Una de las mejores formas de disfrutar del enoturismo en Mendoza es mediante el Bus Vitivinícola, que recorre bodegas y viñedos que hacen famosa a esta provincia, donde además se hacen visitas guiadas, charlas y degustaciones.El programa cuenta con desayuno a bordo, deja tiempo para almorzar en alguno de los establecimientos que se visitan y culmina a media tarde en la capital mendocina…
Durante la jornada, el turista puede subir y bajar en varias paradas mediante el conocido sistema «hop on-hop off», en un máximo de nueve horas, para hacer degustaciones, almorzar, participar en programas de cosecha o poda, cabalgar o simplemente comprar vinos, a veces exclusivos.
“Es un producto innovador que propone un esquema de recorrido continuo por ciertas bodegas en diferentes horarios fijos de pasadas, en los que el turista puede elegir dónde bajar y conocer sobre la cultura del vino a través de la diferentes propuestas enológicas”, dijo a Télam Claudia Yanzón, directora del servicio.
Desde hace un año, el Bus Vitivinícola realiza dos recorridos, uno de los cuales es «Camino del Vino Luján Sur», con salidas todos los miércoles y viernes hacia las bodegas Chandon, Dolium, Tapiz, Dominio del Plata, Séptima, Otaviano y Terrazas de Los Andes.
El otro es «Camino del Vino El Sol», con salidas jueves y sábados hacia Dante Robino, Casarena, Vistalba, Clos de Chacras, Tierras Altas, y Filósofos.
El servicio comenzó el 15 de mayo de 2013 y ese año trasladó 517 turistas, en tanto que en el primer cuatrimestre de este tuvo 784 pasajeros, con mayoría de mendocinos, seguidos de visitantes del resto de Argentina y brasileños, en ese orden.
Ese incremento significa que «de a poco nos vamos consolidando en el mercado como propuesta innovadora del Enoturismo», indicó Yanzón, socia del producto junto a Belén Olivera, en convenio con las ciudades de Mendoza y Luján de Cuyo.
En una de las visitas, la guía de Domino del Plata, Andrea Puchol, señaló que “nuestro olfato y nariz tienen la posibilidad de recordar 1.500 aromas”.
Puchol es guía de esta bodega propiedad de Susana Balbo, quien fue la primera enóloga argentina, en 1981, recibida con mejor promedio y famosa por sus logros en el sector vitivinícola que la llevaron a ser reelecta como presidenta de Wines of Argentina,responsable de la marca Vino Argentino en el mundo.
Durante los recorridos, la guía aconseja a los turistas “comenzar con la línea de vinos jóvenes, pasar a las líneas medias y después si ir a los premium”.
El visitantes conoce en su recorrido desde el método de cultivo de cada varietal, el paso por las barricas, cuestiones técnicas, la fermentación, taninos o el origen del champagne hace más de 265 años.
A la hora de la degustación, los sentidos del olfato, el sabor y la visión se agudizan para captar todos los complementos del buen vino mendocino, guiados por expertos que les harán descubrir los aromas más ocultos de las cepas.
En Otaviano, Laura Franciosi y Gisel Tascheret reciben al visitante con la mejor predisposición y flexibilidad para contestar sus inquietudes de acuerdo a los intereses de cada uno.
“El bus es un servicio que Mendoza necesitaba y a un muy buen costo se pueden recorrer hasta cuatro bodegas por día por unos 65 dólares (con entradas y almuerzo incluido) cuando un tour privado, de igual calidad, cuesta entre 100 y 200 dólares”, comparó Tascheret en diálogo con Télam .
El ticket que permite recorrer las bodegas y elegir en cuál quedarse, para luego seguir recorriendo hasta la tarde, cuesta 190 pesos, en tanto en las bodegas se paga una entrada de entre 40 y 90 pesos.
Séptima, otra de las bodegas más concurridas del circuito Luján Sur, también muestra los usos de la más moderna tecnología para lograr sus vinos y champagne y una arquitectura admirable de cara a las viñas y la cordillera, que tanto atraen a argentinos y extranjeros.
En Otaviano, como opción diferencial para este invierno,, planean incorporar una degustación de chocolates y vinos, comentó Tascheret.
“Sabemos que muchas veces, a la tercera o cuarta visita, la gente ya no quiere recorrer tanto y prefiere sentarse tranquila a contemplar la majestuosidad de la cordillera y ¿qué mejor que con un maridaje de ricos chocolates, café y un buen vino tardío?, explicó.
Los brasileños Lis y Lucas Lipay dijeron que regresaban a San Pablo muy conformes con el trayecto “por los vinos de alta calidad que pudimos probar, el poder conversar con algún dueño y la atención personalizada de cada visita”.
“Para mí estuvo muy bien; me gustó mucho la arquitectura que vi en ciertas bodegas, varios de los vinos que degusté y el almuerzo… volveré a probar con el otro recorrido”, evaluó el marplatense Andrés Amante.-
Fuente: Télam