Su libro “La gran epopeya”, número uno en ventas entre los títulos de -no ficción-,echa luz sobre el combate de la Vuelta de Obligado, una batalla olvidada por la historia oficial que hoy se recupera con el flamante feriado del Día de la Soberanía, establecido por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner…
El 20 de noviembre de 1845 se marcó un hito en la historia argentina que fue silenciado: bajo la conducción de Juan Manuel de Rosas, los sectores populares defendieron con valentía y heroísmo nuestra soberanía ante la prepotencia de los intereses económicos y políticos de Francia e Inglaterra. La Vuelta de Obligado fue una de las grandes gestas de nuestro país, sólo equiparable con el Cruce de los Andes”, afirma Pacho O´Donnell.
¿Por qué fue una gran epopeya?
Así lo reconocía el propio San Martín, que decía que tenía un valor comparable al de las luchas por la independencia.
Lo que ocurrió fue que una nación nueva, alejada, pequeña, pobre y desarmada, como lo era Argentina entonces, se defendió del ataque de las dos mayores potencias económicas, políticas y bélicas de la época. ¡Y los derrotaron! Es como si hoy nos atacaran Estados Unidos e Inglaterra. Las potencias invasoras venían de tomar la China, y de ninguna manera esperaban encontrar resistencia. Tal es así que detrás de los barcos militares venían 100 buques mercantes, lo cual evidenciaba que se trataba de una expedición imperial y comercial.
¿Se los detuvo con heroísmo o con estrategia?
En primer lugar fue el patriotismo y el coraje de los argentinos que se ofrecieron como voluntarios, que fueron sobre todo los sectores populares. Pero además una muy buena conducción de parte de Lucio V. Mansilla, que fue el jefe militar del combate y expuso su vida al frente de las tropas, tanto que la esquirla de una de las bombas le rompió varias costillas. Y por otra parte, la estrategia muy inteligente de Rosas, quien comprendió que era una expedición comercial y entonces instruyó a Mansilla para que, con el poco armamento que tenía,buscara hacerle el mayor daño posible tanto a los barcos de guerra como a los mercantes. La astucia estuvo principalmente en haber elegido la Vuelta de Obligado, a pocos kilómetros de San Pedro, justo donde el Paraná hace una “S”, porque ahí los buques iban a tener que maniobrar. Además se tendieronlas famosas tres cadenas en la zona más estrecha del río, que tiene no mucho más de 700 metros. Era evidente que eso nos los iba a frenar, pero lograron demorarlos y eso les permitió hacerles mucho daño, tanto a los buques como a los soldados.
¿Con qué armas contaban los argentinos?
Imagínese que había una gran diferencia de fuerzas, no sólo en adiestramiento y experiencia, sino también en armamento: los invasores, aunque ellos se llamaban a sí mismos “interventores”, traían los “cohetes Congreve”, que fue la primera cohetería utilizada en guerra. Además, tenían cañones estriados, que permitían dirigir mucho mejor y más lejos el tiro, y bombas de explosión. Esto es, bombas que caían y explotaban. En cambio, las bombas de los argentinos eran de contacto, bombas de plomo, que hacían daño sólo si le pegaban. Otro dato:las bocas de los cañones invasores tenían hasta 80 pulgadas, en tanto las más anchas de los argentinos tenían 24. O sea, una diferencia de fuerzas enorme.
Eso se notó en las pérdidas de los defensores, que fueron mucho mayores que las de los invasores. Sin embargo, si bien los buques invasores pudieron hacer todo el trayecto de ida y de vuelta por el río Paraná, no lograron ninguno de los objetivos que se propusieron. Esto es lo que los franceses, y algunos argentinos, que parecen todavía aliados con los invasores, se ocuparon de ocultar. Incluso hasta hoy niegan la derrota.
¿Fue estratégico el olvido de parte de la historia oficial?
Claro. Se decidió olvidar porque los que escribieron la historia oficial estaban de acuerdo con la invasión europea y fueron cómplices. Además deberían aceptar su traición a la patria: los unitarios colaboraron con la invasión muy activamente e inclusive varias calles de Buenos Aires estaban arriba de los barcos invasores.
Con tal de recuperar el poder del que los habían desalojado, “Rosas y la chusma”, eran capaces de cualquier cosa. Florencio Varela, por ejemplo, fue un activo organizador de la invasión y articuló los planes de la acción de Inglaterra y Francia con Brasil. Por otra parte, de haberlo contado tendrían que haber elogiado a Rosas, algo que no contemplaban. Usted decía que a Rosas le hicieron una campaña difamatoria similar a la que Estados Unidos hizo con Irak para justificar la invasión.
Exacto. Como siempre hacen los imperios cuando invaden, se intentó disimular y justificar el ataque con argumentos humanitarios. Lo que hicieron fue convencer al mundo de que Rosas era un tirano sangriento y que lo de ellos era una expedición humanitaria para apoyar a los argentinos que luchaban contra el poder de un déspota asesino. Para eso, distribuyeron en todo el mundo un folleto que se llamó “Tablas de sangre”, que escribió Rivera Indarte por encargo de los unitarios de Montevideo.
Era una descripción absolutamente delirante de las supuestas atrocidades de Rosas, como, por ejemplo, que Manuelita servía a los invitados bandejas con las orejas saladas de sus prisioneros, o que Rosashabía ido al lecho de moribundo de su padre para insultarlo, o que degollaba con sierras desafiladas y otras cosas absurdas. Y eso prendió tanto que aún hoy los detractores siguen recitando ese catecismo delirante de Rivera Indarte.
¿Entonces Rosas no fue un hombre violento tal como nos enseñaron en la escuela? Rosas fue sin duda un hombre violento. Pero vivió en tiempos violentos.El violentómetro demuestra que no fue un hombre más violento que Paz,Lavalle o Urquiza. El principal pecado de Rosas fue ser el jefe del bando perdedor (después de Caseros). Y la historia, como dice la canción de Juan Carlos Baglietto, la escriben los que ganan. Como no lo pudieron matar en vida, trataron de matarlo en la memoria. Pero eso mismo hizo que algunas personas, como yo, nos interesáramos en él. Yo no soy rosista sino que simplemente trato de ser cada día más ecuánime.
Hasta hace unos años era impensado este revisionismo histórico, ¿qué es lo que lo habilita ahora .Siempre es muy convocante el poder conocer la verdadera historia. Es como una necesidad profunda y vital. A uno lo ayuda mucho a vivir y leer la realidad el hecho de conocer la propia historia. Inclusive en lo personal. Las neurosis personales tienen que ver con que uno vive una historia falsa, deformada, con agujeros, o que se estancó en algún momento. Y a nivel social pasa lo mismo.
Es muy difícil construir un país sobre una historia falsa. Hay una búsqueda natural, esencial, primaria de la gente de conocer la historia verdadera.
¿Qué mitos históricos sobre los que vivimos afectan nuestra lectura de la realidad hoy?
Nosotros vivimos sobre una historia tendenciosa y deformada en su conjunto.
Se pueden tomar algunos ejemplos muy claros, empezando por esta historia,la de Obligado. Haber intentado ocultar una epopeya tan extraordinaria es algo que está más allá de toda ética y dignidad. Porque a los argentinos nos hacen falta las epopeyas. Porque, justamente, tenemos una gran tendencia a la autodenigración, que es consecuencia del ideario sobre el que se construyó la organización nacional.
Sobre el dilema sarmientino de “civilización o barbarie”, en el que la civilización era Europa y barbarie éramos nosotros, los argentinos, nuestra cultura y tradiciones. De ahí viene la idea tan argentina de que lo nuestro es mucho peor que lo de afuera, que lo de antes era mejor que lo de ahora, que somos tontos, que dejamos pasar las oportunidades, que somos corruptos, violentos e intolerantes, toda esa parafernalia de autoinsultos con los cuales nos distinguimos. Entonces necesitamos saber que no es cierto, que hemos sido capaces de grandes epopeyas como el Cruce de los Andes,la Vuelta de Obligado, como sacarnos de encima a la dictadura militar.
Saber eso es fundamental para nuestra sensación de orgullo nacional y para la moral sobre la cual vivimos diariamente. Por eso, la idea de la Presidenta de la Nación de celebrar de una manera tan vigorosa este combate tiene una significación política importantísima y casi moral. No es banal reivindicar este combate.
¿Se puede reconstruir una idea de nación y de patria?
Se debe reconstruir. Y para esto es fundamental la discusión. Tenemos que hablar y polemizar más. Hoy gracias a este feriado vuelven a aparecer las dos posiciones: aquellos que hubieran apoyado la invasión y los que hubieran defendido la patria. Es necesario. Tenemos que volver a enamorarnos de lo propio, a saber de verdad lo que somos y valorarlo.
¿Son muchos los que todavía están enamorados de lo ajeno?
Claro que sí. Tenemos una gran desvalorización de lo nacional, sobre todo los porteños y las oligarquías de las provincias, que están aporteñizadas.Porque eso está en nuestro inconciente. Ese es el problema: crecimos y nos educaron con la desgracia de no ser Europa. Y desde ahí construimos el país.
Es la misma razón que nos hace creernos distintos del resto de Latinoamérica. Creemos que somos mejores siendo europeos, que no lo somos, que siendo latinoamericanos, que sí lo somos. Entonces partimos de una confusión básica.No es casual que los de afuera nos vean como soberbios y extraños, porque jugamos un rol que no nos pertenece. Por eso hay que reivindicar Obligado,porque es una metáfora de eso, una metáfora a cañonazos: argentinos defendiéndonos de lo europeo.
¿En qué conflictos de la actualidad se puede leer esto mismo?
Todo el tiempo se lee. El endeudamiento externo es responsabilidad de quienes se sienten más representados por los intereses antipatrióticos que por los de su propia nación. Son los famosos socios interiores de los poderosos intereses ajenos contra los intereses nacionales. Pocas veces los intereses nacionales, que son los de las grandes mayorías, encontraron portavoces y organizadores de la defensa, como fue en su momento Rosas, de alguna manera también Yrigoyen, sobre todo Juan Perón y hoy parecería que,antes Néstor y ahora Cristina Kirchner, están en esa dirección.
¿Y hacia dónde vamos?
Un amigo decía que el revisionismo y FORJA fueron los dos movimientos que asfaltaron la llegada de Perón.
Él decía que cada vez que el revisionismo cobra potencia algo está por pasar…
Yo le creo.