En la isla de la Fantasía, una bizarra serie de televisión de los años 80, los invitados siempre encontraban lo que iban a buscar. Los anfitriones jamás los defraudaban. Algo semejante comienza a suceder a partir de que se ingresa al Yacht Club del crucero MSC «Fantasía», un coloso que surca el Mediterráneo envuelto en una estela de lujo, confort, placer y diversión…
El Yacht Club destá destinado a aquellos que aspiran a vacaciones exclusivas. Un grupo selecto de pasajeros que desde el momento de embarque comenzará a vivir una experiencia premium. Reservada apenas a los ocupantes de 99 suites. Y la diferencia se nota desde ese momento ya que un equipo de mayordomos se encarga de facilitarles todos los trámites a los pasajeros y de los equipajes. La presencia de los mayordomos es, claramente, distintiva. Cada uno de ellos está a cargo de un número de cabinas las 24 horas: entregan los periódicos, reservan las entradas para el teatro y las excursiones, empacan y desempacan el equipaje y se ocupan del «English high tea» todos los días. La conserjería está abierta las 24 horas. Bonus track: mayordomo y conserjes hablan varios idiomas.
En el salón Top Sail Lounge se disfrutan a toda hora tragos y pastelería con una vista incomparable y una ambientación cálida y refinada. Desde las pantallas de plasma se puede seguir el itinerario del crucero, el pronóstico del tiempo y las constelaciones que se observan durante la noche. Un lugar ideal para una charla amena y distendida, con suave música del piano de fondo y acompañado por un Martini o un Negroni. Quienes prefieran una velada íntima, tienen en las suites del Yacht un refugio ideal. Decoraciones de alta calidad y toques de reconocidos diseñadores italianos en espacios que van desde 22 hasta 51 metros cuadrados. Todo el confort de un hotel cinco estrellas y algunos toques particulares: televisión interactiva, internet, consolas nintendo wii, bañera con hidromasajes y sábanas de algodón egipcio. Bonus track: colchones con memoria de forma y “degustación” de almohadas.
Si decide cenar en la suite en pocos minutos podrá disfrutar del menú que elija. En el minibar no falta nada, pero encierra un peligro: es fuerte la tentación de agotar el stock de bebidas mientras se observa el mar desde el balcón del camarote.
El área de spa es muy reconfortante. Un ascensor lo depositará en el spa y allí comienza la travesía: masajes de Bali, reflexología, masaje craneal, con sales fósiles del Himalaya, con velas e hidroterapia aromática. La oferta incluye tratamientos faciales, suite termal con aromaterapia y clases con un maestro de yoga. Bonus track: una sala de relajación con vista al mar. El riesgo: puede pasar allí largas horas y perder la noción del tiempo.
Otra alternativa es la zona de piletas, con agua fría o caliente con hidromasajes. Instaladas en la cubierta 18 Ωla más alta del FantasíaΩ, son una invitación para atrapar el sol y el aire del Mediterráneo. La sensación es que el tiempo del placer está detenido en ese lugar. Y a tono con lo que sucede en el resto del Yacht, el servicio es el mejor: The One Bar ofrece tragos y aperitivos acompañados por una deliciosa variedad de ensaladas, quesos y pastas. Bonus track: desayunar allí será sin dudas la mejor manera de empezar el día.
Una ciudad cosmopolita. Compartir otras instalaciones del Fantasía significará cruzarse con gentes de distintos países. Italianos, españoles, alemanes, japoneses, rusos y americanos le ponen sus improntas a bares y restaurantes. Los bares temáticos del crucero permiten transitar una misma noche desde la música mexicana en El Sombrero Tex Mex al desenfado de La Cantina Toscana; detenerse a mirar por televisión los principales eventos deportivos del momento en el Sports Bar o escuchar jazz en Manhattan Bar. Y Il Cappuccino lo espera para degustar los más sabrosos cafés de cinco países distintos. Son 19 bares con propuestas diferentes y complementarias, que junto a los cuatro restaurantes completan un recorrido gastronómico interesante.
Pero nada más lejos de la realidad que pensar que después de la cena y los tragos la noche se termina. Son, simplemente, un punto de partida. Los adolescentes pueden ir a bailar en la disco exclusiva para ellos, mientras que los mayores encontrarán en Liquid Disco un lugar para amanecer despiertos.
Los pasajeros que quieren menos marcha y más adrenalina, tienen en el Casino delle Palme su lugar en el crucero. Black jack, póker y ruleta, con fichas desde un euro, y jugadores de todo el mundo.
Para los incansables la opción puede ser conjunta: discoteca y casino, y comprobar hasta dónde llega su suerte. Hasta es posible aventurarse a ser afortunados en el juego y el amor.
Teatro y deportes. En cada atardecer se repite un ritual: las funciones de teatro en L”Avanguardia, con dos shows diarios. Varieté, humor y malabares forman parte de una propuesta que tiene más de 20 artistas en escena y tantos cambios de vestuario que serían la envidia en cualquier compañía de la Argentina.
El teatro tiene capacidad para 1.603 personas y los shows no se repiten nunca en el tiempo que dura la travesía. Los amantes del deporte podrán seguir con sus rutinas. Además del gimnasio con profesores, encontrarán el Arena Centro Deportivo cancha de tenis, squash, vóley, minigolf y una pista para jogging.
Un mundo virtual. Virtual Word es sorpendente. Juegos de última generación serán el aperitivo para el disfrute mayor: un simulador de Fórmula 1 en tamaño real le hará creer que está por largar el Gran Premio de Mónaco y que usted es, en realidad, Schumacher o Alonso. A pocos metros del Fórmula 1 está el ingreso al cine 4 D. Aquí ya no será piloto pero estará en la piel del protagonista: sentirá la sensación de volar, de un descenso brusco o un giro imprevisto. Todo desde su butaca.
Para los pasajeros que quieran disfrutar de un buen libro, en la biblioteca encontrarán un espacio confortable y acogedor. Y si en cambio extrañan ir de compras, en el Dutty Free podrán hacerlo sin horarios ni apuro.
De todas maneras hay que hacer una advertencia. No todo es perfecto y los que han pasado por el Yacht Club tienen una coincidencia: el tiempo pasa demasiado rápido. •
Historias, culturas y tradiciones en cada puerto
Para los turistas que gustan combinar placer y descanso con el descubrimiento de nuevos lugares, el MSC Fantasía ofrece excursiones atrapantes. Historias y culturas, tradiciones y modernidad, una oportunidad distinta en cada puerto: Barcelona, Túnez, Malta, Taormina, Marsella y Génova. Los pasajeros del Yacht Club no tendrán que ocuparse de nada; el mayordomo y la Conserjería se encargarán de garantizar su lugar en la excursión elegida.
Una recorrida de cuatro horas por Barcelona cuesta 46 euros. Desfilarán la catedral del siglo XII, el barrio Gotico, y las obras más importantes del célebre arquitecto Gaudi: la Sagrada Familia y la Casa Batlló. Una ciudad imperdible y acogedora.
Túnez: los misterios del mundo árabe se multiplicarán en una ciudad exótica y hospitalaria. El mercado de Medina —bijouterie sorprendente en un mundo donde todo se regatea— y las ruinas de Cartago, la antigua urbe romano-fenicia, son las opciones más atractivas. Se hacen en cuatro horas (53 euros).
La Valeta (Malta): Es Patrimonio de la Humanidad. La Catedral de San Juan, de la época de los Caballeros de Malta y que guarda obras de maestros como Caravaggio, justifica la excursión. Siete mil años de historia están escondidos en sus calles. Está pensada para visitar en cuatro horas (45 euros). Pero es ideal para recorrerla caminando. No se va a arrepentir.
Taormina (Italia): A 50 kilómetros del puerto de Messina, es una de las joyas de Sicilia. El Teatro Greco-Romano, la Catedral de San Nicolás y una vista imborrable del mar Jónico justifican la visita. Ya en tiempo del imperio romano, Taormina era el lugar elegido para veranear. La excursión es de cuatro horas (49 euros).
Génova: En la costa este de Italia, ofrece todas las opciones para descubrir. Una metrópolis avasallante y sofisticada que convive con el casco antiguo de la ciudad. Cuatro horas (desde 33 euros).
Marsella: Está situada en la Costa Azul, en el sureste de Francia. La Basílica de Notre-Dame de la Garde, el paseo marítimo y el Castillo de Borély y sus jardines, más el encanto del puerto viejo, la convierten en parada obligada. La excursión es de cuatro horas (48 euros).
Fuente:www.lacapital.com.ar /Ricardo Petunchi