La Secretaría de Turismo de la Nación a través de su programa “100 Años”, que fue creado en marzo de 2007, con el fin de implementar y coordinar acciones de conciencia y sensibilización, cultura turística, que fomenten una nueva cultura turística entre los habitantes de la República Argentina, de acuerdo a los programas de trabajo establecidos en…(Caminito, emblema turístico argentino )
la materia y demás mecanismos que permitan crear conciencia entre los diversos sectores de la población. Esto mediante la realización de Muestras, cursos, notas de sensibilización, participación en eventos masivos con los talleres de cultura turística, impresos y campañas de difusión masiva.
Actualmente los grandes cambios de índole social, económica, política y tecnológica han provocado que el turismo sea una actividad compleja donde la experiencia del visitante a un destino no se le limita al servicio del hotel, del restaurante, del transportista. Hoy en día la experiencia turística se integra primordialmente por la seguridad del visitante y por una larga cadena de contactos que el turista vive durante su visita y que beneficia a todos.
Es por eso que en un mercado tan competitivo se hace cada vez más necesario prepararnos para conocer mejor nuestras comunidades, los atractivos y valores turísticos de nuestro país, buscando siempre una mejor forma de desempeñar nuestro trabajo y desarrollando un orgullo al servir. Ya que hay que destacar que el factor humano, es decir, nosotros… las personas… somos quienes damos vida al turismo y quienes hacemos la diferencia.
Y realmente el turismo es una importante actividad social y económica que requiere de nuestra participación para su desarrollo. La actividad turística encuentra en nuestro muy diverso y fascinante patrimonio natural y cultural (playas, bosques, zonas arqueológicas, museos, nieve, ríos, pesca, gastronomía, etcétera) su principal detonador.
Así que al hablar de la Cultura Turística estaremos haciendo referencia a la participación de las personas en la búsqueda de mejores condiciones para hacer posible la actividad turística; lo que implica el compromiso de conocerla para contribuir a su fortalecimiento y poder obtener de ella los beneficios que es capaz de generar, dedicándole la atención necesaria para convertirla en la actividad sustentable que debe ser.
No hay empresas ni destinos de calidad, sin personas de calidad; tanto en el aspecto profesional como en el humano.
Como resultado de la asimilación personal y colectiva de conocimientos y valores, existirán ciertas actitudes que le dan sentido en la práctica a la Cultura Turística: Amabilidad – reflejada en el trato afectuoso y cordial.
Cortesía – que evidencia demostraciones de respeto. Eficiencia – la facultad para prestar servicios en tiempo y forma al contar con las habilidades y destrezas necesarias. Disposición – el actuar con plena conciencia y conocimiento de la importancia de la labor de cada quién. Profesionalismo – el factor humano aplicando su experiencia y emotividad en el marco de sus labores.
El ambiente turístico de un destino turístico, derivado de la formación y la participación individual y social de los individuos, estará sustentado en un clima especial del “buen trato” (cordialidad, hospitalidad, calidad) y competitividad, y se orientará a tener turistas totalmente satisfechos.
Para poder lograr este efecto deseable en las comunidades receptoras, antes habrá que partir de los individuos, promoviendo no un cambio o transformación radical en sus hábitos, sino más bien, estimulando la comprensión y asimilación de la Cultura Turística.
Según este esquema, la Cultura Turística involucra una espiral creciente que gira en torno al desarrollo sustentable:
A partir de la difusión de conocimientos y valores, se generan actitudes que se manifiestan en una mejor comprensión del turismo y sus implicaciones, y a la valoración y adecuada administración del patrimonio turístico.
Esto trae consigo la integración de una oferta de servicios diversificada, adaptable al medio y a la identidad de los anfitriones, que permitirá atender con más eficiencia al turista, lo cual puede propiciar mayores corrientes de visitantes.
Los beneficios de diversa índole generados por este proceso favorecerán la consolidación de productos y destinos turísticos, y por ende la sustentabilidad para las comunidades.