Esta temporada, con menos turistas europeos y norteamericanos por la crisis económica, el balneario uruguayo apunta a seducir a los argentinos con tarifas similares a las del año último y los atractivos de siempre…
Todos los años surgen las mismas preguntas en relación con Punta del Este. ¿Cuánto subirán los alquileres? ¿Vendrán más brasileños? ¿Cuánto va a costar llenar el tanque de nafta o comer un chivito y un liso (vaso de cerveza) en la calle Gorlero? En general, las respuestas son las mismas porque los precios suben irremediablemente de una temporada a otra, y lo cierto es que nuestros vecinos de Brasil, en particular los paulistas, siempre terminan clavando sombrillas en las blancas arenas esteñas.
Sin embargo, el verano que se avecina promete algunas sorpresas como consecuencia de la crisis mundial y en la Argentina. Recién ahora se están empezando a cerrar alquileres, principalmente en el segmento más bajo, de entre 2000 y 5000 dólares por la quincena de enero, pero la franja intermedia y alta, con valores de hasta US$ 30.000 por el mes completo, todavía no se ha manifestado en el balneario. Se esperan muchos brasileños para las fiestas, pero, a diferencia de otros años, pocos europeos y norteamericanos.
Tradicionalmente, el fin de semana largo del 12 de octubre es estratégico para las inmobiliarias de Punta del Este. Es en esos días cuando muchos argentinos viajan para hacer reservas, ver apartamentos y decidir adónde van a ir en sus vacaciones.
Lo que ocurrió esta vez fue que muy pocos aprovecharon el feriado para tomarse el ferry y definir estas cuestiones. "Hace un mes el panorama era muy negativo", dice Nana Lavagna, dueña de una de las inmobiliarias de la península. Eduardo Montañés, experto en Real State de Punta, completa: "Recién ahora estamos levantando consultas".
Por su parte, David Gasparry, socio de Mieres Propiedades, sostiene: "Si comparamos las últimas cinco temporadas, la que comienza es una de las que viene más lenta en lo que respecta a la concreción de operaciones; hay tanteos, pero no se cierra casi nada. Por ahora se alquiló entre un 20% y un 30% menos que a esta misma altura de 2007".
Cerca de Navidad
Aunque Luis Sader, de la Inmobiliaria Sader, cree que "la mayoría de las locaciones se van a definir sobre el filo de Navidad", también hay que decir que se está dando un fenómeno singular en lo que respecta a la segmentación de las operaciones.
En la franja de US$ 3000 a 5000, que cuesta un departamento con dos dormitorios en La Mansa durante una quincena de enero, hubo bastante movimiento. "En ese segmento alquilamos el 45% de nuestra cartera", asegura Gasparry. "Pero los que se mueven con valores de US$ 15.000 para arriba ?por ejemplo, quienes rentan una chacra en José Ignacio por 30.000 para todo el mes? todavía no vinieron", acota Lavagna.
En lo que respecta a los precios de estas propiedades, las inmobiliarias coinciden en que han subido muy poco con respecto al año último (salvo en la franja más alta, en la que se incrementaron entre un 10% y un 15%) e incluso se cree que en diciembre, si las cosas siguen así de frías, los valores podrían bajar. "Hoy como nunca hay una tendencia del dueño a ser más flexible en la negociación del contrato", explica Lavagna, que hace unas semanas armó un revuelo grande entre las inmobiliarias cuando aconsejó bajar un 15% los precios para adecuarse a la situación actual.
También hay que pensar que, con la devaluación de la moneda brasileña, el país carioca volvió a ser tentador para los vacacionantes argentinos, razón de más para que los propietarios de los apartamentos en Punta sean razonables a la hora de conversar el precio del alquiler.
Pero, pese a este panorama de incertidumbre, un dato para tener en cuenta es que los locales comerciales en la península se han rentado en su totalidad ("No queda ni uno", dice Gasparry). Este es un indicador de que la temporada podría terminar siendo mejor de lo que muchos vaticinan.
Fuente:José Totah
LA NACION