Salta : Circuito Calchaquí

La parsimonia de los valles, en tres pueblos.A pocos kilómetros de la cada vez más dinámica Cafayate, Animaná, San Carlos y Tolombón proponen paisajes cordilleranos, buen clima y mejores vinos…

 Quienes la frecuentan dicen que Cafayate está cambiada. Y la frase no es antojadiza: su renovada plaza orlada por grandes y floridos planteros, las casas de artesanías y sus bares y restaurantes con mesas en las veredas invitan a disfrutar del impagable sol de los Valles Calchaquíes. Como si fuera poco, las nuevas cavas y bodegas la convierten en el centro de este polo vitivinícola, punto de partida de la Ruta del Vino, que se extiende hasta Cachi y Payogasta. 

Pero la zona ofrece, además de vinos, otros atractivos, especialmente en los pueblos aledaños, que con su pacífico clima y sus personajes encantadores invitan a perderse en las callecitas, con el siempre presente paisaje del valle sobre un horizonte de cerros. 

Animaná y San Carlos 
Hacia el Norte, en el camino a Santa María, en Catamarca, aparece Animaná ( lugar cerca del cielo, en lengua kakana), un antiguo poblado viñatero a 1695 metros de altura donde todos se conocen. 

Ahí, un paisano de a caballo nos indica la casa de doña María, una de las artesanas de este pueblo, famoso por la cestería. En una visita a su sencilla casa se la puede ver en el patio entrelazando las fibras para armar bellísimos trabajos. El lugar, que en el siglo XVIII tuvo gran auge por ser un importante sitio de paso, es hoy un caserío disperso a los costados de la ruta 40, especialmente reconocido por los preciados vinos pateros caseros de edición limitada, salidos de pequeñas bodegas familiares como La Bodeguita, La Abuela y Bodega Martínez. 

La Bodeguita fue fundada por Andrés Martínez en 1928 y sus vinos fueron galardonados con el Premio Olimpia 200 en el rubro artesanal. Al frente del negocio, un simpático sitio atestado de productos de la zona, está Juan de la Cruz, el hijo del fundador, que ofrece degustaciones. Cerca de allí también se pueden visitar las dos nuevas bodegas de vinos premium: Animaná y José Luis Mounnier. 

Los alrededores de la zona son una verdadera belleza, y a pocos kilómetros aparecen deliciosos caseríos como San Antonio y Corralitos, con comunidades de agricultores dedicados a producir frutas secas, dulces caseros y fragantes pimientos rojos. 

Unos 10 kilómetros hacia el norte está San Carlos, que recibe al visitante con su estilo colonial, casas de adobe y esquinas de madera con postigones. El lugar fue territorio de los calchaquíes y después de los jesuitas, que en el siglo XVII levantaron la primera misión con una capilla dedicada a San Carlos Borromeo. Casi dos siglos más tarde, se convirtió en la espléndida iglesia que corona la plaza. También de adobe, con gruesas puertas de madera maciza tallada, crucero y cúpula, vale la pena visitar el interior, donde se conservan bellas imágenes. La hostería es un buen lugar para tomar un café y disfrutar de la bonhomía del pueblo, dentro de un panorama que parece detenido en el tiempo. 

"Me llena el corazón", dice de San Carlos un joven alemán de cabellera color maíz llamado Christoph, que encontramos mientras andaba en bicicleta. Christoph cuenta que es ingeniero y que una vez al año viaja a la Antártida, donde trabaja cinco meses en la base española del sector. Como tantos europeos eligió este pueblo por el clima seco, para vivir en una lindísima casa de adobe rosado que acaba de comprar. Otra precursora del lugar es Martina, una arquitecta suiza que, entre otras obras que construyó en la provincia, hizo suyo el sueño del proyecto propio, La Casa de los Vientos, el cálido y confortable hotelito donde relucen todos los materiales de la zona en su estructura y decoración, inmejorable lugar para instalarse y disfrutar de la paz reinante, que se adivina en las callecitas de tierra. 

Para hacer vida de campo en serio, hay que llegar hasta La Vaca Tranquila, el establecimiento que la pareja belga formada por Ana y Alain lleva adelante. Está en las afueras de San Carlos, y en este lugar se advierte un estilo rústico, visible en la casa principal, equipada con todo confort en las seis habitaciones con calefacción de leña e hidromasaje. 

Complementa el sitio la finca Buena Vista, de donde salen los ricos quesos artesanales de cabra y vaca que se prueban en un buen desayuno casero. El complejo, con varias construcciones, tiene piscina y un quincho con el infaltable horno de barro, donde los pasajeros pueden hacer sus asados. Ana aclara que su propuesta es disfrutar al máximo de programas al aire libre, como caminatas y cabalgatas. Prueba de esto es el lindísimo monturero y los corrales con que cuenta, donde la caballada descansa antes de emprender diferentes paseos. 

Tolombón 
En el sentido opuesto, hacia el Sur y en el camino a Cachi por la ruta 40, a 10 kilómetros aparece Tolombón, un delicioso pueblito con historia. Ahí vivieron calchaquíes, diaguitas y tolombones, que dejaron sus huellas en las ruinas que se pueden ver en la cercana Sierra del Cajón. 

Considerada hoy el mayor descubrimiento arqueológico de la zona, sobre la ladera del cerro y envuelto en una vegetación enmarañada, se encuentran vestigios de la que fue en épocas prehispánicas la capital política de las naciones calchaquíes. Es toda una aventura internarse entre los restos de casas y corrales hasta llegar al pucará. 

El pueblo en sí es apenas un caserío, con su iglesita y viviendas dispersas, sumergido en un tapiz de viñedos que dominan el paisaje. 

Muy pronto se divisa Altalaluna, el hotel-posada boutique. Ahí, sobre la antigua sala conocida como La Armonía, que perteneció a la familia Michel Torino, se construyó con todo el confort imaginable. Con un inmenso y centenario algarrobo, que le da a la construcción un toque escenográfico, el hotel conserva el estilo colonial de sus orígenes, y en sus amplios espacios interiores ofrece habitaciones con terrazas particulares y jacuzzi. 

Por Marta Salinas 

Para LA NACION

  

Datos útiles 
Cómo llegar 
Siempre por la ruta 40, hacia el norte, Animaná y San Carlos quedan a 15 y 24 kilómetros de Cafayate, respectivamente; Tolombón está a 12 kilómetros, pero hacia el Sur 

Dónde dormir 

La Vaca Tranquila 
Estadas, desde $ 170 por día, con desayuno incluido ( www.lavacatranquila.com ) 

La Casa de los Vientos 
Alojamiento, desde $ 80 por día con desayuno ( www.lacasadelosvientos.com ) 

Altalaluna 
Paquetes de tres días y dos noches con desayuno desde $ 650 ( www.altalaluna.com ) 

Entre cavas y bares 
Junto a las nuevas bodegas, se suman en Cafayate últimamente nuevos centros de degustación, a no más de un dos cuadras de la plaza principal. En algunos invitan las bodegas y en otros puede costar entre $ 15 y $ 25 por persona. Están los de Etchart y Domingo Hermanos, todo un clásico, y el precursor El Porvenir de los Andes. 

Entre las novedades, la bodega El Tránsito, con decoración despojada y cuidada, donde wse puede degustar sus vinos; también, el sitio de la Bodega Nanni, con una ambientación de neto estilo cafayateño. 

Pequeño y sencillo, el espacio de Salvador Chavo Figueroa invita a probar sus vinos mientras el dueño cuenta las bondades de cada uno. 

Fuera del centro, camino a El Divisadero, se encuentra Viñas de Cafayate, encantador wine-resort con una elegante cava para catar junto a pequeños amuse-bouche con productos de la región, salidos de las manos de Carlos Amante, chef que también se luce en El Terruño, cálido restaurante frente a la plaza

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