, al mejor estilo del turismo rural español, otros brindan los servicios gastronómicos, incluso con muy buenas propuestas para aprender a amasar una buena pasta flora, por ejemplo, o sacar unas excelentes empanadas, pizzas o panes caseros.

Esta experiencia no es nueva, lleva varios años trabajándose bajo el amparo de esta asociación que dirige Marcela Benítez con el apoyo de la Fundación American Express y tiene ya dos manifestaciones; la otra está en Catamarca, en Andalhuala.

Con el mismo espíritu, en la mendocina localidad de La Consulta, una organización similar, Caminos de Altamira, ha recibido este año pasado un galardón en Alemania por ser considerado un ejemplo de turismo sustentable.

Esta gente enseña que vale la pena trabajar por la naturaleza y su cultura. Bien vale el esfuerzo de conocerlos.

Fuente:Sergio Javier Allasia
Especial/ Suplemento Diario La Voz del Interior

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