Córdoba: Villa Rumipal,un edén de flora y fauna

Pasaje sin escalas al corazón de la naturaleza en un refugio de vida donde encuentran contención animales y plantas autóctonas.Hubo una vez un hombre que, con cierta frecuencia, solía descolgar su escopeta y salir en búsqueda de algún animal. Después de varios años de realizar esta actividad, el cazador advirtió el daño que causaba a la naturaleza y sintió la necesidad de un cambio y reparación…

Archivó para siempre el arma y comenzó a compartir su casa con ciervos, pumas, monos y aves. Al cabo de un tiempo decidió recrear un ambiente para que todos ellos convivieran. Una especie de jardín rodeado de monte con árboles y hasta una laguna, donde varios descendientes de aquellos animales que alguna vez ultimó, hoy viven y se reproducen en libertad.

La historia es real y su protagonista es Omar Maschio quien junto a Betty crearon en Villa Rumipal, sobre la ruta 5, en pleno valle de Calamuchita, una unidad ecológica integral denominada el Edén Flora y Fauna a 103 kilómetros de la ciudad de Córdoba.

En el lugar se realizan actividades de conservación e investigación y tareas educativas y recreativas.

Se trata de un monte de 25 hectáreas cercado por un tejido olímpico perimetral en el que conviven aproximadamente 500 animales de 68 especies.

El Edén tiene cuatro kilómetros de camino enripiado que puede recorrerse en vehículo particular; con el Puma-bus para contingentes o a través de caminatas.

El Edén Flora y Fauna es una asociación civil sin fines de lucro que sostiene las actividades mediante un bono contribución de los visitantes y el aporte de quienes se solidarizan e identifican con los objetivos del lugar.

La misión de El Edén Flora y Fauna es conservar especies de flora y fauna, especialmente autóctonas y en detrimento numérico o en riesgo de extinción.

Safari. Al ingresar cada grupo recibe las intrucciones y una guía en CD de audio o cassette.

En el recorrido se encuentran crías de los ñandúes, que son las aves más grandes y que no pueden volar. También hay llamas y guanacos, caballos y ponies que se acercan.

Del mismo modo, se encuentran ciervos y pavos reales que anuncian la llegada a la zona de laguna y habitáculos y sacuden sus plumas acomodando sus grandes colas para dejar perplejos a quienes puedan disfrutar de sus azules tornasolados.

Los búfalos hacen cerrar las ventanillas a mas de uno por su imponencia y robustez. Las liebres maras, muestran sin miedo sus crías y les ofrecen sus atenciones maternales sin timidez. Los sonidos de los pumas en plena época de apareamiento convierten al lugar en un espacio silvestre y casi paralelo al que el turista vive antes y después de ingresar. El gran habitáculo de los felinos, el más grande de Latinoamérica en ambiente natural, permite verlos reproducir sus habitos silvestres : sus siestas, enterrar la comida, trapar, correr y saltar.

Restaurante de campo. Después del safari que las familias realizan en sus vehículos encuentran frente al avistaje de pumas a La Chacrita, restaurante de adobe con techo de troncos, vidriado completo para apreciar los ejemplares que viven en esa zona.

Los anfitriones son Chita y Pancho, la pareja de monos caraya que viven en libertad en los árboles. En tanto, Adela la burra, hace detener a cada vehiculo para recibir ademas de una caricia un poco de maiz.

En el restaurante las mesas y sillas son de madera reciclada y el piso de tierra está bien regado para mantener una buena temperatura en el interior. Allí, se puede degustar unas enormes tablas de fiambres servidas en rodajas de madera y pan casero y unas ricas empanadas cocinadas al horno a leña y a la vista.

Fuente: Diario La Voz del Interior

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