El tango integra desde ayer el patrimonio cultural inmaterial de la humanidad, según decidió en Dubai la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), que incluyó al género musical rioplatense entre las tradiciones valiosas a salvaguardar…
La candidatura fue presentada en conjunto por Buenos Aires y Montevideo al considerar al tango como una de las principales manifestaciones de la identidad rioplatense y la resolución favorable se concretó con la presencia de 400 delegados de todo el mundo reunidos en los Emiratos Arabes.
La noticia, que coronó este trabajo presentado ante la Unesco en octubre de 2008 y que en marzo último pasó la aprobación de los expertos externos, generó una enorme alegría entre los artistas y cultores de este género, que es referencia de la cultura popular en esta parte del mundo.
La tradición argentina y uruguaya del tango, conocida en el mundo entero, nació en la cuenca del río de la Plata, entre las clases populares de las ciudades de Buenos Aires y Montevideo. Desde allí esta melancólica música popular urbana y su sensual baile conquistaron el mundo. En esta región, donde se mezclan los inmigrantes europeos, los descendientes de esclavos africanos y los criollos, se produjo una amalgama de costumbres, creencias y ritos que se transformó en una identidad cultural específica.
Entre las expresiones más características de esa identidad figuran la música, la danza y la poesía del tango que son, a la vez, “una encarnación y un vector de la diversidad y del diálogo cultural”, señaló la Unesco.
El tango, según versiones locales, comenzó siendo ejecutado por guitarra, violín y flauta desde fines del 1800 y Montevideo fue el primer testigo en 1916 del nacimiento del género cantado cuando el argentino Pascual Contursi, uno de los íconos en el viejo cabaret Moulin Rouge, interpretó “Mi noche triste” sobre melodía de “Lita”, del uruguayo Samuel Castriota. Luego llegaría el bandoneón. El propio Gardel, un año después, lo estrenó en el teatro Esmeralda, de Buenos Aires, una de las cunas tangueras.
“Hace diez años que se presentó por primera vez a la Unesco el proyecto para declarar al tango como patrimonio intangible de la humanidad”, recordó Walter Piazza, secretario de la Academia Nacional del Tango.
La etapa entre 1935 y 1955 se considera la edad de oro del tango, y aún hoy impregna la vida cultural a ambas orillas del río de la Plata.
Practicado en las milongas -–salas de baile típicas– de Buenos Aires y Montevideo, el tango difundió el espíritu de su comunidad por el mundo entero, adaptándose a nuevos entornos y al paso del tiempo.
Desde Abu Dhabi, el ministro de Cultura porteño, Hernán Lombardi, dijo que “esta proclamación significa un reconocimiento y a la vez un compromiso para seguir fomentando la difusión del tango”.