De casuarios a tucanes, tiene 200 especies de todo el mundo, algunas con hábitos muy peculiares.Puede pasar. Estar caminando y de pronto sentir que un ave se posó en nuestra mismísima cabeza, como si nada…
«No hay que asustarse, sino simplemente sacudirse un poco, como espantando una mosca», aclara Laura Prosdocimi, bióloga y curadora de aves y reptiles de Temaikèn, el bioparque que acaba de inaugurar un espacio de tres héctareas y más de 200 especies de aves.
La particularidad del llamado Lugar de las Aves, que a todo esto es el más grande de América del Sur, es que las aves no están encerradas en jaulas ni exhibidas detrás de mallas metálicas. Todo lo contrario: están junto a los visitantes, volando a su alrededor (el lugar tiene 12 metros de altura, así que hay espacio de sobra en todas las direcciones) o incluso caminando detrás de ellos. Como suele hacer el paujil, parecido a una gallinita negra de cresta roja, o la bandurria, una especie de ibis gris y blanco.
En total, hay 2500 aves divididas en cinco aviarios, que están clasificados de acuerdo con su procedencia: América, Oceanía, Africa y Eurasia. Así, se pueden ver desde guacamayos y cigüeñas hasta flamencos, cacatúas o palomas coronadas -que deslumbran por su color azul petróleo-, con vegetación representativa de cada continente (la mayor parte se produjo en el vivero de Temaikèn, aunque también se trasplantaron más de 100 árboles de distintos viveros del país).
Como las aves llegaron de todos los rincones del mundo -Sudáfrica, Perú, Holanda, República Checa…-, tuvieron que cumplir con estrictas normas de bioseguridad, además de cuarentenas especiales y todo tipo de controles.
«Después tuvieron que aclimatarse a la temperatura, a los ciclos de luz y a dietas diferentes -cuenta Laura-. Una vez que logramos esto, trabajamos para que las aves aprendan a convivir entre ellas, primero, y no tengan miedo al público, en segundo lugar.»
Los resultados están a la vista: los tucanes posan con orgullo para las fotos y sólo los casuarios, una suerte de ñandúes negros, están confinados en recintos especiales, porque son los únicos que pueden ponerse agresivos.
El Lugar de las Aves -que demandó cuatro años de trabajo- está rodeado por grandes espejos de agua, tiene una cascada y también un Centro de Interpretación, para que los visitantes puedan aprender más sobre estos animales y las amenazas con las que conviven. Sin ir más lejos, la mayoría de las especies representadas aquí se encuentra en peligro de extinción.
De esta manera, el Lugar de las Aves está en línea con el objetivo de la Fundación Temaikèn, que es fomentar la educación y la conciencia sobre la conservación de las especies, involucrando activamente al visitante.
«Desde consejos básicos, como no arrojar basura al piso, hasta hacer crecer plantas autóctonas en el jardín, todos podemos ayudar», remata Laura.
Por Teresa Bausili
De la Redacción de LA NACION
Rehabilitación de rapaces
Todos los días, a las 13 y a las 15 horas, se presentan aquellas aves rapaces que llegaron a Temaikèn ya sea por incautación de organismos oficiales (en la lucha contra el tráfico de animales) o por la misma gente que encuentra animales heridos y los acerca al bioparque.
El jote de cabeza negra, el águila mora, el carancho y la lechuza son algunas de ellas, y los especialistas se encargan de explicar sus hábitos y características, además de introducir a los asistentes en las técnicas de cetrería (la caza con aves de presa).
Temaikèn funciona como centro de rehabilitación de estas especies, que una vez recuperadas se vuelven a liberar a la naturaleza (generalmente, a las reservas cercanas de Pilar y Otamendi).
Curiosidades
Las aves cortejan a sus parejas a través de cantos, despliegue de plumas y hasta regalos nupciales.
Los picaflores son las únicas aves que pueden volar hacia atrás.
No todas las aves tienen alas. Un ejemplo es el kiwi, especie no voladora de Oceanía.
Los nidos de los pavos de matorral (ave de Oceanía) son verdaderas incubadoras naturales: excavaciones de hasta 5 metros, que el macho rellena con vegetación y cubre con arena. Una vez que la materia vegetal fermenta, expide el calor necesario para la incubación.
Los pollitos de gallina tienen en su pico un diente, con el cual rompen la cáscara para emerger del huevo. A pocos días de haberlo logrado, lo pierden.
El cuervo (Graja cenicienta) que habita en Japón, espera a que se detengan los autos en el semáforo para dejar caer las nueces bajo sus ruedas y alimentarse con ellas una vez rotas.
Datos útiles
Bioparque Temaikèn: ruta provincial 25, km 1, Escobar.
Horario: de martes a domingos, de 10 a 18 horas; lunes permanecerá abierto durante las vacaciones de invierno y los días feriados.
Entradas: mayores, $ 48 (los martes, $24, excepto feriados y vacaciones de invierno) ; chicos de 3 a 10 años, $35 (los martes, $17, 50); menores de 3 años, gratis; jubilados, $35 (los martes, 17,50).
Pases anuales: $45 para menores y jubilados; $ 65 para adultos.