Los más de 1.500 km que separan Buenos Aires de Salta capital pasan a ser sólo un detalle al llegar a la ciudad elogiada como "la linda", cuya belleza parece florecer desde la Plaza 9 de Julio. Contemplarla es a la vez ir preparando el espíritu para la travesía que nos espera: la "Experiencia 4×4 Tren a las Nubes – Quebrada de Humahuaca", una semana de ardua competencia: 2.000 km por rutas y caminos de ripio y tierra, vadeando ríos y sorteando montañas, que este año por primera vez se abrió a equipos del exterior…
Pero sin duda, esta aventura transcurre por magníficos paisajes y escenarios con historia que no pueden desperdiciarse mientras los vehículos hacen un alto. Salta invita a conocer iglesias, plazas, museos, antes de seguir viaje hacia San Salvador de Jujuy. Y entonces nos detenemos ante la Catedral de 1882 y también damos una visita al Museo de Arqueología de Alta Montaña (MAAM), que resguarda tres momias encontradas en 1999 en la cima del volcán Llullaillaco, a 6.700 m de altura. Los cuerpos de La niña del rayo, La doncella y El niño se aprecian tal como fueron descubiertos, conservados en cámaras a 20 grados bajo cero.
La noche salteña
La caravana se pondrá en marcha a la mañana siguiente. Se deberá pasar la noche, y la noche está asociada a Balderrama. "Por la perseverancia que usted tiene, le vamos a hacer una zamba", confiesa Juan Balderrama que le dijeron una noche el poeta Manuel Castilla y el músico Gustavo Cuchi Leguizamón. Así nació la famosa zamba que lleva su apellido. Desde 1922, el famoso boliche es reducto de poetas trasnochados, compositores y cantores y grandes guitarreadas.
Luego de esa noche, las camionetas arrancan desde el Monumento a Güemes rumbo a Jujuy. Un viaje apasionante que nos lleva por los pueblos del Noroeste. Se avanza y se disfrutan los los paisajes, se conoce a la gente del lugar y se ponen a prueba los conocimientos de manejo, trabajo en equipo y desafíos en diversas superficies, tanto en los vehículos como haciendo trekking o navegando en kayak.
Enrique Cammarata, organizador de la excursión, explica que "es un desafío cuyo ganador es el elegido por los pilotos como el compañero ideal. Priorizamos el trabajo en equipo, la inteligencia para resolver situaciones y el cuidado de la naturaleza, la camioneta y el compañero".
Veinte vehículos conducidos por argentinos, bolivianos, chilenos, colombianos y polacos dejan la capital salteña por la ruta 34, rumbo a San Salvador de Jujuy. A poco de la salida aparecen plantaciones de caña de azúcar y tabaco, rodeadas de árboles achaparrados. El trayecto de 100 km alcanza campos y valles que recortan el paisaje en la última línea del horizonte.
Tras una hora de viaje comienzan a verse las primeras casas de Jujuy. A la entrada, el río Xibi Xibi divide la ciudad en dos, y una parada permite rearmar la caravana, cargar provisiones y conocer puntos históricos de San Salvador, como el Palacio de Gobierno, el Cabildo, el Museo Histórico Policial, la Catedral, del siglo XVII, y el Museo Histórico Provincial Juan Galo Lavalle, que conserva escritos, cuadros, mapas, muebles, armas y la puerta con el orificio por el que ingresó la bala que mató a Lavalle.
De las yungas a la Puna
Pero es hora de volver a la acción. La salida de Jujuy en dirección sudeste hacia el pueblo de San Francisco permite realizar una de las primeras pruebas off road de esta experiencia. Luego de unos 100 kilómetros y acondicionar el campamento en las inmediaciones de la estancia Santa Rita, en la ciudad de Libertador General San Martín, el grupo se prepara para la primera prueba: cruzar el río que atraviesa la estancia, para eso hay un pontón flotante o barca, hecha con dos flotadores unidos por vigas, sogas y grilletes de hierro.
Tras un intercambio de ideas y de experiencias similares, los pilotos se dividen las tareas: unos arman el pontón, otros alisan el terreno y los restantes toman las palas para hacer dos bajadas de tierra a cada lado del río. Cammarata aprovecha para recordar que la resolución de la prueba no se mide por tiempo. "Deben tomar la mejor opción, cuidar a sus compañeros, las 4×4 y las herramientas".
En medio de un silencio absoluto, y luego de dos horas de trabajo, cruza con éxito la primera camioneta guiada por un líder de equipo que le va dando al piloto indicaciones de cuándo apretar el freno, encender el motor y poner primera. Los aplausos interrumpen el silencio: la primera de las pruebas de la travesía está cumplida. Le sigue el merecido descanso, la guitarreada nocturna y la salida hacia San Francisco.
General San Martín es la puerta de entrada al Parque Nacional Calilegua (76 mil hectáreas), creado en 1979 con el fin de resguardar las yungas, ambientes de gran biodiversidad conformados por selvas de un verde intenso entre montañas, con un clima cálido húmedo a subhúmedo. Allí se pueden encontrar miles de especies vegetales, insectos, aves y mamíferos. Enmarcada por cordones montañosos con picos de más de 3.000 mil metros de altura, la segunda jornada enlaza el Ingenio Ledesma con la población de San Francisco, donde se emplaza el campamento general y tiene lugar la primera prueba especial de conducción, al mando de distintos líderes cuya misión es llevar al contingente, abriendo senderos donde no existen, hasta un punto cercano al río San Francisco -famoso por sus efluentes termales-. Son unos 50 km de tierra por la ruta 83 hasta las 300 casas de San Francisco, enclavadas en plenas yungas jujeñas, entre montes y el cerro Santa Bárbara. Allí resalta la paz y amabilidad de los 500 habitantes. Desde la capilla San Francisco de Asís, una caminata basta para conocer la historia de sus personajes, como Reinaldo Tolado, dueño de un almacén que lucha por los derechos de cinco comunidades collas. O Valentín Madani, que exhibe orgulloso sus artesanías en madera en la oficina de turismo, frente al comedor Cerro Hermoso, de Jacinto Corimallo.
Vale la pena, al día siguiente, la excepcional transición entre las yungas y la Puna: un fatigoso trekking de montaña de unos 12 km, literalmente "sobre las nubes". El agotador día termina tarde, en un campamento en las afueras de Humahuaca, y la jornada siguiente marca uno de los puntos más altos de esta Experiencia 4×4 2008: el tramo Humahuaca-Iturbe-Iruya, que nos recibe con su clásica iglesia "colgada" de la montaña. Allí tiene lugar una prueba especial de conducción, navegación terrestre y trabajo en equipos que se lleva parte de lo que queda del día, y la noche. Luego vendría el campamento de altura cerca de Abra Pampa -con temperaturas de hasta 22°C bajo cero- y el extenso ejercicio de conducción nocturna con localización de way points en el lecho de un río. En la altura de la Puna, la laguna Pozuelos nos recibe con sus flamencos rosados y un desafío en kayak en aguas heladas. Luego vendrían Casabindo, la fantástica Cuesta del Lipán y el enorme desierto blanco de las Salinas Grandes, donde un campamento a la luz de la luna y con temperaturas bajo cero marca el principio del final.
Fernando Gorza ESPECIAL PARA CLARIN.