Salta es tierra de sol, ajíes picantes, tablas de quesos y quesillos de cabra frescos, humitas, tamales, vino Torrontés y tintos. Nadie se puede ir de Salta sin disfrutar la delicia de los vinos blancos, pero sin olvidar jamás los tintos. La altura hace que la uva tenga más polifenoles; la piel sea más gruesa, como defensa contra los rayos ultravioletas, y, en consecuencia, los vinos sean mejores…
Porque de la piel provienen el aroma, los taninos y el color del vino. Y de las tierras más difíciles salen los vinos fuera de serie. Como los hechos por Andrés Nanni en la Bodega El Tránsito, de Cafayate, flamante reducto listo para recibir turistas, donde sirve su blend de cuatro cepas tintas con un 55 por ciento de Malbec. Se trata del Pedro Moisés 2007, bien redondo en boca, sin aristas ni taninos que incomoden o sobresalgan. Pero antes no deje de probar los varietales Pietro Marini.
Déjese tentar, una vez que hizo el recorrido por la bodega y vio la elaboración del vino, por el Torrontés Pietro Marini sin embotellar 2008, con su frescura y potencia original.
Fuente: Suplemento Diario La Nación