Un odontólogo barilochense, un aventurero polaco y una travesía.Fueron 35 días de aventura y unos 1.500 kilómetros recorridos.La pala del remo probó todos los sabores hasta que…
tocó la meta en el Atlántico, después de la desembocadura del río Negro. Fueron 1.500 kilómetros, 35 días y una aventura inolvidable para Marcelo y Arek que sobre sus kayak diagramaron su propio «corredor bioceánico».
Unir el Pacífico con el Atlántico era la idea. Pero nunca pensaron en la aventura en la que se sumergirían. Marcelo Zanotti tiene 38 años, es odontólogo y vive en Bariloche desde hace 12 años. Arek Mytko (39) es de Katonice (Polonia), estudió ingeniería ambiental y desde hace 12 años encontró «su lugar en el mundo» por acá, en la Patagonia. Va y viene a distintos puntos de la región de este lado de la Cordillera pero también de Chile desafiando la naturaleza con escalada, kayak, trekking y además escribe artículos de deportes de aventura en la región para medios europeos.
Los dos, provenientes de mundos distintos, se conocieron en Bariloche por un amigo en común, propietario del hostel Bariloche donde Arek se alojaba en 2006. Y el proyecto de recorrer en kayak de un extremo al otro surgió años más tarde. En el medio, cada uno por su rumbo hizo en kayak diversas travesías, bicicleta, trekking, escalada. Dos hombres de la aventura, se podría decir.
«Siempre hice estas cosas pero nunca por competencia, sólo por placer», contó Marcelo que ahora proyecta navegar en kayak por los fiordos chilenos. Su compañero también planea seguir: «quiero escalar los hielos continentales y la Cordillera Darwin. Y también me invitaron a participar de la Regata del río Negro; pienso ir para escribir de esa competencia, no tanto para competir», dijo Arek, entusiasmado.
La travesía no sólo quedará en su memoria sino que Arek sumó un importante material fotográfico y fílmico a partir del cual elaboró un trailer que ya presentó para competir en un festival de cine de aventura en Polonia que lo llevará en marzo de regreso a su país.
Marcelo y Arek juntos emprendieron el 1 de junio el desafío de unir los dos mares atravesando lagos, caminos estrechos, embalses, ríos y mares. «Empezamos en Puerto Montt costeando el mar hacia el Sudeste y de inmediato hicimos 19 kilómetros de montaña tirando los kayak con carros, por un camino que en el último tramo se convierte en un sendero muy cerrado, boscoso», contó Marcelo a «Río Negro» en detalle.
La travesía los llevó luego al lago de Todos los Santos. El único día con sol de toda la travesía. Y el trayecto más empinado vino un día después de descansar en Peulla con 28 kilómetros para atravesar la frontera con los kayak a cuesta y un desnivel que pasa de 200 a 1.100 metros.
Siguió el lago Frías, el Nahuel Huapi, el ingreso al lago Moreno hasta el puente en Bariloche y allí un nuevo descanso obligatorio.
Las malas condiciones meteorológicas hicieron que no pudieran avanzar más, al menos por dos días, pero luego otra vez arrancaron. Y llegó un nuevo obstáculo cuando se les impidió atravesar el embalse Alicura por falta de autorización de la empresa eléctrica. Otra vez a cargar los kayak –que pesaban 80 kilos cada uno, con alimentos, equipos de campamento, vestimenta– y caminar 30 kilómetros hasta Collón Cura.
«La premisa era ir solo los dos. No había nadie que nos acompañara en un auto para asistirnos yllevarnos las cosas», dijo Marcelo, previo a recibir un mate cebado por el «Polaco» que, entre risas y con una buena pronunciación en español, dijo que destaca de Argentina «el vino, la carne y las mujeres. En ese orden. El mate está incorporado ya», afirmó.
La travesía, además de larga, era compleja por el clima. En junio ya hacía mucho frío y casi todos los días padecieron lluvias y viento. «A la mañana estaba todo congelado, los guantes eran como madera, entonces esperábamos hasta que salga el sol y descongele», contó Arek.
Pero nada impidió continuar. Fueron extensos días, de 7 a 10 horas remando, y luego a descansar en campamentos que improvisaban a la orilla de algún lago o río. En algunos lugares la atención fue distinta, por ejemplo cuando llegaron a General Conesa por el río Negro fueron recibidos por Claudio, el profesor de la Escuela Municipal de Remo, que les consiguió alojamiento y comida. Y luego en el tramo final fueron recibidos por el Club Náutico La Ribera de Viedma. En el día 35 de la aventura, el 6 de julio.
Fuente y Fotos:www.rionegro.com.ar /Debariloche