Mendoza, una urbe verde y dinámica que le ganó al desierto y un terremoto

Calles bordeadas de arboles regados por acequias, una plaza central de cuatro manzanas y otros paseos menores impactan al turista al llegar a la ciudad, más aún toma conocimiento de que la ciudad está sobre un árido desierto, convertido en una urbe dinámica en lo artístico, cultural, gastronómico y el entretenimiento.Tras del terremoto de 1861, que demolió el área Fundacional o de Mendoza Colonial, el casco urbano fue reconstruido un kilómetro al sur de su ubicación original, con la Plaza Independencia en el centro del nuevo plano urbano y cuatro plazas secundarias o satélites equidistantes: España, San Martí­n, Italia y Chile…

Con sus cuatro cuadras de espacios verdes, la Plaza Independencia es el mayor generador de oxígeno y frescura del centro mendocino, en tanto el agua que corre por sus acequias y riega árboles que bordean calles y avenidas y otros espacios verdes menores, hacen ignorar que la urbe fue ganada al desierto.

 

La cultura del riego está fuertemente arraigada en sus habitantes desde épocas precolombinas, ya que los huarpes, pobladores autóctonos de la zona, desarrollaron este sistema de irrigación.

 

En la plaza Independencia, donde numerosos espectáculos artí­sticos callejeros le dan más vida al paseo junto a una feria artesanal con más de 150 puestos abierta de jueves a domingo, funcionan el Museo Municipal de Arte Moderno y el Teatro Quintanilla.

 

Cada plaza tiene un estilo propio, como la España, que exhibe mayólicas españolas y una peculiar fuente central, o la San Martín, en la zona bancaria, que es punto de encuentro de skaters, patinadores y ciclistas acrobáticos.

 

Otra zona atractiva para el turista, por su valor histórico, es el Área Fundacional, donde el 2 de marzo de 1561, Pedro del Castillo fundó la ciudad y ahora una plaza recuerda su nombre.

 

En esa zona se conservan -pese al terremoto-las ruinas jesuí­ticas de la Catedral de San Francisco y un importante patrimonio arqueológico y arquitectónico, como restos del antiguo Cabildo, en el Museo del Área Fundacional.

 

Cerca de allí, en la Ciudad Vieja, se encuentra el paseo Alameda, que a lo largo de siete cuadras sombreadas con árboles añejos ofrece múltiples propuestas con cafés, bares, restaurantes, florerí­as y una feria callejera de libros usados.

 

En este paseo embellecido por el General San Martí­n cuando fue gobernador intendente de de Cuyo, se encuentra también La biblioteca pública que ahora lleva su nombre, aunque nació gracias al impulso cultural que vivió el país en 1820.

 

Otra zona con gran variedad gastronómica y de diversión nocturna es la avenida Arí­stides Villanueva que, ubicada en la lujosa Quinta Sección de la ciudad, ofrece bares, boutiques, pubs, música, y restaurantes para todos los gustos.

 

En «la Arí­stides», como la llaman los mendocinos, se encuentran varios hosteles con una ubicación privilegiada, que suelen ser el punto de arribo de los turistas para luego visitar los atractivos naturales que brinda la provincia.

 

Esos alojamiento son la base para muchos que visitan -según la estación- el Parque Provincial Aconcagua, los centros de esquí o las rutas del vino, entre otros.

 

También la peatonal Sarmiento es una atractiva zona de cafés, centro neurálgico de la actividad comercial del microcentro y punto de encuentro de mendocinos, desde su nacimiento cerca de la Plaza Independencia hasta donde culmina, en el kilómetro 0.

 

En este punto de la ciudad, en el cruce de San Martí­n (principal calle comercial) y Garibaldi, está uno de los tres centros de información turí­stica de la municipalidad local, donde se brinda información a los visitantes.

 

El turista puede inscribirse para actividades como recorridos en el bus turístico, visitas guiadas por el cementerio, circuitos aventura en la Reserva Natural Divisadero Largo -en el pedemonte cordillerano- o tomar el bus vitiviní­cola, que transita los deslumbrantes caminos del vino de la provincia.

 

Un punto interesante para apreciar los cuatro puntos cardinales desde las alturas, es el mirador del edificio de la Municipalidad, donde en verano se organizan conciertos al aire libre.

 

Los amantes de las actividades artí­sticas y culturales frecuentan «La Nave Cultural», un espacio multidisciplinario creado en 2010, en los ex galpones del ferrocarril, en el Parque Central, que ofrece una nutrida agenda de espectáculos.

 

Mendoza, que fue nombrada en 1987 Capital Internacional del Vino -por la Organización Internacional del Vino- y Capital Mundial del Vino, forma parte de una Red Mundial junto a otras famosas ciudades vitiviní­colas.

 

La ciudad también se posicionó entre las 28 más votadas del concurso «New 7 Wonders Cities» y sigue en concurso para ser una de las siete ciudades maravillosas del mundo.

Fuente.Télam

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