Turismo extremo como opción de vacaciones:Más lejos, más alto, más profundo

Bucear con tiburones en las Azores o cursos para dirigir trineos con perros en Alaska forman parte de las vacaciones extremas que cualquier interesado puede reservar por Internet si así lo desea: una nueva tendencia que no sorprende a los expertos, para quienes lo que es posible hacer… y pagar, es realizable…

Entre las opciones está incluso la de un submarino que baja a ver los restos hundidos del Titanic, ofrecida en agencias de viaje alemanas por la friolera de 50.000 euros (62.000 dólares). Y hay quien se apunta ya en las listas de espera para ser turista espacial, pese a que aún no hay desarrollada ninguna nave capaz de llevar viajeros amateurs al espacio.

 

El investigador especializado en viajes Hasso Spode inscribe esta tendencia a los viajes poco comunes en lo que llama «narcocapitalismo», un fenómeno que no es nuevo y que tiene que ver con el deseo de vivir emociones fuertes como si se tratara de una droga. «Pueden ser drogas, pero también una inyección de adrenalina en viajes», afirma Spode.

 

El touroperador Thomas Cook ya ofrecía en 1900 viajes aventureros al Amazonas, cuando la forma moderna del turismo no tenía ni 50 años de vida.

 

El turismo aventura en sus diversas formas, desde el deporte extremo a las experiencias tecnológicamente novedosas, está presente hoy en todo el mundo.

 

En una encuesta realizada en Alemania, un país de altos ingresos y largas vacaciones, se descubrió que un diez por ciento de la población elegía este tipo de viajes: dos veces más hombres que mujeres y veinte veces más los jóvenes que los mayores de 65 años. Un claro límite para estas experiencias es el bolsillo. Mientras que la media de los alemanes se gasta en veranear unos 1.200 dólares, el turismo extremo suele ser mucho más caro.

 

La idea de los viajes por diversión surgió en la época del Romanticismo, en el siglo XIX. «Cuando surgieron los primeros hoteles y balnearios, el grupo de los amantes de los viajes se dividió, porque a algunos esto les parecía muy aburrido», explica Spode, que data el comienzo del turismo aventura a finales del siglo XIX.

 

Desde entonces, siempre ha seguido las posibilidades técnicas de su tiempo, de manera acelerada. Cook, un pionero del sector, ofrecía ya en 1841 viajes en tren. «Algún día habrá viajes a Marte. Lo que es posible se explota», asegura Spode.

 

¿Cuáles son las causas de la búsqueda de experiencias extremas? Spode cree que entre los jóvenes puede ser una necesidad de definir la identidad incluso ya pasada la pubertad, y entre los mayores, el aburrimiento.

 

Spode compara a los que ya se apuntan a los viajes espaciales para poder decir a sus hijos que fueron los primeros con los escaladores y su deseo de pasar a la posteridad como Edmund Hillary en el Everest.

 

El problema es que los lugares inaccesibles en la Tierra son cada vez más raros, y el Everest un sitio al que llegan cada año miles y miles de personas. «Por eso ahora el objetivo son el fondo del mar o el espacio», opina Spode.

 

El especialista en viajes y sociedad Ulrich Reinhardt, director de la Fundación para los Temas Futuros de Hamburgo, tiene otras explicaciones para los viajes extremos. «Las vacaciones son una forma popular de pasárselo bien», señala. Se buscan dos cosas: descansar y cambiar de aires.

 

«Nosotros nos identificamos menos con el trabajo y el día a día que con lo que hacemos en nuestro tiempo libre», señala. Y por eso los viajes muchas veces tienen un peso importante en la vida de cada uno y en su imagen de sí mismo. «No alcanza ya con leerse cuatro libros en la playa», señala Reinhardt.

 

Algunas de las cosas que los portales de Internet ofrecen hoy como experiencias diferentes recuerdan sin embargo también a clichés que se pensaban superados: viajes en tanques o en Ferraris para los hombres, «books» de fotos o diseños de perfumes para mujeres.

 

Y Reinhardt sonríe ante muchas de las ofertas «extremas». «Sí, nadar con los tiburones, pero después por favor que me lleven al hotel de cuatro estrellas», comenta. «Secuéstreme a un mundo extraño, pero para la cena devuélvame a casa».

 

Fuente:www.rionegro.com.ar /dpa

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