Fin del Mundo:Punto ideal para un trekking otoñal

El Parque Nacional fueguino es un lugar único, donde el bosque balconea sobre el mar y regala naturaleza pura.El Centro de Visitantes Alakush está ubicado en el Parque Nacional Tierra del Fuego. y presenta escenarios naturales con vistas incomparables…

Alemanes, chinos, japoneses, belgas, estadounidenses y todo lo que uno se imagine, son parte de las nacionalidades que eligen conocer el Fin del Mundo, y en especial vivirlo a través de una experiencia con la naturaleza en el Parque Nacional Tierra del Fuego, en el extremo más austral del mapa de la Argentina y antes de llegar a la Antártida.

Unos 350.000 turistas son los que han disfrutado de este paisaje que en otoño se torna especial con sus colores rojos encendidos, ocres, amarillos y marrones, que lo pueblan en las montañas hasta el mar con los guindos o cohiue de Magallanes, las lengas, las estepas alto andinas y los turbales de esta región plena de bosque Subantártico o Andino Patagónico.

Lo cierto es que al mirar el mapa, impresiona ver la zona protegida junto al canal Beagle y en especial caminar junto a la Bahia Lapataia, único fiordo en el lado argentino del canal y la Ensenada Zaratiegui, donde a primera hora del día y vestidos con capas de abrigo, como una cebolla, es posible sorprenderse con un día sin viento y con sol, que alcanza los 12 grados y torna a la experiencia en casi un trekking de primavera pero en pleno otoño.

Una joven pareja de turistas belgas, eligió el Fin del Mundo además de los fiordos chilenos para conocer este punto en el mapa y tras pensar los atractivos en el Parque Nacional «la inmensidad» fue parte de su sorpresa al comentar que en Bélgica un parque nacional alcanza las 6.000 hectáreas como el caso del PN Hoge kempen a diferencia de las 68.909 hectáreas que abarca el criollo PN Tierra del Fuego de las cuales sólo un tres por ciento son de uso público. Pero, claro que con esto, alcanza y sobra para sentirse en el Fin del Mundo.

Lo mismo pensaron Daniel Dentino y su compañero rutero, Juan Carlos Mella, que a bordo de sus motos, dos naves increíbles, recorrieron desde Comodoro Rivadavia (Chubut) hasta Río Grande para llegar al mismísimo cartel donde se señala el fin de la RN 3 con el kilómetro 3.079 y una distancia de 17.848 kilómetros de Alaska. Click foto.

Hay un trekking que se puede realizar en tres horas, ida y vuelta, hasta el Hito XXIV junto al lago Acigami, hasta el límite internacional Argentina-Chile, pero también hay uno que concentra emoción y para el cual hay que prepararse dado que son ocho kilómetros que caminando como cuando uno pasea mirando vidrieras, se accede al final del camino desde la Ensenada Zaratiegui hasta el Lago Acigami para terminar con un refrigerio glorioso en el restaurante del centro de servicios al visitante Alakush, donde se puede recorrer además, una exposición con instalación de la historia de la región.

Lo cierto es que es imperdible ir con un guía experto como Joaquín Ponzo de Canal Fun, Turismo Aventura, que conoce cada detalle del parque y asi podrá ver los últimos frutos de Calafate y probarlos. O también ver el fruto del canelo, un árbol sagrado para los pueblos originarios, que es como una pimienta silvestre.

El sendero recorre el bosque y la costa, se sube y se baja por desniveles sencillos, pero lo cierto es que hay pequeñas ensenadas, y miradores naturales incluso, donde poder conocer los sitios arqueológicos donde los Yámanas construían sus campamentos y con una historia de más de seis mil años, aún se pueden ver los «concheros», recintos que dibujan ondulación en el terreno con forma anular donde se han encontrado restos de valvas marinas (del alimento que consumían), huesos de animales y restos de fogones.

El bosque se siente desde sus árboles hasta en los pies. Hay que estar atentos porque además de los troncos caídos cubiertos por un sinfín de musgos y helechos también como en un mundo «Avatar», se ven hongos de distintos tamaños y colores. La espesura tiene su propio sonido y aroma. Separarse unos minutos del grupo y adentrarse solo por el sendero autoguiado es una experiencia aparte. Siempre avise a su guía por donde está.

Pero los rayos del sol que filtran entre los árboles y tiñen con su estela de luz el camino es una de las experiencias más hermosas. De las diversas especies de mamíferos y de la avifauna local, se verá encantado cuando llegar al medio de un bosque añejo el «toc Toc» incesante y alguna especie de carcajada lo harán levantar la vista y aquí vera el magnífico «Pájaro Loco» el Pájaro Carpintero gigante que puebla la zona e inmortalizó Walt Disney.

Para el intendente del ON Tierra del Fuego, Alejandro Nuñez Ramos, esta región es su lugar en el mundo y destaca que son unos 25 kilómetros de senderos señalizados que el turista puede recorrer dentro del parque, que es el tercero, después de Iguazú y Los Glaciares en su importancia, de generación de divisas para el Sistema de Areas Protegidas de la Argentina.

Hay, sin embargo, una pregunta incesante y es respecto de la plaga que hace medio siglo introdujeron a Tierra del Fuego con fines productivos y económicos pero que no resultó y se transformó en un problema ambiental. Se trata del castor. Algunos exagerados cuentan que hay 180 mil ejemplares y si se tiene en cuenta que la Isla en total está poblada por 200 mil personas casi casi hay uno por uno. Pero los datos no están confirmados salvo que el gran problema que generaron en décadas estos bichos con la construcción de diques para instalar sus madrigueras significaron «cinco millones de hectáreas colonizadas y 30 mil hectáreas de bosque muerto», dijo el Intendente al tiempo que se mostró entusiasmado por el plan que desde hace más de un año se ha desarrollado con financiamiento del Banco Mundial y junto con el Estado nacional y la Provincia para contener a esta plaga además de ser un trabajo binacional, junto con Chile.

¿El resultado? Lo han podido contener y se encuentran «en la fase de control operativo, luego viene la fase de control nominal», explicó el especialista quien junto con el intendente de Parques Nacionales, Carlos Vargas, que recaló en el Fin del Mundo luego de estar varios años en Talampaya, La Rioja, del desierto rojo al bosque andino, un viaje al extremo austral.

La visita a una castorera despoblada le hará comprender la dimensión del problema y el trabajo que han realizado los castores mientras que también la cascada del Río Pipo, a donde se llega con el Tren del Fin del Mundo que se sumerge en el valle del ripio y se pueden ver aún los troncos que talaron los presos del penal de Ushuaia, es un paseo imperdible e inolvidable si lo conjuga con la visita al presidio donde los mayores asesinos de hace más de un siglo y hasta los presos políticos de 1930 pasaron por aquí.

Si el tiempo de estadía le alcanza, un viaje al Faro Les Eclaires (que muchos creen que es del fin del mundo, pero no) con vista a las islas pobladas por lobos marinos, avifauna y hasta la isla Karelo, la más alejada con dos especies de pingüinos, lo harán sentirse un navegante del medioevo e incluso le mostrarán la Isla Picton, de las tres del litigio con Chile en los años 80. Pero ahora, con la voz inigualable de la guía Susana Ghiringhelli, le contará en forma minuciosa la riqueza del Canal Beagle por su historia y naturaleza.

La visita a la ciudad y la ruta de la centolla, le harán conocer también una mirada productiva y de la más alta gastronomía en Tierra del Fuego, el sitio desde donde además de recalar los grandes cruceros del mundo también eligen para iniciar una travesía hasta la Antártida. El Fin del Mundo es argentino.

vicios al visitante Alakush, donde se puede recorrer además, una exposición con instalación de la historia de la región.

Lo cierto es que es imperdible ir con un guía experto como Joaquín Ponzo de Canal Fun, Turismo Aventura, que conoce cada detalle del parque y asi podrá ver los últimos frutos de Calafate y probarlos. O también ver el fruto del canelo, un árbol sagrado para los pueblos originarios, que es como una pimienta silvestre.

El sendero recorre el bosque y la costa, se sube y se baja por desniveles sencillos, pero lo cierto es que hay pequeñas ensenadas, y miradores naturales incluso, donde poder conocer los sitios arqueológicos donde los Yámanas construían sus campamentos y con una historia de más de seis mil años, aún se pueden ver los «concheros», recintos que dibujan ondulación en el terreno con forma anular donde se han encontrado restos de valvas marinas (del alimento que consumían), huesos de animales y restos de fogones.

El bosque se siente desde sus árboles hasta en los pies. Hay que estar atentos porque además de los troncos caídos cubiertos por un sinfín de musgos y helechos también como en un mundo «Avatar», se ven hongos de distintos tamaños y colores. La espesura tiene su propio sonido y aroma. Separarse unos minutos del grupo y adentrarse solo por el sendero autoguiado es una experiencia aparte. Siempre avise a su guía por donde está.

Pero los rayos del sol que filtran entre los árboles y tiñen con su estela de luz el camino es una de las experiencias más hermosas. De las diversas especies de mamíferos y de la avifauna local, se verá encantado cuando llegar al medio de un bosque añejo el «toc Toc» incesante y alguna especie de carcajada lo harán levantar la vista y aquí vera el magnífico «Pájaro Loco» el Pájaro Carpintero gigante que puebla la zona e inmortalizó Walt Disney.

Para el intendente del ON Tierra del Fuego, Alejandro Nuñez Ramos, esta región es su lugar en el mundo y destaca que son unos 25 kilómetros de senderos señalizados que el turista puede recorrer dentro del parque, que es el tercero, después de Iguazú y Los Glaciares en su importancia, de generación de divisas para el Sistema de Areas Protegidas de la Argentina.

Hay, sin embargo, una pregunta incesante y es respecto de la plaga que hace medio siglo introdujeron a Tierra del Fuego con fines productivos y económicos pero que no resultó y se transformó en un problema ambiental. Se trata del castor. Algunos exagerados cuentan que hay 180 mil ejemplares y si se tiene en cuenta que la Isla en total está poblada por 200 mil personas casi casi hay uno por uno. Pero los datos no están confirmados salvo que el gran problema que generaron en décadas estos bichos con la construcción de diques para instalar sus madrigueras significaron «cinco millones de hectáreas colonizadas y 30 mil hectáreas de bosque muerto», dijo el Intendente al tiempo que se mostró entusiasmado por el plan que desde hace más de un año se ha desarrollado con financiamiento del Banco Mundial y junto con el Estado nacional y la Provincia para contener a esta plaga además de ser un trabajo binacional, junto con Chile.

¿El resultado? Lo han podido contener y se encuentran «en la fase de control operativo, luego viene la fase de control nominal», explicó el especialista quien junto con el intendente de Parques Nacionales, Carlos Vargas, que recaló en el Fin del Mundo luego de estar varios años en Talampaya, La Rioja, del desierto rojo al bosque andino, un viaje al extremo austral.

La visita a una castorera despoblada le hará comprender la dimensión del problema y el trabajo que han realizado los castores mientras que también la cascada del Río Pipo, a donde se llega con el Tren del Fin del Mundo que se sumerge en el valle del ripio y se pueden ver aún los troncos que talaron los presos del penal de Ushuaia, es un paseo imperdible e inolvidable si lo conjuga con la visita al presidio donde los mayores asesinos de hace más de un siglo y hasta los presos políticos de 1930 pasaron por aquí.

Si el tiempo de estadía le alcanza, un viaje al Faro Les Eclaires (que muchos creen que es del fin del mundo, pero no) con vista a las islas pobladas por lobos marinos, avifauna y hasta la isla Karelo, la más alejada con dos especies de pingüinos, lo harán sentirse un navegante del medioevo e incluso le mostrarán la Isla Picton, de las tres del litigio con Chile en los años 80. Pero ahora, con la voz inigualable de la guía Susana Ghiringhelli, le contará en forma minuciosa la riqueza del Canal Beagle por su historia y naturaleza.

La visita a la ciudad y la ruta de la centolla, le harán conocer también una mirada productiva y de la más alta gastronomía en Tierra del Fuego, el sitio desde donde además de recalar los grandes cruceros del mundo también eligen para iniciar una travesía hasta la Antártida. El Fin del Mundo es argentino.

Datos útiles

• Guías expertos y excursiones canalfun.com; 02901-435777 / www.infuetur.gob.ar

• Hoteles tres estrellas desde 1.713 pesos, y cinco estrellas desde 2.936 pesos; www.albatroshotel.com.ar / desde 3.100 en alta temprada a 2.200 en baja temporada desde abril.

• Recorrido en el Tren del Fin del Mundo desde 850 pesos (hay en primera con almuerzo Top)

• La entrada al Parque Nacional cuesta desde 350 pesos

• La navegación en catamarán por el Canal Beagle 1.200 pesos

• La visita al presidio es todos los días con guía especializada, donde podrá conocer los detalles de este lugar histórico.

• www.parquesnacionales.gob.ar

• www.turismo.gov.ar

• www.argentina.gob.ar

Fuente:Por Sonia Renison – Especial para La Capital (www.lacapital.com.ar)

Deja una respuesta