Punta Cana, la tentación del verano

Sobran los motivos para pasar las vacaciones en el Caribe: el mar es fabuloso, la atmósfera perfecta y los hoteles, soberbios. Dentro ese puñado de islas, playas, cayos, pueblitos y ciudades están los puntos que sobresalen por su plácida paz, otros por su encanto bohemio, algunos por glamour y otros más por cierta fama acumulada tras años y años de recibir a los viajeros del mundo…

Algo de esto último ocurre en Punta Cana, sin duda el destino favorito de los turistas en toda la República Dominicana.El área se despliega en un cabo situado en el extremo oriental de la isla La Española y, aunque en su oferta se nutre de varios atractivos, nada puede competirles a esas espléndidas y kilométricas playas de arena como harina, agua cálida y turquesa y miles de cocoteros adornando una postal de calendario.

Un mundo de hoteles

La zona de Punta Cana -ubicada en realidad justo ahí donde el Caribe se une al Atlántico- se inicia al norte con la Playa de Arena Gorda, siguiendo después con El Cortecito y la famosa Playa Bavaro, reconocida por la UNESCO como una de las mejores del mundo.

Al iniciar la vuelta de la punta se encuentran, en tanto, las Playas de Cabeza de Toro, Cabo Engaño, Punta Cana y Ruanillo.Punta Cana es, también, el sitio de los megahoteles con régimen all inclusive que, casi siempre frente al mar, van sucediéndose uno al lado del otro con sus imponentes fachadas, sus llamativas piscinas y sus soñadas canchas de golf. Caminando por la costa, el cambio de hotel se identifica por los distintos colores de las sombrillas y reposeras de cada establecimiento. La zona se caracteriza por sus múltiples ofertas para practicar deportes acuáticos, llenarse la cabeza de diminutas trenzas o saborear mariscos junto al mar, a lo que se suma el completo elenco de actividades que ofrecen los resorts: clases de acuagym, merengue y bachata, shows en vivo a toda hora, bares sumergidos, cócteles, tratamientos spa y hasta las discotecas y casinos propios.

Tiempo de excursiones

Pero también es cierto que, en el caso de que a alguien comiencen a picarle las ganas de salir de su «hotel dulce hotel», Punta Cana ofrece buenas alternativas de excursiones. Una de las más solicitadas es la de la Isla Saona: dura casi todo el día, se realiza en catamarán y permite conocer una de las mejores playas de la zona. A bordo, como no podía ser de otra forma, se aseguran tragos y mucho baile. La Saona (la más grande de las islas adyacentes a La Española) se ubica en el extremo sudeste de Dominicana y forma parte del Parque Nacional del Este. El lugar es una especie de santuario de aves y otras especies animales y luce además varios encantos, como sus piscinas naturales y el pintoresco asentamiento de pescadores llamado Mano Juan, donde es tradición que los turistas regalen caramelos a los niños.

Otras playas

De todas formas el principal interés de Saona radica, también, en sus excepcionales playas y la lista de paseos puede resultar sorprendente. Altos de Chavón, por ejemplo, es un poblado de piedra de estilo medieval que, se rumorea -como la mayoría de los rumores carece de precisiones-, fue levantado por un magnate como regalo para su hija. Y Samaná -por cierto, una de las excursiones estrella-, también la más cara, guarda tesoros como Cayo Levantado, una pequeñísima porción de terreno enclavado en el litoral Nordeste de la bahía de Samaná: un lugar paradisíaco de vegetación exuberante y una fauna asombrosa, encabezada por las famosas ballenas jorobadas.

Allí no faltan tampoco las preciosas playas en este enclave perfecto para disfrutar, cuanto menos, durante un día entero. Otra alternativa es visitar a la capital nacional Santo Domingo, exquisitamente colonial, muy romántica y con el título de ser la primera ciudad de América. Hay que aclarar que el viaje en ruta dura cuatro horas, algo no muy bien visto por los fanáticos del sol 24 horas por 24.

En la mesa

En cuanto a la cocina, la gastronomía dominicana no difiere demasiado de la de otros puntos del Caribe: frutas tropicales, ensaladas verdes, yuca, batata y plátanos, frijoles, parrilladas, pollo asado, langostas y camarones. La mayoría de los hoteles cuenta con varios restaurantes y bares, en general tipo bufet, donde probar éstas y otras delicias. Casi todo en los all inclusive es una invitación al disfrute, y así hasta los más disciplinados suelen volver con unos cuantos kilos más.

Entre los adeptos a esta parte del mundo figuran muchos mieleros, grupos de amigos y también las familias. Es que para los chicos los resorts son una gran opción: casi siempre hay actividades especialmente pensadas para ellos y las playas y piletas están a un paso de la habitación. Sólo habrá que asegurarse de que permanentemente tengan mucho (pero mucho) bloqueador solar y evitar que los piquen los mosquitos.

De compras

En el apartado sobre qué comprar en Dominicana habrá que incluir el típico ron, los afamados puros y las artesanías.

Lo más recomendable es salir un poco a los mercados y puestos de la playa, que suelen ser más baratos que las tiendas de los hoteles y donde se practica el arte del regateo.

Por lo demás: cargue su reproductor musical con muchos temas de Juan Luis Guerra y beba su dosis diaria de Vitamina R, que en Punta Cana no es un energizante sino ron. Hablamos de un sitio donde la diversión y el relax están garantizados, algo que para muchos es, en estos días, la idea misma del paraíso.

Fuente:Verónica Ocvirk. ESPECIAL PARA CLARIN

Foto:mundopaises.com

Datos útiles

COMO LLEGAR. LAN Argentina sale los sábados a las 9 de la mañana en vuelo directo a Punta Cana (8 horas de duración ) y cuesta US$ 2.114,70. Otra posibilidad es el vuelo con conexión (vía Lima, 11 horas de duración) que sale a las 8.45 y cuesta US$ 1.957,20. En ambos casos se incluyen tasas e impuestos.

tasa de ingreso. Al ingresar a la República Dominicana se co-bra una tasa de US$ 10 por persona.

INFORMACION:

Turismo de República Dominicana, Tel. (011) 4312-2203.

www.godominicanrepublic.com

0810-9999-LAN (526)

www.lan.com

 

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