Brasil: En el Nordeste, mar y dunas

Estado de Río Grande del Norte, en Brasil: playas de agua esmeralda, buena gastronomía, sitios históricos y los imperdibles paseos en Buggy, sólo para audaces, por los inmensos médanos del parque de Genipabú…

 Una ligera mirada al mapa de América del Sur muestra como una prominencia redondeada parece empujar al océano Atlántico. Esa geografía, en donde Brasil se asoma a un balcón para observar en dirección a un horizonte africano, y más allá a Europa, forma parte de una región que posee el privilegio de un paisaje exuberante y una temperatura ideal que invitan a conocerla bien de cerca. 

Río Grande del Norte, uno de los 27 estados que integran Brasil, se alinea junto a Paraíba, Pernambuco y más abajo Alagoas, formando parte del mítico nordeste brasileño. 

El estado de Río Grande del Norte tomó su nombre del río Potengi, gran estuario que divide en dos a Natal, su capital. 

Un largo puente les da continuidad a ambas mitades y permite que discurra el río hasta desembocar en el mar, ante la adusta presencia del Forte dos Reis Magos. 

Diseñada en forma de estrella, esta fortificación y prisión militar de gruesos muros encalados, fue edificada con grandes piedras unidas por una argamasa compuesta de arena, aceite de ballena y conchillas trituradas para dar refugio a las salas, los calabozos, una pequeña capilla y valerse de su batería de cañones, en defensa de una plaza apetecida por las armadas de las potencias de la época, que pugnaban por asentarse en este territorio. El punto geográfico más cercano a la Europa conquistadora. 

La ciudad de Natal, que fue fundada por los portugueses en la Navidad de 1599, es llamada la Novia del sol. Mientras el avión comienza a arribar al Aeropuerto Internacional Augusto Severo, echar una mirada desde la altura impresiona agradablemente. Pueden observarse sus más sobresalientes características físicas: racimos de altos edificios que armonizan con la mayoritaria edificación baja. Y se visualiza, a vuelo de pájaro, un mar color esmeralda junto a la larga cinta de arena de sus playas. 

Una suma de playas céntricas de finas arenas que comienzan en Ponta Negra y se va extendiendo hasta ser interrumpido por el ancho encuentro entre el río Potengi y el océano. Miran de cerca el antiguo fuerte y el puente Newton Navarro, de estructura estilizada y reciente inauguración. 

A la sombra del morro 
Al pie del vistoso Morro do Careca, en el distinguido barrio de Ponta Negra, se desarrolla la actividad marítima y deportiva. No menos importante resulta el movimiento turístico de esta zona en la que abundan hoteles, posadas y restaurantes de renombre. Entre estas callejuelas se dan cita la diversión nocturna y la excelente cocina nordestina. (Es conocida la pujanza de la industria de la producción de camarones del litoral marítimo de este estado norteño: el crustáceo es el rey de su arte culinario.) 

Junto con la admirable condición de ser la ciudad de Brasil con el menor índice de criminalidad, la ciudad de Natal ostenta el título de ser el lugar del aire más puro de América, distinción otorgada por la NASA en 1994. No es extraño, entonces, encontrar en los habitantes la amabilidad y sosiego que brota de un estilo de vida sin mayores tensiones, que se aprecia en el buen trato al visitante. 

Verdadera satisfacción se siente al comprobar una simple ecuación: amable acogida, clima benévolo y fascinantes paisajes equivalen a disfrutar de unas excelentes vacaciones. 

La mayor área verde de Natal, el Parque das Dunas -el segundo parque urbano de Brasil luego de la Floresta de Tijuca, en Río de Janeiro- hace de magnífico telón de fondo al conjunto de playas coloreadas del intenso esmeralda del mar. Un impresionante marco que acompaña a la Via Costeira, un tramo que integra la carretera BR-101 que atraviesa casi todo el país y se prolonga hasta Río Grande del Sur. Sobre ella se asientan importantes complejos hoteleros internacionales de primer nivel, así como edificios de renta de departamentos para turistas. 

Una caminata guiada por este parque natural puede realizarse los días sábados. La Secretaría de Turismo de Natal – sectur@natal.rn.gov.br – brinda mayor información sobre estas visitas. 

Hacia el Norte 

Al alejarse unos pocos kilómetros del centro e internarse en dirección al norte del litoral marítimo, el asombro continúa aunque es imprescindible contar desde allí con un medio de transporte para hacerle frente a una costa accidentada, que le suma más interés y adrenalina al paseo. Transitar por la orilla del mar por sitios distantes del casco urbano es aconsejable sólo si se utilizan los ágiles buggies o las potentes 4×4. Alquilar esta clase de vehículos asegura un traslado excitante y divertido, pero también responsable. Sólo son conducidos por verdaderos baquianos que dominan palmo a palmo el terreno y conocen las tablas de mareas. 

Una excursión en Buggy va mostrando al turista enclaves playeros como Redinha. Se llega luego de una corta travesía en balsa. Allí las jangadas aguardan salir al mar en busca de la cosecha pesquera del día y también son ofrecidas en alquiler para paseos marítimos. 

Luego habrá un atajo en dirección hacia la enorme área del Parque Turístico Ecológico Dunas de Genipabú, las mismas que prestaron ambientación a varias escenas de la filmación de la telenovela "El clon". La increíble extensión de esta área y la similitud con el característico paisaje sahariano debieron haber inspirado la importación de una completa caravana de dromedarios, listos para ser montados por intrépidos jinetes y partir, guiados por expertos camelleros, hasta alcanzar el "oasis" más próximo. 

La práctica de sandboard con caída libre sobre un estanque hace las delicias entre los turistas en Barra de Río. 

Un nuevo cruce en balsa y se llega a Pitangi, cuya laguna se brinda calma, para descansar debajo de las típicas sombrillas de techo de paja. Instaladas en la orilla y dentro mismo del agua. Una parada que se presta para comer algo, beber un refresco y chapotear a gusto, sin olvidarse de dar una prolija revisión de la tienda de souvenires. 

En este punto la jornada ya agotó la mitad de la duración del tour. El regreso es inminente. Sin embargo, es en Jacumá donde se advierte, observando cómo se desplaza la aerobunda , que tan sólo se han cumplido 33 kilómetros del recorrido. 

Al desandar el camino las sorpresas no cesan. Otra vez Genipabú. Un escenario ideal para brincos y derrapes que terminan haciendo reir y gritar de emoción a los viajeros. 

El sol de la media tarde va madurando en la arena, mientras los briosos buggies roncan danzarines entre las dunas. 

Entre subidas y abruptos descensos ya se advierte cómo Natal tímidamente se acerca, asomándose apenas en el horizonte. La tarde comienza a declinar. En el aire quedan suspendidas rumorosas voces y el eco lejano de una carcajada feliz. 

 

Datos útiles
 
Cómo llegar 

En vuelos de la empresa TAM. Pasajes a Natal, ida y vuelta desde 700 dólares, con impuestos incluidos; haciendo escala en San Pablo. 

Dónde alojarse 
La ciudad despliega un amplio abanico de hoteles y posadas en el que abundan propuestas de alta calidad. Terrazas con vista al mar, piscinas, spa, masajes, jacuzzi, bares y restaurantes. 

Sobre la Via Costeira. Sers Natal Grand Hotel cuenta con cuatro restaurantes y tres bares. Wi-Fi en las áreas comunes, piscinas y salas de masajes. Desde US$ 122. 

Pestana Natal Beach Resort dispone de tres piscinas, spa, sauna, hidrogimnasia, masajes, salones de juegos, restaurantes de arte culinario local y portugués. Desde US$ 149. 

Sobre Ponta Negra. Araçá Praia Flat ofrece 41 habitaciones, restaurante, acceso a Internet, acceso a la playa y un deck con vista al mar, a Ponta Negra y la ciudad. Desde US$ 97. 

Manary Praia Hotel, con balcones que dan al mar, hamaca, acceso a Internet, dos piscinas, jardines y restaurante. Desde US$ 213. 

Excursiones 
Un paseo en Buggy de un día a las dunas de Genipabú 182 dóalres. 

Más información 
Comité Visite Brasil. Embajada del Brasil en Buenos Aires. Cerrito 1350, Entrepiso (C1010AAB). Fax: 4515-2403. 

E-mail: turismo@embrasil.org.ar

Website: www.brasil.org.ar

Los platos del sertão, de novela 
En su novela "Gabriela, clavo y canela", Jorge Amado cuenta de qué manera Nacib va enamorándose perdidamente de su joven cocinera. Ella, sin siquiera saberlo, procurando simplemente conservar su empleo, se supera cada vez más, y así va tendiendo una atmósfera de ricos aromas y sabores que lentamente van rindiendo la voluntad de su sibarita jefe hasta que éste, cautivado por su arte pero también por su belleza, la convierte en su esposa. 

Gabriela había llegado hasta él, en busca de empleo con un único bagaje de conocimientos, la preparación de algunas comidas aprendidas en su lugar de origen, el sertão nordestino. Las bondades de la cocina de esta región de Brasil están a la vista en restaurantes, posadas y hoteles de Natal. La calidad y esmero en la preparación de los platos a nadie puede sorprender entonces. 

Por Norberto José Lema 
Enviado especial 

Fotos: ANA SLIMOVICH y ANA PACHECO/EMBAJADA DE BRASIL 

Deja una respuesta