Conocé uno de los parques naturales nativos de Neuquén. Inaugurado en 2004, es obra de Mónica Bajo y Daniel Carro.En Neuquén, Moquehue esconde un espectáculo natural que ningún visitante puede perderse. A 323 kilómetros de la capital provincial y en la zona de Villa Pehuenia, los cielos del sur argentino se tiñen de un exotismo tan oportuno como irresistible: el de las altas, altísimas copas de araucarias milenarias…
Protagonistas absolutas de este parque temático, fueron las tribus nativas de pehuenches (araucanos, mapuches) las que dieron su nombre a esta especie.
Inaugurado en febrero de 2004, este espacio nació como parte del proyecto "A casa de natura", proyecto periodístico que desde 1971 tiene como objetivo difundir y defender la naturaleza y sus ecosistemas. Sus creadores, Mónica Bajo y Daniel Carro –ambos con gran trayectoria en la labor ecológica–, hicieron de la concientización su forma de vida, y de su amor por este espacio austral la materia prima de su creación.
Un recorrido de casi tres kilómetros invita a internarse en los claros del bosque –en efecto, ningún árbol fue talado para su trazado–, a lo largo de los cuales se descubren los secretos de esta especie longeva en carteles de madera de ciprés con postes de ñires inertes, manzanos silvestres, acacios y ovillos. Así se descubre, por ejemplo, que "esta araucaria germinó cuando Colón descubrió América", o que éstas "alcanzan altura definitiva a los 250 años", entre tantos otros datos, a la luz de los cuales la naturaleza circundante se ilumina con nuevas y desconocidas facetas. Cada detalle emana un profundo respeto por la ecología, mientras que tras la aparente sencillez de la propuesta se esconde un mensaje inspirador.
La historia tampoco está ausente: un gran disco de hierro es el testimonio de los aserraderos que alguna vez coparon la región, talando ejemplares centenarios para aprovechar su preciada madera, que luego se exportaba a todo el mundo. De ellos hoy sólo queda el recuerdo, pero el peligro de extinción siempre está latente. Es por eso que la misión del parque continúa tan vigente como siempre.
Al finalizar el paseo, que dura aproximadamente una hora, los visitantes pueden disfrutar de un delicioso té en Nous Restó –el nuevo proyecto de Mónica y Daniel–, o bien retornar por la noche, y dejarse tentar por una irresistible cocina de montaña patagónica elaborada con carnes y frutos del lugar. Tome nota de la especialidad de la casa: Jimena, un pan casero relleno con cordero, hongos y quesos. Sin palabras.
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Fuente y Fotos: Diario La Nación